Mendoza es la cuna del vino en la Argentina, pero también allí se fabrica gran parte del material con el que se elaboran las botellas
Foto: LA NACION
Ésta no es sólo la tierra del sol y del buen vino, sino también la cuna del vidrio de calidad para la industria vitivinícola. En mercados mundiales cada vez más exigentes la importancia de la botella, con aggiornado diseño y mejor calidad, ha sido determinante para las bodegas de la región en su proyección internacional, lo que ha permitido a su vez un crecimiento exponencial de la producción del sector de los cristales.
En este negocio aparece en primera escena una empresa fundada en Francia y líder a nivel internacional que hizo fuerte anclaje en la provincia hace 16 años: Verallia, la marca mundial delpackaging del Grupo Saint-Gobain, que lleva invertidos más de US$ 170 millones en Mendoza y que alcanza una producción anual de 550 millones de botellas.
Asimismo, en la industria nacional del vidrio, con menor participación en el mundo de los caldos pero más enfocada en otro tipo de envases, como son los de cervezas, licores, gaseosas, sidras, jugos y los diferentes frascos, se encuentra Cattorini Hermanos, con sede en Buenos Aires, y con hornos en Mendoza y en San Juan, al igual que la empresa multinacional estadounidense Owens-Illinois, con una planta de producción en Rosario, Santa Fe.
Verallia Argentina llegó a Mendoza en 1998 al adquirir la histórica cristalería Rayén Curá, fundada en 1947 y ubicada en Rodeo de la Cruz, Guaymallén, a 10 kilómetros de la Ciudad de Mendoza. Hoy, Verallia es la número uno en fabricación de envases de vidrio para la vitivinicultura de toda la Argentina y, en esta rama, lo es también a nivel global. En todo el mundo, con 33 hornos, Saint-Gobain se encuentra en el tercer puesto en volumen de producción general.
En la Argentina, el 99% de la producción de Verallia está destinada para envasar vino y champagne, mientras que el 1% es para aceite de oliva.
El director general de la firma, Walter Formica, destacó que han crecido mucho en corto tiempo. «Nuestra estrategia es la calidad del producto y el servicio, con los más altos estándares. Es muy exigente el mercado exportador. Nuestro objetivo es seguir creciendo en lo económico, lo social y en el cuidado ambiental», indicó el directivo.
Formica no deja de volver a los orígenes de la pequeña pero reconocida empresa que compró Verallia, que pasó de tener 130 empleados en 1998 a 385 en la actualidad. «Rayén Curá era una firma familiar que tenía un muy buen prestigio ganado en el mercado en calidad pero con poca participación, que rondaba el 8 o 9%», dijo el ejecutivo.
En 2000 se construyó un nuevo horno, de mayor capacidad, con una inversión de US$ 60 millones mientras que en 2010 el grupo decide hacer una inversión para un nuevo horno con un desembolso de US$ 70 millones. El año pasado se hizo la remodelación, reparación y puesta a punto tecnológica del segundo horno, con una inversión de US$ 30 millones. Así, la empresa desde que llegó al país ha destinado unos US$ 170 millones en la planta. En la actualidad, la firma mantiene una producción anual de 550 millones de botellas, lo que representa un incremento del 800% en 16 años.
Según los directivos de Verallia, la producción podría incrementarse porque lo permite la capacidad de la planta, aunque todo depende del requerimiento del mercado, teniendo en cuenta la compleja situación por la que atraviesa el sector vitivinícola. «Vamos de la mano con lo que sucede con la vitivinicultura y corremos la misma suerte. A pesar del amesetamiento y las pocas expectativas de crecimiento para este año, soy optimista por los profesionales de alto nivel que tiene la vitivinicultura, por las inversiones y por la bendición que significa el Malbec», indicó el directivo.
Por su parte, la industria del vidrio en todo el mundo enfrenta nuevos desafíos. Por eso, Verallia trabaja a pleno en la innovación y en proveer no sólo botellas con mayor conciencia ecológica y más livianas, como la actual línea Ecova (ecología y valor), sino que se plantea la creación de envases transparentes y con protección de rayos UV, para darle más jerarquía visual al vino. Mientras, los enólogos piden que los cambios no atenten contra la calidad de sus caldos. «Se está investigando con fuerza y todo se encamina a estos cambios. Parece que la disputa la va ganando el marketing», dijo Formica y remató.
Saint-Gobain tiene presencia en 47 países y emplea en todo el globo a unas 200.000 personas. Verallia tiene un plantel de 15.000 trabajadores en todo el mundo, y Mendoza se ha convertido en una pieza fundamental de este grupo internacional que busca que sus envases puedan lucirse junto con la bebida de los dioses en cualquier rincón del planeta.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1791367-sin-titulo
Por Pablo Mannino | Para LA NACION
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