San Rafael, Mendoza 20 de abril de 2024

Marcella Casal llena de «Silencio» el Centro Cultural Recoleta

La artista presenta su primera gran muestra con obras geométricas de los últimos dos años. Sus trabajos no se limitan a triángulos y diagonales, si no que exploran el proceso de creación del color, los trazos y, especialmente, las contradicciones.

“Silencio” se puede visitar hasta el 22 de febrero en el Centro Cultural Recoleta. (Foto: Facebook Marcella Casal).

«Silencio», la muestra con la Marcella Casal que se instala formalmente en la escena artística porteña, impone desde su nombre la contradicción y el desafío de sobrevivir a ella. Las múltiples lecturas que propone desde sus cuadros geométricos obligan a ver más allá de la línea y la forma. Acercarse, alejarse y volver a arrimarse; desde un ángulo, desde el otro, la experiencia es múltiple en la sala 5 del Centro Cultural Recoleta.

Casal vivió con las contradicciones la mayor parte de su vida. Era artista autodidacta hasta que en 2011 decidió comenzar a tomar clases con Juan Astica en la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes. Hasta entonces había pasado la mayor parte de su vida escondiendo su faceta artística y dedicada a la traducción, su profesión. Ya habiendo tomado contacto con el arte desde otro lado de la mano de su maestro, su trabajo seguía guardado por decisión propia.

¿Cómo llega una artista que prefiere quedarse para si su producción a una de las principales salas de exposición de Buenos Aires? «A raíz de las charlas con el artista Roberto Scafidi y Juan Aztica que me dijeron: ‘La pintura se estanca si pintas para que todo esto quede acumulado en un depósito, en un taller o en el living de tu casa. No es ese el cometido de la pintura. Hay que mostrarla, tiene que salir a la luz porque le hace bien y es una dinámica que sirve para uno seguir desarrollándose, avanzando y ver hacia donde va uno'», explicó Casal a ámbito.com.

Sentada en el medio de su muestra, la rodean trabajos realizados entre 2013 y 2014. A primera vista parecen obras geométricas, pero ella se niega a encasillarlas simplemente porque la mayor parte de su vida desconoció los movimientos artísticos. Hay colores estridentes, blancos y, especialmente, grises; no porque abunden estos últimos, si no porque son con los que prefiere experimentar para alcanzar una «búsqueda más profunda que la vibración de ciertos tonos». Cuando se le pregunta por la importancia del color en sus trabajos, aparece nuevamente la contradicción.

«El tono, el nivel de saturación son muy importantes. Incluso se me produce esta contradicción, por ejemplo con los azules (señala una obra): si uno los ve de lejos parece una pintura planta; si te acercas vas a ver las pinceladas -indica- los distintos tonos de azules, quedaron matices. Eso fue un trabajo también de aceptación para mi. Es decir: ¿Qué hago? ¿Lo dejo? ¿Lo emparejo? ¿Busco que quede plana la pintura? Lo dejo así y que se note la imperfección, el trazo porque la pintura está viva, está hecha con pincel, está bien que se note la mano, el proceso, la duda. Es atreverme a mostrar la contradicción, la búsqueda».

Los triángulos perfectos que encastran con otras formas y parecen dialogar en espejo con las obras colgadas en frente; la simetría, las diagonales que se disparan en los lienzos lejos parecen querer mantener el silencio. Expresan al punto de expandirse más allá de los límites físicos de la tela. Poca es la planificación que Casal hace previo a tomar el pincel. La primera inspiración surge, luego, quizás, alguna hoja de ruta podrá haber, o no. Entonces, ¿por qué titular «Silencio» a su primera gran muestra? El que mejor logró explicarlo fue su maestro y curador, Juan Astica.

En el texto curatorial, el artista destaca la capacidad de Casal de imaginar el silencio y pintarlo. «A través de una sucesión de precisiones – afirma- algunas veces simples y otras de sofisticada complicación, la artista construye escrupulosamente tono por tono, los planos, líneas y puntos, meditadamente calculados, como si nos estuviera susurrando en medio de un clima de total suspenso, un secreto escondido en su delicada percepción del mundo».

Nuevamente aparece la contradicción en el diálogo que mantuvo Casal con este medio. Ahora se habla de la presencia de este fenómeno en sus obras. Sostiene que la paradoja es algo muy presente en sus trabajos, pero no la preocupa. Por el contrario, se mueve cómoda en esa situación. «Para mi se trata de una búsqueda y un trabajo de aceptación. La contradicción humana a la emoción, al sentimiento, al pensamiento, la idea. Uno de los trabajos para mi es la aceptación del misterio, de aquello que no podemos controlar. La geometría parece que uno la controla, que está la línea, que es lógica y tiene una lógica, pero es imperfecta, es móvil», reflexiona.

Por último, se refiere a lo que cree que será la nueva etapa de su pintura y señala una obra con predominio del blanco y líneas en tonos fluo que cierra la muestra. «Lo próximo está más vinculado a eso, cada vez más neto, más simple, pero no lo sé tampoco porque no lo planifico», sostiene. En un tramo anterior de la charla reveló que no estuvo del todo de acuerdo con la curaduría y el montaje. Le hubiese gustado que allí donde ahora cuelga esa muestra de su posible futuro artístico se exhibiesen algunas obras más. Pero no le importa, es otra de las contradicciones con las que Casal demostró que puede vivir.

«Silencio» se puede visitar hasta el 22 de febrero de martes a viernes de 13.30 a 20.30 y sábados, domingos y feriados de 11.30 a 20.30 en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930. Entrada gratuita.

Fuente: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=778297
Por: Belén Papa Orfano

 

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