Polémica en Francia.Salman bin Abdelaziz ordenó construir, sin autorización alguna, desde una valla hasta un ascensor en una playa pública, frente a su villa real. Los vecinos ya no podrán acceder mientras él este allí de vacaciones.
Salman bin Abdelaziz, de 79 años, hermanastro de Abdalá, quien lo sucede en el trono al fallecido rey de Arabia Saudí. (AP)
La playa está situada frente a la villa real, con una vista paradisíaca sobre el Mediterráneo. Un grupo de obreros, contratados por los sauditas, comenzaron a colar cemento en la playa la semana pasada. ¿El objetivo? Construir un ascensor para que Su Majestad, el rey Salman bin Abdelaziz, pudiera llegar desde su villa en ascensor a la playa.
«Inicialmente la idea era instalar un ascensor permitiendo el acceso a la playa desde la villa. Pero sin autorización, esta construcción esta absolutamente prohibida. Nosotros enviamos a la villa el servicio de urbanismo para explicarles y dejarles en claro la historia de que sobre el dominio marítimo, todas las cuestiones son autoridad del prefecto”, explicó la alcaldesa de Vallaucris, Michelle Salucki. «Obviamente, los vecinos están enojados porque no quieren ser privados de su confort”, dijo. Aunque los vecinos, para poder llegar a la playa, aún deben atravesar un túnel para no importunar a los habitantes de la villa.
Pero dos días después, los obreros estaban nuevamente sobre la playa. El autócrata rey saudita no entiende estas reglamentaciones republicanas francesas. Esta vez, los albañiles iban a colocar una reja cerrada para separar al rey y su amplia Familia real de los veraneantes, ya furiosos al enterarse de la idea.
El acceso del rey saudita a la playa y su privatización forzada se convirtió en un incómodo problema de estado. En los últimos años,Francia tiene relaciones privilegiadas con Arabia Saudita, y ha conseguido venderles armas y sus carísimos aviones de combate Raphale, después de un largo ejercicio de seducción. Nadie quiere que el descanso del soberano sea interrumpido por la burocracia francesa y sus reglamentaciones ni alterar sus millonarios negocios. Pero el equilibrio es muy difícil en pleno verano europeo, con los franceses ejerciendo sus plenos derechos, y cuando hay “alerta atentado” en toda el área de los Alpes Marítimos, donde está la villa real.
El subprefecto de Grasse Philippe Castanet trató de resolver este zafarrancho administrativo protocolar autoritario como mejor pudo. «Estos trabajos han sido realizados prematuramente, sin esperar las discusiones en curso entre Francia y las autoridades sauditas concernientes las condiciones de seguridad que la familia real saudita espera tener muy pronto durante su estancia en Vallauris”, dijo. «Una reunión de trabajo debe realizarse entre el jueves entre las autoridades francesas y los emisarios del rey para determinar cómo la seguridad alrededor de la villa será establecida y asegurada. La playa pública deberá ser totalmente prohibida al público durante la estancia de la Familia Real”, confirmó el subprefecto de Grasse.
Según el funcionario, “aún falta determinar cómo la villa será vigilada, si por personal privado o policías, por rejas o no, y en que momento se podrá recuperar el espacio publico , lo mas rápido posible”.
Otro inconveniente mayor: el terreno donde debe ser colocada la reja ya no pertenece al dominio público sino al SNCF, la compañía de ferrocarriles de Francia, que tampoco tenía la más remota idea de este procedimiento en marcha.
Muchos príncipes y reyes de Medio Oriente huyen del calor del desierto y se instalan en la Costa Azul para pasar el verano. Entre ellos el rey Abdallah de Jordania, quien veranea en St Tropez en su propio barco junto a su familia y otros miembros de la Familia Real Hachemita. El Emir de Qatar y su familia también tiene una propiedad sobre el mar y los vecinos lo ven en su Harley Davidson o en bicicleta pasear por el área. Otros miembros de otras familias reales del Golfo también están en la Costa Azul y son fácilmente identificables por sus espectaculares modelos de automóviles deportivos, que llegan especialmente importados por avión. Pero los sauditas generan una logística sorprendente, que ya era conocida de los españoles cuando llegaban a su palacio de verano en Marbella. Pero ahora han reemplazado España por Francia y los franceses no están acostumbrados ni aceptan mansamente su despliegue ni caprichos de billonarios petroleros.
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