Mohamedou Ould Slahi es un ingeniero informático de Mauritania que, al igual que otros cientos de personas, fue capturado por el gobierno de los Estados Unidos en 2002 y llevado a Guantánamo, donde aún permanece. Pero hoy, Mohamedou se convertirá también en el primer preso de este centro de detención en ver publicada su historia en primera persona sobre sus días en la prisión más polémica del mundo.
Diario de Guantánamo (Guantanamo Diary) será presentado esta tarde en un evento de The Guardian en Londres. Escrito por Mohamedou en 2005 pero publicado ahora, después de casi una década de secretismo, el libro cuenta la historia de este hombre, desde su arresto ilegal en su país hasta sus días de tortura y aislamiento en la base militar estadounidense en Cuba.
El manuscrito original está escrito en inglés, el cuarto idioma de Mohamedou, aprendido durante su cautiverio. Pero el libro, de 432 páginas, será traducido a 20 idiomas.
«Hay algo de este libro que uno no espera con un libro como este, en el que uno inicialmente cree va a encontrar historias horribles, desde el corazón de las tinieblas. Pero uno se da con otra voz: cercana, divertida, cuestionadora, que no se dedica a dar sermones», explicó a BuenosAiresHerald.com el editor del libro y activista de derechos humanos Larry Siems.
«Mohamedou está interesado en la gente a su alrededor, tiene una gran empatía, siente lo que los otros presos sienten, pero también lo que sienten sus carceleros. Los piensa en términos de seres humanos», agregó. «Mohamedou logra transmitir que incluso en un ambiente increíblemente inhumano, había humanidad. Él dice que todo el mundo es bueno y malo a la vez, la cuestión es en qué combinación».
Pero, ¿cómo hizo un prisionero del centro de detención más secreto del mundo para escribir y llegar a publicar su diario?
«Para fines de 2004, el gobierno estadounidense decidió que Mohamedou no tenía información para dar, y como estaba en mal estado, empezaron a tratarlo mucho mejor. Empezó a recibir más privilegios, a escribir», explicó Siems.
«En 2005, lo visitaron por primera vez sus abogados pro bono y él les dio 90 páginas, que eran el comienzo del libro. A lo largo de los meses siguientes, cada vez que lo visitaban, él les daba más páginas, que debían ser entregadas luego al gobierno de Estados Unidos, que las guardaba en una bóveda cerrada a donde se quedaron hasta que permitieron su publicación en 2012», el editor agregó.
De acuerdo con Siems, el gobierno finalmente permitió que el manuscrito saliera a la luz porque para ese entonces centenares de informes secretos ya habían sido desclasificados, es decir, «la historia ya era pública.»
A pesar de que en 2010 obtuvo un habeas corpus, en un fallo en el que el juez escribió que el gobierno «se basa en nada mas que las declaraciones no corroboradas y obtenidas a la fuerza de Salahi» para vincularlo con Al Qaeda, Mohamedou todavía está en Guantánamo, junto con otros 122 prisioneros que siguen allí después de más de una década sin juicio alguno.
Siems expresó su deseo de que la presentación del libro «ayude a generar el debate sobre por qué él sigue allí» y señaló que el gobierno de Estados Unidos «luchó contra su liberación en principio para acallar su voz, para impedir que llegue al mundo.»
En última instancia, Diario de Guantánamo busca contrarrestar los efectos del secretismo norteamericano y arrojar luz a lo que se vivió -y se vive aún- en Guantánamo. «Cuando uno lee el libro y escucha la voz de Mohamedou, uno se da cuenta de cuán amenazante el gobierno cree que es,» dijo Siems. «Este no es un tipo que suene, como se dice, ‘lo peor de lo peor’. Él no es diferente de ninguno de nosotros. Es muy humano, abierto, gracioso, perceptivo, irónico».
«Los estadounidenses tienen que entender que sin importar cuál sea el objetivo de seguridad y paz, no puede alcanzarse perpetuando errores terribles que siguen causando sufrimiento en gente que no merece este tipo de trato, que nunca lo mereció en primer lugar», aseveró Siems.
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