La tasa de empleo juvenil retrocedió en el último trimestre de 2014 a los bajos niveles que presentaba hace 11 años. Entre los jóvenes de 15 a 29 años se ubicó en el 38% para las mujeres y el 54,2 % para los varones. Pero además, 6 de cada 10 puestos de empleo que consiguen son precarios e informales. Desde 2003 las mujeres jóvenes perdieron 9,6 puntos de participación laboral mientras que los varones hicieron lo propio en 6,8 puntos. Según una encuesta de ISEPCi publicada en noviembre pasado, el 51% de los jóvenes del Área Metropolitana de Buenos Aires (Ciudad y Provincia) no tiene trabajo, y sólo 1 de cada 4 de los que trabaja al menos 20 horas semanales, está registrado, mientras el 42% gana sólo 2500 pesos mensuales.
El panorama es mucho más desalentador para este sector si se recuerda que en noviembre pasado una encuesta de ISEPCi, indicó que el 51% de los jóvenes del Área Metropolitana de Buenos Aires (Ciudad y Provincia) no tiene trabajo, y sólo 1 de cada 4 de los que trabaja al menos 20 horas semanales, está registrado.
Según señala el estudio, en los últimos once años las mujeres jóvenes perdieron 9,6 puntos de participación laboral, mientras que los varones lo hicieron en 6,8 puntos.
El informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamérica (IERAL), explica que “es probable que tras sucesivos años de expansión económica se haya reducido la incidencia de fenómenos como el de un segundo o tercer miembro del hogar que busca empleo”.
“Sin embargo, esta tendencia tampoco se revirtió cuando a partir de fines de 2006 la pobreza alcanzó un piso del que no volvió a contraerse (de al menos 1 de cada 4 argentinos)”, añade el Instituto.
El informe indica que “este escenario, da cuenta de los riesgos que involucra el fenómeno en sí mismo como así también las dificultades futuras que tendrá la reincorporación de estas poblaciones excluidas al mundo del trabajo”.
“Este resultado, va a contramano de la evidencia internacional de aquellos países que lograron forjar mercados laborales sólidos y estables, en los cuales la tendencia fue hacia un mayor involucramiento y participación laboral”, sostiene el informe.
Por otra parte, el trabajo destaca que “cuando se analiza este hecho sobre las mujeres jóvenes la evidencia es clara, una tendencia a la baja tanto en la tasa de actividad como de desempleo, lo que demuestra la progresiva exclusión (voluntaria o involuntaria) de este conjunto del mercado de trabajo”.