San Rafael, Mendoza 05 de mayo de 2024

Humanista por esencia

humanistaEntre tanta hipocresía, mentiras, corrupción, personajes macabros que prometen pero no se comprometen, que arengan  a trabajadores, a jubilados, a niños y mujeres, solo cuando les conviene, que bien saben que del dicho al hecho hay un largo trecho pero ni empiezan a caminarlo. Entre basurales, maltrato animal, madres que abandonan a sus bebés, padres golpeadores, adolescentes que desquitan propias frustraciones contra sus compañeros.

Entre tantas cosas me acordé de una mirada, y como si me hubiese despertado en otra realidad, vi ojos profundos, preocupación impresa en un rostro, una mano que ayuda a levantarnos; también me acordé de mi mamá haciendo una torta para el cumple de mi hermano, de una voz amiga que cálidamente me dice “todo va a estar bien”, de la risa de mi hijo, la inocencia de todos los niños. Me acordé de mi primer amor y de los adolescentes enamorados, y de que si el trabajo dignifica, lo digno que es mi papá y muchos de sus colegas. Recordé vívidamente la tristeza de aquel “gran señor”, que quizás había perdido su trabajo, o se había peleado con su mujer, tal vez estaba enfermo, esa tristeza impregnada en cada centímetro de su ser, y de cómo quise ayudarlo aunque no lo conociera.

Así estaba plasmada la humanidad en su mejor condición, en todos, en detalles, había un pedacito humano en cada uno de nosotros, en el amor, en la empatía, en la tristeza  y en el miedo. Porque si bien la envidia, el enojo y el odio también son humanos, mientras más tiempo habiten en nosotros, menos de nosotros va a quedar, remplazándonos por sombras de lo que éramos, por eso,  como si quemaran,  hay que soltarlos lo más pronto posible.

Amo al ser humano, aunque esté pasado de moda decir esto, pero lo defiendo, porque siempre trato de entenderlo, porque tiene el peso de la angustia que lo acompaña silenciosamente, esperando para hacerse escuchar, a veces se disfraza de enojo y odio y otras, es mejor  y aprovecha la vida para darnos lecciones. Por eso, antes de juzgar, escucho, siempre hay una historia para contar. Y si se ha vestido de enojo, me toca encontrar la forma de ayudar a soltar, como un globo con helio, que vuele y explote lejos. A esto me dedico y es lo que me apasiona.

Me apasiona,  porque detrás de enojos, de miedos, de indiferencia, detrás de egos  gigantes, me encuentro con algo muy real.  De vez en cuando aparece, aunque siempre en distintos rostros, el ser humano, su esencia despojada de todo lo que la altera. Y charlamos y me cuenta, me enseña tantas cosas. Sabe de ser feliz, sabe de amar, también sabe que todos la esconden pero que  existe en cada quien. Aprovecho al máximo el encuentro porque sé que dura poco, pero entre todo lo que me enseñó, me enseñó a buscarla, la clave está en encontrarla primero en uno mismo. Si la encontrás, abrázala bien fuerte porque enseguida surgen nuevos miedos, y tristezas y enojos y reflexiones y vicios y tantas otras cosas  que la esconden de nuevo. Y yo… ¡¡sinceramente espero con ansias mi próxima cita!!

Gentileza
Macarena Sánchez Navarro
Licenciada en Psicología
macasnavarro@gmail.com

 

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