«A diferencia de Estados Unidos, la Argentina no suele opinar acerca de las cuestiones internas de otros países, aunque si critica y seguirá criticando la injerencia en los asuntos internos de otros países». Con esa frase, destacada en un comunicado de la Cancillería, el Gobierno argentino cuestionó a su par de Estados Unidos luego de que su principal funcionaria para América Latina, Roberta Jacobson, sostuviera que la economía argentina está “en muy mala forma”.

Sin embargo, el mismo texto de la Cancillería que cuestiona las opiniones sobre otros países responde a las declaraciones de Jacobson con una serie de evaluaciones sobre la situación económica de Estados Unidos y su responsabilidad en la crisis global, al tiempo que elogia la situación económica de la Argentina, con un llamativo énfasis en las reservas del Banco Central.

“Luego de las declaraciones de Jacobson, es necesario señalar que la actual crisis financiera internacional, que generó que gran parte del mundo se encuentre ‘en muy mala forma’, se originó pura y exclusivamente en el corazón del sistema financiero estadounidense«, apunta el comunicado del Ministerio que conduce Héctor Timerman.

Cancillería se explayó sobre el «colapso del capitalismo financiero» que se inició a mediados de 2007 cuando «el mercado hipotecario de Estados Unidos mostró una violenta contracción que empujó a la economía globalizada a la peor recesión desde la Gran Depresión de los años ’30«; debido, según Timerman, a la «feroz e irresponsable desregulación financiera llevada adelante por las autoridades de Estados Unidos».

Sostiene además que «la gran mayoría de los trabajadores» de Estados Unidos aun sufren las consecuencias de esa crisis, debido a «las pérdidas de sus ingresos», y el «colapso en los niveles de empleo»; y resalta además que “el 70% de los países tienen una distribución del ingreso más igualitaria» que esa nación.

El texto del Gobierno de Cristina Kirchner se jacta además de que «a pesar de la influencia negativa que ejerció la crisis estadounidense, la política económica aplicada por Argentina logró un crecimiento económico entre 2003 y 2014 de 5,7% promedio»; resalta “la política de desendeudamiento”; sostiene que la economía local tuvo «una sola amenaza en todos estos años, que ha sido el accionar de los fondos buitre”, respaldados por “la Justicia y el Congreso» norteamericanos; afirma que las reservas «son mucho más sólidas que antes» (a pesar de la caída de alrededor del 40% desde el récord de más de u$s 50.000 millones), y elogia la reducción de la brecha de ingresos y el mayor alcance del sistema de protección e inclusión social.

«Como se observa, solo una visión parcial puede afirmar que la economía argentina se encuentra »en muy mala forma’ (…) claro que Estados Unidos nos tiene acostumbrados a este tipo de excesos«, cuestiona la Cancillería.

Y concluye: «Tampoco se olvida el pueblo argentino de que la última vez» que Estados Unidos vio a Argentina «en muy buena forma» fue «durante la década de 1990, el país terminó en la peor crisis política, económica y social de su historia (…) A diferencia de lo ocurrido durante la neoliberal década de los ’90, Argentina hoy reafirma que es un país soberano que decide sus propias políticas en función de los intereses de su pueblo, y no buscando ser el mejor alumno de los EEUU. Evidentemente, hay quienes extrañan la época de las ‘relaciones carnales’«.