San Rafael, Mendoza viernes 19 de abril de 2024

Un mes después del deshielo, los bancos de EEUU todavía no saben qué hacer con Cuba

obama castroSin esperar a que se esclarezca definitivamente el nuevo escenario entre Cuba y Estados Unidos, la empresa Netflix, que distribuye películas y series de televisión a través de Internet, ha decidido desembarcar en la isla.

Aprovechando que a partir del 1 de marzo comenzarán a operar en Cuba las tarjetas de crédito y débito de MasterCard emitidas por bancos estadounidenses y que American Express está estudiando hacer lo mismo, Netflix ha anunciado que su servicio se encuentra disponible ya en la isla comunista para todo el que tenga acceso a una linea rápida de acceso a la red y un método de pago internacional.

Precio: 7.99 dólares mensuales con derecho a ver todo lo que se quiera. El mismo precio que en Estados Unidos.

Una de las medidas que Obama anunció en diciembre fue la autorización de que empresas de su país inviertan en el mejoramiento de la red cubana de acceso a Internet así como en la mejoría de la red de telecomunicaciones.

«Nos encanta que finalmente podamos ofrecer Netflix al pueblo cubano, conectándolo con historias de todo el mundo que les va encantar», ha dicho en un comunicado el fundador y presidente de la empresa, Reed Hastings.

La decisión de la empresa puede parecer de cierto modo simbólica, después de todo Cuba tiene la menor tasa de acceso a Internet en Latinoamérica. Pero refleja la impaciencia de los empresarios de Estados Unidos en ingresar en un mercado prácticamente virgen a tan solo 150 kilómetros al sur de Florida.

«Cuba tiene grandes directores de cine y una sólida cultura artística. Espero que un día podamos mostrar su trabajo a nuestra audiencia global de 57 millones de personas», ha agregado Hastings.

Los bancos, más cautos

La banca estadounidense, sin embargo, sigue aguardando noticias. Hasta el momento, la Casa Blanca no ha presentado claramente las nuevas reglas del juego y aquellos que se beneficiarán de ellas y piensan apostar en el futuro no tienen idea de qué hacer y se están poniendo nerviosos.

El presidente Barack Obama anunció el mes pasado que pretende reestablecer relaciones con La Habana a nivel de embajadores, autorizar los bancos estadounidenses a operar en la isla, dejar que los turistas con tarjetas de crédito emitidas por bancos estadounidenses puedan usarlas en sus viajes que, también por decisión suya, virtualmente irrestrictas.

Pero hay un problema, que tiene particularmente a los banqueros estadounidenses bastante aprehensivos en relación al futuro. Aunque la idea es acabar con el embargo comercial, el mandatario no tiene poder para hacerlo, le compete al Congreso, y Cuba sigue estando en el listado del Departamento de Estados de países que apoyan el terrorismo. La semana pasada, la negociadora cubana Josefina Vidal dijo que sin el fin del embargo o si Cuba permanece en ese listado, poco se podrá avanzar. Hasta el momento los dos países solos se han reunido una vez y no hay un próximo encuentro a la vista.

El problema es que si Cuba no es sacada de esa lista, los bancos no podrán tener relaciones de negocios con Cuba y los banqueros no quieren arriesgar irse solo con la palabra de Obama. Después de todo, en los últimos años, la Oficina de Control de los Bienes Extranjeros del Departamento de Tesoro (OFAC, por sus siglas en inglés) ha impuesto sendas multas a bancos europeos por transferir dinero cubano a través de bancos estadounidenses. El año pasado, el banco francés, BNP Paribas, fue multado en 8.900 millones de dólares por ocultar transacciones con Sudan, Irán y Cuba, todos integrantes del listado. La más pesada de siempre.

Es cierto que el año 2013, al reconfirmar los integrantes del listado, OFAC ha admitido que Cuba no ha patrocinado el terrorismo ni exportado actividades subversivas en los últimos tiempos, pero dejó a la isla comunista en el listado porque el Gobierno cubano rehúsa entregar una grupo de ciudadanos estadounidenses, a quienes ha dado asilo político, y que son acusados por Washington de delitos como el asesinato de policías, atracos a entidades bancarias o el secuestro de aviones.

El hecho de que todavía siga integrando la lista, ha impedido que tanto la Sección de Intereses de Cuba en Washington como la Misión Permanente ante Naciones Unidas, en Nueva York, puedan abrir cuentas bancarias en entidades estadounidenses.

Esto ha provocado un caos, obligando a los diplomáticos a manejar dinero en efectivo en el cobro de visas, a literalmente transportar maletas cargadas de fajos de billetes si quieren transferir algo hacia La Habana y a asumir todos sus gastos sin poder firmar un cheque o usar una tarjeta de crédito.

Sin embargo, no siempre ha sido así. Hasta hace dos años nunca hubo problemas. Pero el 2013, ante la presión de OFAC por Cuba permanecer en el listado y las pesadas multas impuestas a los bancos europeos, los entidades bancarias de Estados Unidos cerraron todas las cuentas de los cubanos.

Por todo esto y pese a lo que Obama ha dicho y prometido, ningún banco en Estados Unidos quiere correr el riesgo hasta que las reglas del juego no se encuentren totalmente aclaradas, ha dicho Fernando Capablanca, director del grupo Whitecap Consulting Group, de Miami. De todos modos, en el escenario actual para un banco en Estados Unidos le es muy costoso manejar toda cuenta relacionada con Cuba.

Entre otras razones porque le haría falta todo un departamento dedicado a las finanzas cubanas con la tarea adicional de escrutar si las transacciones bancarias generan dinero acorde a las leyes estadounidenses en general y las del embargo en particular, ha enfatizado Andy Fernández, director del cuba Action Team/Financial Services de la correctora Holland & Knight.

A todo esto se une otra preocupación bancaria, de que las regulaciones federales entren en conflicto con las estatales, lo cual creará una panoplia de pequeñas obligaciones que por separado puedan parecer sencillas pero en conjunto son un dolor de cabeza.

Después de todo, todavía no es lo mismo hacer negocios con Cuba en Florida, donde la comunidad exiliada cubana aún ve el asunto con suspicacia, como hacerlo desde Nueva York o California, dos estados mucho más abiertos.

Además, como ha subrayado Augusto Maxwell, director de la práctica de Cuba del bufete Akerman en Miami, tras la debacle financiera del año 2008 los bancos se están involucrando en negocios más lucrativos y definidos.

 

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2015/02/09/54d90a0eca474197438b4574.html
RUI FERREIRAMiami

 

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