San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Oscar Martínez, sobre La patota: «Va a generar debate sobre temas que trascienden la película»

oscar martinezOscar Martínez durmió poco pero no se le nota. Dio varias notas, y eso tampoco se nota. Habla con el mismo entusiasmo con cada periodista que se sienta en frente a conversar sobre La patota, el film que estrena hoy y lo regresa a la pantalla grande con un nuevo desafío: interpretar el padre de una mujer violada. El día anterior estuvo grabando en San Justo hasta las dos de la mañana escenas del largometraje Un ciudadano ilustre. Este año, los proyectos de Martínez están volcados al séptimo arte. «Traeme un cenicero, por favor», pide antes de arrancar la charla con Personajes.tv.  Y en medio de un bar lleno de cámaras, con el primer frío del invierno, hace un recuento de su año, del boom de Relatos salvajes a la polémica en la tira de Pol-ka, Noche y día. El actor se anima a dudar de los números del rating y promete que La patota es una versión distinta a la que protagonizó Mirtha Legrand y dirigió Daniel Tinayre y que va a generar debate sobre el momento histórico que vive la Argentina.

En La patota dirigida por Santiago Mitre, Martínez interpreta al padre de la protagonista (Dolores Fonzi), un juez con ambiciones políticas que ocupa un lugar muy importante en el desarrollo de la trama y que difiere bastante del personaje que José Cibrián encarnó en la versión de Daniel Tinayre de 1960. «Es muy distinto el guión, nada que ver, tiene 18 vueltas de tuerca. El personaje del padre no tiene nada que ver con lo que pasa en esta versión. Acá se toma el tema de la violación y del embarazo, pero todo lo demás es otra cosa», remarca.

-¿Qué fue lo que te interesó de esta remake?

-Me encantó hacerla, me gustó muchísimo. Yo no había trabajado con Santiago [Mitre] y él había hecho sólo El estudiante que sí había visto, y leí el guión y me gustó muchísimo. Me gustó la historia, me pareció muy infrecuente por el asunto, por los temas de los que se trata. Una película de actuación, con secuencias muy largas, mucho texto, cosa que no es tan frecuente en el cine nuestro, y con sustento. Interesante, yo creo que va a producir cierta discusión, cierto debate.

-¿Con qué se va a encontrar la gente que vio la versión original?

-Con algo nuevo. Se van a encontrar con un producto serio que tuvo la suerte de ser avalado en la semana de la crítica en Cannes, lo cual le da un empujón promocional y cierto prestigio previo que no viene mal. Un producto sin concesiones comerciales, una historia dura, cruda, conmovedora y con el estímulo de poder reflexionar, discutir temas que trascienden la propia historia de la película que, me parece a mí, hacen al momento histórico que vivimos en la Argentina. El tema de la mujer, de la ideología, el tema de cómo alguien por dogmatismo ideológico puede llegar a convertir a los victimarios en víctimas.

-Viene en un momento en el que la violencia de género está siendo denunciada constantemente…

-Exacto, después de la marcha del 3 de junio, claro.

-Hay algo que se está repitiendo en tus personajes. Desde Relatos salvajes, pasando por Noche y día y ahora en La patota fuiste empresario adinerado, un policía corrupto y un juez influyente, ¿qué te atrae de estos personajes poderosos?

-Son papeles duros. No sé, supongo que es difícil imaginarme viviendo en la villa 31/14, debe ser por eso, por mi condición física, pero son personajes muy distintos. Lo que sí, algo que me observaron es que tanto en Relatos… como en ésta interpreto a un hombre que vive una situación dolorosa y que compromete la vida de su hijo y la suya propia.

-¿Cómo viviste el éxito de Relatos…?

-Fue hermoso ser parte de Relatos salvajes. Cuando leí el guión por supuesto me zambullí de cabeza y a la media hora lo llamé a Damián [Szifrón] y le dije: «Sí, quiero hacer tu película». Y pensé desde ese momento que tenía muchos condimentos para ser exitosa, lo que nadie podía prever es la dimensión de ese éxito, los 4 millones de espectadores, a qué más puede uno aspirar tras haber formado parte de una película como esa con la trascendencia que tuvo acá y afuera. Eso fue una agradable sorpresa, consecuencia de la experiencia que fue en sí misma hermosa. Trabajar con Damián es un placer muy grande. Tuvimos un encuentro mutuo muy fructífero, muy entrañable.

