Gisela Caballero, candidata a Concejal por el Frente Cambia Mendoza, licenciada en Psicopegagía, en diálogo con Pirámide Informativa, se refirió a la violencia de género y a la marcha «Ni Una Menos» – Basta de Femicidios.
Para Caballero, «lo más preocupante es cómo se han naturalizado los hechos de violencia, cómo la gente ya no los detecta, ni siquiera puede detectarlos en sí mismas. La gente es violenta y no puede reconocerse y es lamentable.»
La ong Casa de Encuentro, de quien surgió la idea de organizar la marcha Ni Una Menos, «no ha podido encontrar estadísticas, ni registros, de todos los hechos, y comienzan a preocuparse, porque realmente la violencia de género es un flagelo. Son muchísimos los casos y no puede ser que no se haya declarado una ley de emergencia. Esta marcha es una forma de exigirle al Gobierno la reglamentación de la Ley 26485 de Protección a la Mujeres. La mencionada ley posee una serie de artículos que abarcaría todo lo necesario para prevenir la violencia y proteger a las mujeres ante estos lamentables hechos. Comenzar a mermar la burocracia y no sólo trabajar en prevención, que es lo mejor, sino en ver qué vamos a hacer con la gente que está siendo víctima del abuso y trabajar también con el abusador, a quien se le da una restricción y no la cumple, que se llama a la policía y a veces asiste y otras no, que las mujeres están desesperadas y tienen miedo, y está sin amparo.»
Agregó que «también es preocupante el no te metás, el callarnos, el naturalizar, y sobre todo lo más patológico de la sociedad es decir que es un problema de ellos (por la pareja), si ella lo aguanta o vuelve por algo será, si el le pega por algo será, qué habrá hecho ella, o que las cositas íntimas como estas se arreglan dentro de la familia. Esto realmente no es así. Esto trasciende a que la mujer víctima de la violencia no tiene las herramientas necesarias para poder salir de esta situación. No sabe, no puede buscar ayuda. Entonces, desde el Estado debemos garantizarle la pronta y rápida acción desde lo legal, desde la Justicia en actuar con el maltratador y el Estado debe asegurarle a esa mujer que reciba el tratamiento adecuado para que vuelva a fortalecer su estructura psicológica y sentirse capáz de tomar las riendas de su vida. El violento o maltratador le saca toda la capacidad de manejar su vida y pasa él a tomar las decisiones por ella y decirle cómo debe vestirse, adónde debe ir, que debe pedir permiso o con quien juntarse, y detrás de todo esto la humillación y la denigración. Quien sufre esto durante mucho tiempo no podrá salir sola de ese círculo vicioso y patológico. Hay que asegurarle la ayuda y la contención a ella y al resto de la familia, como los niños, quienes naturalizan este tipo de situaciones, y en la mayoría de los casos también son víctimas de la violencia.»
Lo más importantes es que no se debe justificar ningún tipo de violencia diciendo por ejemplo, que estaba muy nervioso porque no tiene trabajo, es que justo estaba drogado, es que las cosas no le salen como él quiere, es que el alcohol, etc. etc. Nada justifica un golpe. No debemos permitir que violen nuestros derechos de seres humanos», concluyó Gisela Caballero.
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