Faltando computar un mes, se espera que 2014 haya concluido con ventas al mundo por unos 4 millones de litros.
De confirmarse estas estadísticas, la cifra representaría un alza del 8% respecto del período anterior.
En tanto, en términos de divisas, estas operaciones representaron un ingreso aproximado de u$s21 millones, lo que equivaldría a una suba del 10%.
Sin dudas, estas cifras implican un interesante repunte, más en un contexto en el que las exportaciones de vinos tranquilos se encuentran amesetadas.
Sin embargo, no es menos cierto que la performance alcanzada a lo largo de 2014 se sitúa en niveles muy similares a los registrados en 2008.
Es decir que, si bien hubo una recuperación el último año, el sector vitivinícola todavía no fue protagonista de un verdadero auge de exportaciones de espumantes.
Además, en estos últimos nueve años, la participación de este segmento en el total exportado por la industria, prácticamente no varió: en 2005, los espumantes tenían un share de 1,1%, en tanto que en 2014, el nivel apenas se elevó al 1,4%, según información del Observatorio Vitivinícola Argentino.
Otra variable que afecta a la industria, está vinculada con el tipo de cambio. Cabe destacar que, luego del salto devaluatorio de enero de año pasado, la industria vitivinícola recobró algo de competitividad cambiaria.
Sin embargo, con el paso de los meses, la suba de costos -de la cual la industria vitivinícola no pudo salir indemne- terminó erosionando ese «colchón».
De hecho, según estimaciones de la consultora Elypsis, hacia el mes de octubre, el tipo de cambio real bilateral contra el dólar ya se encontraba en los niveles de diciembre de 2013, es decir, antes de la brusca depreciación del peso.
Así es como, hacia finales de año, el sector volvió a sufrir complicaciones en el plano cambiario.
Radiografía del negocio
Más allá del debate sobre la competitividad cambiaria y a que las exportaciones todavía no explotaron, hay una realidad: la producción de espumantes ha crecido de manera sostenida en la Argentina, apoyada en un mercado interno cada vez más demandante.
Según un informe de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), el número de establecimientos que comenzaron a elaborar espumantes se disparó en los últimos años: mientras que en 2006 se contabilizaban 62 bodegas, en 2013 se registraron 127, lo que implicó un salto del 105%.
Además, con este incremento en el número de jugadores, prácticamente se duplicó la producción, al pasar de poco más de 22 millones a 43 millones de litros.
Al analizar el ranking de los espumantes argentinos más exitosos en el mundo, se observa que el primer puesto lo ocupó Chandon, con exportaciones por u$s 5,3 millones entre enero y septiembre de 2014, lo que implicó un salto de casi 50% respecto al mismo período del período anterior.
Así, Chandon se consolidó como el principal exportador de espumantes argentinos, con cerca de un tercio del total de los envíos al mundo realizados, según un informe de la consultora Market, Research & Technology, en exclusiva para Vinos & Bodegas iProfesional.
El segundo lugar, en tanto, correspondió a Mumm, con envíos por más de u$s 2,3 millones. Esto representó un importante salto de casi 110% y una participación cercana al 15% sobre el total de espumantes exportados.
Completaron el Top 5 las marcas Norton, Toso y Navarro Correas, esta última, pese a haber sufrido una caída del 57%.
Cabe destacar que, según datos de Aduana, este reducido grupo explicó el 60% de las ventas al mundo de espumantes nacionales de un total de 160 marcas que registraron operaciones en el exterior el último año.
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