El rally Dakar 2015 vivió este sábado una jornada histórica desde su llegada a Sudamérica con la primera parte del denominado maratón del que tomaron parte sólo los autos que cruzaron de Iquique (Chile) a Bolivia, al cabo de una séptima etapa que resultó muy complicada y en la que Orlando Terranova (Mini) se quedó con su tercer triunfo en la prueba, y el líder de la general, el qatarí Nasser Al-Attiyah (Mini), perdió minutos respecto de su escolta.
Este es el segundo año que el Dakar llega a Bolivia, país que recibió con una gran fiesta a los competidores y a todos los que conforman la caravana de este rally que en 2015 también se corre en Argentina y Chile, aunque el año pasado sólo habían cruzado hasta aquí las motos, que el domingo regresarán a estas tierras luego del merecido descanso.
Terranova, quien se adjudicó su tercera etapa de esta edición, marcó un tiempo de 3h. 31m. 18s. y dejó segundo al saudí Yazeed Alrajhi (Toyota) a 2m. 20s. y tercero al holandés Bernhard Ten Brinke (Toyota) a 2m. 28s., mientras que el qatarí Al-Attiyah llegó séptimo a 9m. 48s.
El retraso del qatarí hizo que perdiera poco más de dos minutos de ventaja en la general sobre su escolta, el sudafricano Giniel De Villiers (Toyota), quien a su vez llegó sexto a 6m. 50s.
«Fue una etapa difícil y la navegación fue complicada. Ahora hay que pensar en el auto y en cuidarlo para el regreso a Chile y ahí ponerlo en las manos de los mecánicos. Creo que vamos a llegar a la meta y el año que viene vamos a estar ahí peleando», le dijo «Orly» Terranova a Télam.
Las motos y cuatriciclos tuvieron este sábado su día de descanso en Iquique, los camiones corrieron una etapa maratón con partida y llegada en ese lugar del desierto chileno y los autos cruzaron por primera vez a Bolivia bajo este mismo formato de 717 kilómetros, de los cuales 392 fueron de especial.
Entre los desafíos que tuvieron que enfrentar los pilotos en esta etapa estuvo la altura, ya que debieron superar los 3.500 metros, sortear distintos tipos de terreno, vegetación, piedras y, sobre todo, debieron recurrir a la navegación.
Pero fue la altura, traducida en fuertes dolores de cabeza, lo que más tuvo a maltraer a los pilotos, entre ellos al líder Al-Attiyah.
A estos escollos hubo que sumarle el cuidado extremo de los neumáticos y del auto en general, ya que los pilotos no contarán ni con repuestos ni con las manos expertas de sus mecánicos.
Por eso, tras terminar la especial y subir al podio instalado en Uyuni, en el que el presidente Evo Morales y su vice, Álvaro García Linera, estuvieron casi toda la jornada, los pilotos fueron hacia al parque cerrado montado detrás del Regimiento de Infantería 4 Loa, donde se instaló el vivac, y allí pasaron largo tiempo junto a sus copilotos, poniendo a punto las máquinas.
Luego los pilotos avanzaron hacia el regimiento y en una especie de pasarela dialogaron con la prensa.
Ese no fue el caso de Al-Attiyah, quien luego de trabajar en el auto se dirigió al alambrado donde había público para saludarlo y sacarse fotos, pero sin hablar con el periodismo luego se dirigió rápidamente al centro médico para que lo atendieran del mal de altura que lo perjudicó en la etapa.
La mala noticia, aunque finalmente resultó «una desgracia con suerte», fue el abandono del «Pato» Juan Manuel Silva (Colcar), tras un espectacular vuelco en el que el auto voló literalmente, para terminar dando cinco vueltas de campana en un tramo muy rápido de la especial donde lo sorprendió un badén que actuó como una catapulta y lo disparó.
Si bien su copiloto Juan Pablo Sisterna se quebró el pie y el peroné, ambos la «sacaron barata», ya que las consecuencias del golpe podrían haber sido mucho más graves.
En tanto, Emiliano Spataro (Duster) se cayó dentro de un pozo y rompió la dirección de la camioneta en el kilómetro 302 de la especial, cuando marchaba en la decimotercera posición.
Bien entrada la noche el piloto bonaerense aguardaba el repuesto para hacer la reparación, aunque en caso de seguir tendrá que afrontar la próxima etapa con una desventaja importante.
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