- Esta enfermedad es la segunda causa infecciosa de pérdida de visión en todo el mundo
- La herramienta ha contabilizado con éxito gusanos inmaduros en un estudio piloto
Un microscopio en el móvil
Un parásito, Onchocerca volvulus, es el responsable de esta enfermedad que se empeñan en transmitir algunos tipos de moscasnegras en las zonas más pobres del planeta, con especial predilección por África central. Otro parásito similar, el nematodo Wuchereria bancofti, es el causante de la elefantiasis o filariasis linfática, que ocupa el segundo lugar en el macabro ranking de enfermedades incapacitantes del mundo.
Frente a estas dos desoladoras dolencias, la buena noticia es queexiste un tratamiento preventivo y barato al que todos pueden acceder. Tanto, que la OMS estableció en su día programas de administración masiva del mismo -ivermectina, sola para la Ceguera de los ríos y en combinación para la elefantiasis- a individuos residentes en zonas de riesgo.
Pero el cuento de hadas no tuvo final feliz. A pesar de que la incidencia de la enfermedad se ha conseguido reducir gracias a estos programas, muchos de ellos se han tenido que interrumpir. Y todo por un tercer parásito en discordia, el también nematodo Loa loaque causa otra patología, la filariasis.
El problema está en las interacciones del fármaco casi milagroso con este gusano. Cuando Loa loa (o su forma inmadura, la microfilaria) está en la sangre a niveles bajos no sucede nada, pero, cuando los niveles son más elevados, llega el desastre. El fármaco interactúa con el parásito y provoca gravísimos efectos secundarios, principalmente neurológicos.
Por esta razón, y a pesar de que parecía ser la herramienta perfecta, la puesta en marcha de campañas de administración masiva de ivermectina, se paralizó en muchos países. En este tiempo, se han desarrollado distintos intentos para solventar este problema. La OMS, por ejemplo, desarrolló una herramienta consistente en realizar un cuestionario y revisar el fondo ocular de los habitantes de un área determinada para saber si había carga elevada de estos parásitos, o loiasis.
Pero la herramienta presentada hoy va más allá, ya que no solo simplifica el proceso (no es necesario un cuestionario) sino que se apoya totalmente en la tecnología para contabilizar los gusanos inmaduros. Y lo hace con éxito, según el estudio piloto realizado en 33 individuos sospechosos de padecer la infección (y no ser aptos, por lo tanto, para el tratamiento) en Camerún.
El autor principal del estudio, Daniel Fletcher, explica a EL MUNDO que ambas aproximaciones «pueden ser complementarias». Aunque reconoce que no ha tratado con la OMS sobre la prueba de su dispositivo -que consiste en analizar una gota de sangre, depositarla en un complemento del móvil y poner en marcha la aplicación, que contabiliza las larvas- señala que la financiación ha venido de manos de otras entidades internacionales importantes, como la Fundación Bill y Melinda Gates o los propios Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EEUU.
Aunque la herramienta, subraya, está diseñada para que la utilicen profesionales médicos -y siempre dentro de campañas de administración masiva de fármacos- Fletcher apunta que es «fácil de utilizar y requiere de una preparación mínima para su uso». «Una vez que la muestra de sangre está cargada en el dispositivo, el usuario solo necesita apretar un botón para empezar el test y recibir la medida del número de gusanos», resume.
Con respecto al posible coste del dispositivo, el científico aduce que anticipan que se podrá cribar a cientos de pacientes por díausando solo «tres o cuatro» dispositivos. «Esperamos reducir el coste de la herramienta cuando llevemos a cabo un ensayo clínico multitudinario que reducirá los costes de producción», concluye el médico, que anuncia que dicho test comenzará a finales de año.
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