San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

El amor entre otras cosas, por Macarena Sánchez Navarro

Personas lluvia 28Poetas, novelistas y guionistas. Todos ellos complotados para hacernos creer que el amor tiene una forma, un color, es una sensación concreta. Pero en los cuentos de princesas puede que Blancanieves se parezca bastante a Cenicienta, puede que su príncipe con un beso les haga entender por fin el significado que tiene toda la existencia. Pero yo, tuve príncipes y también guerreros y alguna vez algún vil y ruin criminal. A todos los quise de distinta forma, no sé si más o menos pero sí sé que era amor. Pasé mucho tiempo cuestionándome si lo era o no, es que no se parecía del todo a lo que me habían contado, no siempre me invadieron mariposas en la panza, ni se me escapaban sonrisas de solo pensarlos. A veces viajaban  lejos de mí por un tiempo, y no se me desgarraba el corazón. Entonces en vez de mariposas me invadía un temor extremo, ¿sería  incapaz de amar?.

Todo todo lo que pensé que me iba a pasar cuando me enamoré fue distinto. Pero claro, habían creado expectativas imposibles de cumplir. Entonces todo tenía gusto a poco. Siempre esperaba que un multimillonario abandone todas sus riquezas y se venga a vivir a mi humilde casita, o que mueran congelados en mares perdidos por dejarme a mi flotando después del hundimiento de nuestro barco,  o que se peleen en épicas batallas por mi amor. Tristemente descubrí que no soy Helena de Troya, ¡¡¡uhh no saben cómo dolió al principio!!!, pero Helena de Troya no existió, y las épicas batallas pasaron de moda.

Capaz era hora de resignificar el amor. Ya no quería  más recetas, ya no quería que me vengan con cuentos, eran majestuosos y pintorescos, pero ni siquiera me parecía justo que el “amor de mi vida” tenga que cargar con  toda mi persona, no tenía sentido, ya  no quería un “te necesito”. Me llenaba mucho más escuchar “amo tu presencia”,  quería un hombro para llorar mis penas, una sonrisa cómplice, una copa de vino. Apasionadas charlas y besos, encuentros fugaces, un tierno beso en la frente que opacara mis días tristes. Pero También quería escribir, trabajar, quería las risas de mis amigos y el cálido abrazo de mi familia.

Entonces el amor, por fin es hermoso, le saqué el toque de dramatismo, le puse un poco más de realidad (no tanta!!), le dejé algunas escenas que me resultaban simpáticas, caminar bajo la lluvia por ejemplo, y lo más importante lo liberé de mi dependencia, y así quien se anima a quererme puede estar tranquilo, lo quiero a mi lado, y no siendo parte de mí!!! (¡¡¡¡¡Qué suerte tiene de tenerme!!!).

Gentileza
Macarena Sánchez Navarro
Licenciada en Psicología
macasnavarro@gmail.com

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