-Faltó el Oscar…

-Eso es lo de menos. Un poco me pasó con La tregua varias vidas anteriores, que también compitió por el Oscar y perdió con Amarcord, de Federico Fellini, nada menos. Es una película ya mítica del cine argentino. Es muy grato, es una sensación placentera haber podido estar allí y además porque tuve un rédito personal que nunca esperé. Porque en una película coral como Relatos…, con excelentes actores y con personajes muy atractivos en todos los casos. A priori, yo no pensé que el personaje mío me diera las gratificaciones personales que me dio, fue una historia que pegó mucho. Así que… es una experiencia fantástica desde todos los puntos de vista.

-¿Porqué pensás que tu personaje pegó tanto?

-Mi historia era la más realista, pero no me daba cuenta de eso. Pensaba que la historia de Ricardo [Darín], la de Érica [Rivas], por ejemplo, eran más tribuneras, de un efecto más directo sobre el espectador, con más humor. Sin embargo, por el hecho de que la historia fuera más seria y que fuera con contenidos tan reales -encima con dos casos que a la par del estreno de la película se reavivaron y estaban en los debates de los programas televisivos y en las tapas de los diarios- estaba muy presente el tema, por un lado, y, por otro lado, creo que todo padre de hijos adolescentes tiene el temor de vivir esa pesadilla, ¿no? Entonces, produjo un efecto de identificación muy grande tanto en hombres como en mujeres que son madres. Te digo por lo que me decía la gente por la calle. Y la historia en sí tuvo mucho impacto emocional en los espectadores y eso para mí fue una sorpresa, no esperaba tanto. Fue fantástico.

La tele y el rating

-En televisión, venís con una racha no tan buena, ni Condicionados ni Noche y día tuvieron tanto éxito…

-No estoy teniendo tanta frecuencia en la televisión como tuve en otras épocas. Para mí la experiencia en Noche y día fue buena. Me gustó hacerlo, ellos quedaron contentos con el trabajo y para mí fue una experiencia muy interesante. Sabía que eran seis meses porque empezaba a rodar de vuelta, todo eso estaba contemplado muchos meses antes de empezar a grabar. Insisto, fue una buena experiencia y positiva también por la devolución que tuve.

-¿No te dejás llevar por los números del rating?

-Yo siempre dudé de los números porque yo no podía caminar por la calle en ningún lugar. Hace un mes yo estaba filmando en la ciudad de Navarro, te pongo ese ejemplo como te puedo decir cualquier lugar al que iba o voy, y me gritaban desde nenitos a hombres y mujeres: «Inchausti», «Inchausti», «Inchausti» [Guillermo Inchausti era el personaje que hacía en Noche y día] . O vas a cargar nafta y el que te carga el tanque te hace un comentario. Era impresionante lo instalado que estaba ese personaje en la gente. Por eso te digo que es relativo eso de los números, bastante relativo. La televisión tiene eso, la devolución la tenés inmediatamente en la calle al otro día. Y vos te das cuenta cuando algo se ve o no se ve. Te puedo asegurar que este programa se vio mucho, pero no tendría ningún problema en decir «no funcionó». Independientemente de la planilla, de cómo se dibuje eso o de la confiabilidad que tenga el sistema, uno se da cuenta. Con Condicionados no me pasaba eso. El barómetro lo tiene uno todo el tiempo.

-¿Y todo lo que circuló en torno al clima con Facundo Arana?

-Mi experiencia con Facundo Arana fue formidable, óptima desde ese punto de vista. No se sentía dentro del set un malestar, de ninguna naturaleza, al contrario. Un compañero de trabajo fantástico, cálido, afectuoso. Fue 100 puntos. El tema de mi salida del programa lo aclaré antes, porque independientemente del éxito que tuviera mi personaje dentro de la historia, mi contrato era hasta el 15 de abril y así fue. Yo empezaba a filmar a los pocos días una película. De hecho, terminé un viernes y el lunes estaba filmando El espejo de los otros de Marcos Carnavale. Además, esa misma semana viajé a Barcelona para hacer las primeras tomas de El ciudadano ilustre…. y me tenía que ir y punto. Adrián sabía.

– Es el momento de Oscar Martínez en la pantalla grande…

– Ahora estoy haciendo cine. Tengo todo este año cubierto por el cine, cosa que me agrada que sea así porque tenía muchas ganas de hacer cine y tuve la suerte de que me cayeran proyectos que me sedujeron, que me gustan hacer. No está en mis papeles ni hacer teatro ni televisión. Vamos a ver.

– ¿No extrañás hacer teatro?

-No extraño el teatro porque hice mucho tiempo y muy seguido. En este momento, estoy muy entusiasmado con el cine y es muy excluyente. Tiene muchas horas de rodaje por día, no podría irme a la noche a hacer una función de Amadeus, después de 10 horas trabajar, y levantarme a las 6 de la mañana para ir a rodar, imposible.

Fuente: Personajes TV

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