San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Corrupción mundial del fútbol

  • FBIfifaDetenidos en Suiza 7 miembros de la FIFA a petición de EEUU

  • Tres Mundiales, de Sudáfrica 2010 a Qatar 2022, manchados
  • Rusia, sede en 2018, se rebela contra EE.UU. por la investigación

A 200 metros del final de la avenida Dreiwiesenstrasse, donde asoman las primeras vistas del lago de Zúrich, junto al Liceo Francés, se despliega un verde deslumbrante, muy suizo, interrumpido por un edificio también muy suizo, de esos donde se decide qué sucede en el mundo bajo prácticas no del todo.

Sede de la FIFA. Hacia allí se volvió ayer el mundo, con mirada de sospecha. Parte de su cúpula ha sido desarticulada, pues al parecer, se dedicaban a actividad fraudulentas. Entre los acusados se encuentran dos vicepresidentes de la FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo y el caimanés Jeffrey Webb, así como el ex presidente paraguayo de la Confederación Sudamericana (Conmebol) Nicolás Leoz. El resto son el costarricense Eduardo Li, el nicaragüense Julio Rocha, el trinitense Jack Warner, el venezolano Rafael Esquivel, el brasileño José María Marín y el caimanés Costas Takkas. Gente variopinta (ver apoyo superior).

Siete de ellos (salvo Leoz y Warner) dormitaban plácidamente ayer en Zúrich. No es casualidad que el dueño del fútbol mundial, la FIFA, tenga su sede en la cuarta ciudad más cara del mundo, un lugar donde un café son cuatro euros y un bocadillo vegetal, 15. Un trocito de tierra en el que el 25% de sus habitantes trabajan en bancos o fondos de inversión, un sitio con hoteles como el Baur au Lac, «el number one», dice Sebastien, el taxista, en un afanoso inglés, un edificio del siglo pasado en la orilla norte del lago donde se puede dormir a partir de 1.200 euros. Inaccesible, por supuesto.

Inaccesible para los medios e inaccesible, acaso más, para los siete miembros de la FIFA que ayer por la mañana fueron sacados de sus habitaciones -algunos estaban todavía en pijama- por agentes de la Policía Cantonal de Zúrich. Los agentes cumplían órdenes de la Fiscalía de EEUU, cuya investigación, iniciada hace años, tuvo sus primeros frutos. Las detenciones, que pusieron patas arriba al fútbol mundial, se produjeron apenas 24 horas antes de que comience, hoy, el 65 Congreso de la FIFA, donde Joseph Blatter, si un nuevo escándalo no lo impide, será reelegido presidente por quinta vez.

Nada se lo impedirá. Ni siquiera la petición de la UEFA ayer. Michel Platini, contrario a Blatter, reunió de urgencia a su Comité Ejecutivo en Varsovia -donde asistieron a la final de la Europa League- y de esa reunión salió la petición de aplazar seis meses la votación para la elección de presidente, e incluso algunas fuentes insinuaban la posibilidad de boicotear el sufragio. La FIFA, como siempre, no se dio por enterada. Lo único que hizo durante el día -lleno de intrigas, rumores, insinuaciones…- fue, mediante su director de comunicación, decir que colaborarían con las autoridades y que era un día «triste» para el fútbol. Porque, a todo esto, mientras los miembros de su organización eran arrestado por el proceso llevado a cabo en EEUU, otros agentes de la policía suiza exploraban los ordenadores en su sede central a causa de otra investigación paralela que escudriña la asignación a Rusia y a Qatar de los Mundiales de 2018 y 2020. Para terminar de liar la madeja, resulta que estas investigaciones tendrían su origen en denuncias de la propia FIFA. Una locura.

«Lo que se busca es ensuciar el Congreso. Hay gente que se la tiene jurada a Blatter y eso lo va a enturbiar todo, seguro», explicaba ayer a EL MUNDO una fuente que estará hoy en el HallenStadion. En los pasillos de ese centro de convenciones se habla de la venganza de Michael Garcia, el ex presidente del Comité Ético de la FIFA, cuyo informe de 350 páginas, 75 testigos y 200.000 documentos sobre los Mundiales de 2018 y 2022 no fue hecho público. Y no sólo no fue hecho público, sino que además fue analizado por un jurista de FIFA, Hans-Joachim Eckert, qué concluyó que no había nada extraño. Total, dijo, todas las candidatas cometieron irregularidades.

Garcia, que pasó un año entro entregado a ese informe, dejó su cargo en diciembre y volvió a su casa en Nueva York, junto a su mujer, una agente del FBI. Rebobinamos: Michael Garcia está casado con una agente del FBI, cuyo director, James Comey, fue quien ayer detalló, junto a la fiscal general de EEUU, Loretta Lynch, los 47 cargos que el Departamento de Justicia tiene contra nueve directivos de la FIFA -entre ellos, claro, los detenidos en Zúrich- y cinco empresarios deportivos. Los cargos más llamativos: corrupción, soborno, asociación delictiva y conspiración para el blanqueo de dinero. ¿Cómo funcionaba la trama? Sencillo.

Lo explica Lynch: «Estos individuos usaron el soborno para decidir quién iba a televisar los partidos, dónde se iban a celebrar y quién iba a presidir la organización. Usaron sus posiciones para solicitar sobornos por los derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo». Alguno ingresó 20 millones negros en 19 años.

La suciedad comienza, cronológicamente, en la asignación del Mundial de Sudáfrica 2010, que se produjo -la asignación, no el Mundial- en 2001, y afecta a la Copa América de 2016 e, incluso, a la cuarta reelección de Blatter, en 2011. Es decir, no parece haber una elección limpia en la FIFA desde hace dos décadas (Blatter llegó al cargo en 1998).

Como resulta que esto no ha hecho más que empezar, y que hay una investigación externa abierta sobre los Mundiales de Rusia y Qatar, el comité organizador ruso le faltó tiempo para ponerse a disposición de las autoridades, a resaltar que «sólo dos» de los detenidos habían votado en su elección y que, por supuesto, habían logrado ser sede del Campeonato del Mundo con suma limpieza. Es más, su ministerio de Asuntos Exteriores reaviva la Guerra Fría e hizo pública una nota en la que cuestiona el hecho de que EEUU pueda aplicar sus leyes fuera de su territorio, hasta Suiza. Qatar 2022, sobre la que recaen las mayores sospechas a raíz de multitud de investigaciones periodísticas, ni siquiera se molestó en desmentir nada.

 

Fuente: http://www.elmundo.es/deportes/2015/05/27/55662f7f46163f64388b4594.html
EDUARDO J. CASTELAOEnviado especial Zúrich
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