San Rafael, Mendoza jueves 02 de mayo de 2024

Arde la interna oficialista a la espera de que Cristina defina

La puja entre los candidatos presidenciales mantiene agitada las aguas del Frente para la Victoria; la disputa Scioli-Randazzo escala, mientras todos esperan señales

 Scioli-Randazzo, la interna que enfrenta el kirchnerismo de cara a las elecciones presidenciales. Foto: Archivo

En una guerra de todos contra todos, los precandidatos del Frente para la Victoria salieron esta semana a mostrarse los dientes cuando faltan cuatro meses para la definición final y en medio de las señales para unos y otros que muestra Cristina Kirchner, que demorará su bendición hasta el filo del cierre de listas.

Como una advertencia desde lo más alto del poder, La Cámpora se sumó al juego y avisó con una gigantesca bandera que desplegó en primera fila, en el acto que la Presidenta compartió el jueves pasado con Florencio Randazzo. Decía: «El candidato es el proyecto». Anteayer se coronó la mirada presidencial sobre la interna oficialista con la obligada salida de Juan Carlos Mazzón, operador del peronismo con clara preferencia por Daniel Scioli. Los allegados al gobernador y quienes lo apoyan aceptaban anoche a regañadientes que el bonaerense era el destinatario del mensaje que enviaba Cristina con la decisión de echar al histórico operador del PJ (ver página 15).

Con los pasos que va dando la Presidenta, la semana que pasó fue un hervidero en la campaña del Frente para la Victoria. Randazzo disfruta su momento con los guiños que le envía Cristina y elevó el voltaje contra Scioli, al que calificó de un «oportunista» que llegó a la política en su condición de «deportista durante el menemismo». Entre sus allegados, prometen redoblar la presión sobre el gobernador para consolidarse como la alternativa hasta la definición presidencial. Ayer incluso les envió un guiño a los socialistas desde Rosario (ver página 19).

Del otro lado, Scioli lo ignora aferrado a las encuestas y se concentra en conseguir una masa crítica de gobernadores e intendentes que presionen a la Casa Rosada para unificar criterios detrás de su candidatura. El miércoles por la noche se reunió con los referentes de la poderosa tercera sección electoral, encabezados por el matancero Fernando Espinoza, uno de los primeros en alinearse al gobernador. En otro mensaje directo a Olivos, ese sector impulsa una lista de unidad detrás de Scioli y hasta se evaluó la posibilidad de salir a apoyarlo en bloque, lo que hubiera alterado los ánimos presidenciales. La idea, dicen en La Plata, la frenó el propio gobernador, consciente de que deberá medir sus pasos para evitar condicionar a Cristina.

Ella ya tomó nota y conoce cada uno de los movimientos políticos del sciolismo. No por nada puso como secretario general de la Presidencia al camporista Eduardo «Wado» De Pedro, de buena relación con el bonaerense, pero de ADN ultracristinista. Su rol generó confusión ante la insistencia sciolista por mostrar que el mercedino ya le dio su apoyo. «¿Vos pensás que yo voy a hacer algo así?», aclara De Pedro sobre el rumor de su alineamiento al ex motonauta. «No me conocen», desafía.

En medio de la guerra declarada, Scioli no pierde el tiempo y se enfoca en uno de sus ejes de campaña: la comunicación. Estrenó nuevas oficinas a metros de la Casa Rosada, en San Martín 140, un búnker donde concentra su vocero, Jorge Telerman, al equipo de comunicación. Lo primero que se definió fue el ordenamiento con los medios. Como movidas políticas, quiere llevar el modelo de policías comunales hacia el interior del país y arrancó por Santa Fe, junto al candidato del FPV, Omar Perotti. De ese armado con foco en el combate al delito está a cargo Alejandro Granados, que dejó de ser sólo un ministro de Seguridad para activar el engranaje electoral sciolista. El acercamiento con Martín Insaurralde fue obra del sheriff bonaerense.

Como un buen muestreo de lo que pasa en Olivos, la mayoría de las críticas al gobernador salieron esta semana de un solo programa: 6,7,8. «Si lo llaman va, pero hasta ahora nunca lo hicieron», se lamenta un hombre del sciolismo, que reconoce que la Presidenta manda señales que no le son favorables. No se llega al piso del programa más kirchnerista con sólo pedirlo. Hace falta una invitación. Por allí pasaron a descargar broncas contra Scioli tanto Randazzo como Sergio Urribarri.

El gobernador de Entre Ríos explotó después de que surgiera el rumor, activado en las usinas de La Plata, de que sería su compañero de fórmula. Tampoco se queda atrás en sus dardos a Randazzo y ya le dijo con ironía que Cristina lo quiere como presidente, pero de Gimnasia. Tanto el gobernador como el ministro le responden con las encuestas. En el equipo del entrerriano siguen adelante con la campaña nacional y mañana buscará en Brasil una foto con Luiz Inacio Lula da Silva.

Aún en carrera, Julián Domínguez coqueteó con la idea de bajarse a la provincia de Buenos Aires, pero en 24 horas retomó el camino y avisó que hasta que Cristina no lo ordene, seguirá en la grilla presidencial. Con menor perfil electoral, Aníbal Fernández apuesta al trampolín de la jefatura de Gabinete, no sin marcar su amistad con Scioli, y Agustín Rossi relanzó su campaña de afiches. Ambos quedaron más relegados.

Mientras tanto, la Presidenta estira su bendición. En la Casa Rosada son escasos los funcionarios que creen que pueda llegar a apoyar a Scioli, pero nada está cerrado. Su estrategia es estirar los tiempos. Sabe que nadie tocará la puerta de Olivos si ya postula a un delfín.

La rebeldía en la ciudad, un mal antecedente

¿Qué peso van a tener las directivas de Cristina Kirchner en la confección de las ofertas electorales del oficialismo? Ese interrogante dejó planteado ayer la inscripción de listas del Frente para la Victoria en la ciudad de Buenos Aires. El cierre estuvo marcado por la división interna y el desafío a los dirigentes de La Cámpora como voceros de los mandatos de la Presidenta. La revuelta quedó plasmada en una lista paralela de precandidatos para la Legislatura, en oposición a la decisión de la Casa Rosada de llevar una sola nómina de legisladores. El grupo rebelde lo integran Carlos Heller, Jorge Taiana y Aníbal Ibarra, un aliado local (ver página 18). En un comunicado anunciaron la presentación de la lista paralela y destacaron que se trataba de una propuesta «comprometida con el gobierno nacional». Por lo bajo, dirigentes de esos espacios explicaban que ni la Presidenta ni ninguno de sus funcionarios más cercanos se había comunicado con ellos para desactivar la jugada. Era una forma de decir que no les bastaba con los pedidos que recibieron de La Cámpora, a cargo del armado electoral en el distrito.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1774363-arde-la-interna-oficialista-a-la-espera-de-que-cristina-defina
Por Mariana Verón  | LA NACION
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