El árbol más viejo del mundo ha muerto o, más bien, ha sido asesinado. Por accidente, afirman los implicados en el crimen. Tenía unos 5.800 años. El hecho, ocurrido a inicios de diciembre, sacudió a no pocos militantes ecologistas, que pidieron una dura condena para los asesinos. Pero nadie irá a la cárcel: la noticia era falsa.
Sin embargo, hace 50 años un científico estadounidense sí cortó el árbol de mayor edad en el planeta. Lo supo después de contar sus anillos. No se arrepintió, pero dejó de trabajar sobre la huella de los cambios climáticos en las plantas y se dedicó a los grandes salares. Por fortuna la historia lo redimió y el azar quiso que en 2004 se descubriera un ejemplar más antiguo en Suecia.
Las dos muertes falsas del árbol milenario
Los airados ambientalistas no consideraron la fuente de la noticia. El reportaje del World News Daily Report, publicado el 6 de diciembre, parecía creíble. El texto citaba a un líder indígena peruano y a un experto de una supuesta Coalición para la protección de la selva. Algunos medios de prensa reprodujeron la información como verídica.
Los redactores del World News Daily Report seguramente rieron a carcajadas de sus bienintencionados, pero ingenuos lectores. El sitio es reconocido en Internet por publicar absurdas noticias como la fabulosa aparición de un Pterodactylus en Nueva Guinea. En esas bromas periodísticas caen muchos.
En realidad, el árbol más antiguo del planeta pereció una vez a manos de Donald Currey, un joven investigador estadounidense que en 1964 exploraba los alrededores del Pico Wheeler, en Nevada. El graduado de la Universidad de Carolina del Norte aspiraba a encontrar huellas de la Pequeña Edad del Hielo, ocurrida entre el siglo XIV y el XIX de nuestra era.
Currey intentó extraer muestras de un ejemplar de pino longevo según el método aceptado de taladrar el tronco. A pesar de su persistencia, la madera se resistía al punto de quebrar dos barrenas sin que hubiese podido obtener material suficiente. Entonces decidió solicitar permiso a los guardabosques para talar el árbol.
A Currey no le agradaba la idea de derribarlo, pero sabía que ese sacrificio representaba una pérdida minúscula para la población de 100.000 pinos longevos. Además, este en particular parecía moribundo. “La caída de una roca habría acabado con él”, relató tiempo después.
La sorpresa llegó en el momento de calcular la edad según el tradicional método de contar los anillos. Al final de una semana de minucioso recuento, la cifra superaba las expectativas de Currey: 4.844 años, más alrededor de 20 de una sección que no había podido incluir. Prometeo, como nombró al pino, había sido hasta esa fecha el árbol más antiguo descubierto por la humanidad.
El resto de la historia ejemplifica la ignorancia humana. A Currey lo tildaron de asesino. A pesar de esa sombra, hizo una exitosa carrera científica.
“No deberíamos darle tanta importancia a Currey, sino más bien a los recursos salvados gracias a lo que hizo”, declaró en 1998 el geógrafo Henri Grissino-Mayer, de la Valdosta State University, en Georgia. “Al talar un árbol, salvó a una especie entera porque ahora ya sabemos que no podemos cortarlos”, señaló.
Un árbol de Navidad de 9.000 años
El año de la muerte de Currey, en 2004, científicos suecos descubrieron el árbol más antiguo del planeta en el Parque Nacional de Fulufjällets, unos 500 kilómetros al noroeste de Estocolmo. Se trata de una pícea de Noruega cuya edad, más de 9.500 años, fue establecida gracias a pruebas con carbono 14.
A la vista de un neófito en botánica el Viejo Tjikko parece un vulgar arbolillo de Navidad, muy delgado para albergar en su madera nueve milenios. El secreto se oculta en sus raíces penetrantes, que producen copias exactas del árbol al abrigo de la intemperie. Cada 600 años el tronco de estas píceas muere y nace uno nuevo. Así ha ocurrido desde el fin de la última Edad del Hielo, hace unos 11.000 años.
El hallazgo del Viejo Tjikko también está relacionado con el cambio climático. Expertos de la Universidad de Umeå han confirmado que los árboles son capaces de emigrar más rápido de lo que se pensaba antes. Por otra parte, el alza global de las temperaturas en las últimas décadas ha estimulado la proliferación de las píceas, en una región montañosa famosa por sus severas condiciones meteorológicas.
Pero el ejemplar sueco tampoco clasifica como el organismo vegetal más antiguo de la tierra. Ese honor corresponde al llamado “Gigante tembloroso”, una colonia de álamos que ha sobrevivido durante 80.000 años en Utah, gracias a un extraordinario sistema de raíces.
Por Boris Leonardo Caro
https://ar.noticias.yahoo.com/blogs/ciencia-bruja/en-busca-del-%C3%A1rbol-m%C3%A1s-antiguo-del-planeta-175158818.html
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