Las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán entra en su fase final
El plazo para alcanzar un acuerdo termina este martes
Asistentes a una reunión de los negociadores del 5+1 (EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña, Alemania y Francia) y la República Islámica de Irán BRENDAN SMIALOWSKI EFE
FECHAS. En realidad, la única fecha definitiva para un acuerdo es el 30 de junio. La del 31 de marzo no tiene nada que ver con las negociaciones nucleares, sino con otro conflicto imposible de solucionar, que marca la política mundial desde hace 225 años: las broncas entre el Legislativo y el Ejecutivo de EEUU. La clave está en que, a partir del 1 de abril, el Senado estadounidense puede votar -y aprobar- una ley en virtud de la cual ese cuerpo legislativo se arrogará dos capacidades: una, dar luz verde o tumbar cualquier acuerdo que alcance la Casa Blanca con Irán; y dos, imponer nuevas sanciones a ese país.
Si el proyecto se convirtiera en Ley, no hay duda de que el Senado de EEUU torpedearía cualquier acuerdo. Pero no haría falta ni siquiera que se aplicara. Su mera existencia deja a John Kerry en una especie de monigote, dado que cualquier entendimiento con Irán dependería de lo que decidiera el Senado. En su Discurso del Estado de la Unión, el 20 de enero, Obama ya dijo que vetaría esa ley. sU portavoz, Eric Schultz, volvió ayer a repetirlo. Según la Casa Blanca, esta materia «es parte de los poderes del Ejecutivo».
En realidad, Obama tiene dos semanas, porque la Semana Santa han suspendido los plenos del Senado hasta el 13 de abril. Pero Obama y Kerry no quieren forzar las cosas hasta ese extremo, porque podrían dar excusas a los duros del Senado.
PLAZOS. El objetivo del acuerdo no s que Irán deje de tener un programa nuclear, sino que Irán mantenga su programa nuclear en un estadio en el que tardaría meses en ser capaz de tener una bomba atómica. Así, en el caso de que Teherán violara el acuerdo, la comunidad internacional tendría tiempo de volver a imponer sanciones a ese país o, en el peor de los casos, de lanzar una operación militar.
La cuestión es en qué fase deberán los iraníes ‘congelar’ el aspecto militar de su programa. Estados Unidos quiere que el acuerdo se diseñe de tal forma que, si Irán lo rompe, necesite al menos doce meses para fabricar una bomba atómica. Para ello hay que limitar los aspectos técnicos de la industria nuclear iraní.
CENTRIFUGADORAS. Irán tiene unos 20.000 centrifugadores. De ellos, unos 10.000 están funcionando que, como su nombre indica, mueven el uranio a una velocidad extremadamente alta para aumentar su concentración, necesaria para fabricar bombas atómicas. EEUU quiere reducir ese número a unos 6.500-7.000. Teherán dice que no aceptará nada por debajo de 7.000. Israel solo acepta un número: cero.
PUREZA. Anoche, ése era uno de los principales escollos. La comunidad internacional quiere que Irán se quede con uranio con una pureza igual o inferior al 5%. El resto deberá ser transferido a otro país, presumiblemente Rusia. En teoría, la República Islámica ha logrado una pureza de su combustible nuclear del 20%. Para hacer una bomba atómica ésta debe alcanzar el 90%. Al cierre de esta edición no estaba claro si Irán estaba dispuesto a ceder en este punto, informa Stefano Marchi desde Lausana. Si no es así, no habrá acuerdo.
INSPECTORES. Para garantizar que Irán está cumpliendo el acuerdo, el Organismo Internacional de la Energía Atómica deberá examinar sus instalaciones de forma exhaustiva. Y ésa va a ser una fuente de controversia infinita, no solo desde el punto de vista técnico, sino también psicológico, puesto que los iraníes van a considerar esas inspecciones como poco menos que afrentas a su soberanía. Encima, hay que tener en cuenta que Irán ha visto de primera mano cómo Israel pulverizaba los reactores de Irak en 1981 y Siria en 2007, así que ha dispersado su programa nuclear en cientos de lugares, muchos de ellos subterráneos y casi todos secretos. No solo eso: Teherán se niega a dar información a la comunidad internacional acerca de sus investigaciones nucleares en el pasado, lo que ha desatado sospechas de que está tratando de esconder algo.
FECHA DE CADUCIDAD. El acuerdo durará 10 años, aunque Francia preferiría 15. Pero ¿qué pasará después? Según ha declarado a ELMUNDO un diplomático occidental sigue siendo «complicado» un entendimiento con Irán sobre «lo que pasa después», en concreto sobre la continuación de las inspecciones nucleares en la República Islámica.
FORMA JURÍDICA DEL PACTO. Por surrealista que parezca, no se sabe aún cómo va a ser plasmado el acuerdo… si es que hay acuerdo. El G5+1, encabezado por Estados Unidos, quiere que éste quede plasmado en una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. No es una distinción baladí. El sello de la ONU le da al acuerdo mucha más fuerza, y carácter vinculante desde el punto de vista jurídico. O sea: si Teherán lo viola, se encontrará violando la ley internacional. Claro que todo esto se mueve en un reino evanescente. Por poner un ejemplo, el propio Schultz admitió ayer a la prensa de EEUU, mientras volaba en el avión de Obama, que ni siquiera la Casa Blanca sabe quién va a firmar el acuerdo, o si éste necesitaría ratificación del Congreso.
¿DEROGAR O SUSPENDER?. Irán quiere que, si se llega a un entendimiento el 30 de junio, las sanciones económicas que están pulverizando su economía se deroguen de forma definitiva. El 5+1 sólo quiere suspenderlas, de modo que sea más fácil restablecerlas si Teherán incumple los términos del pacto. Pero no acaban ahí las divisiones. EEUU, Alemania, Francia y Gran Bretaña quieren que, en caso de que Irán incumpla el acuerdo, las sanciones se reinstauren automáticamente. Rusia y China se oponen a ese mecanismo, y quieren que sea el Consejo de Seguridad de la ONU quien decida nuevas sanciones. Eso daría la posibilidad a Pekín y Moscú de emplear su derecho a veto en ese organismo.
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