La prueba central de Alberto Nisman para sostener su durísima denuncia contra la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman fueron escuchas telefónicas de terceras personas. Esos audios, donde supuestos cómplices de las maniobras de encubrimiento del caso AMIA usaron frases tales como «la jefa» o «el más alto nivel», cobraron, según el fiscal, un rol determinante cuando los cruzó con hechos de política internacional que fueron públicos.
Así surge delas 289 páginas de su denuncia que anoche dio a conocer el juez federal Ariel Lijo. En su texto, Nisman es enfático al afirmar que la Presidenta «ha emitido una expresa directiva» para diseñar y ejecutar «un plan de encubrimiento» que desvinculara a los acusados iraníes del atentado y les garantizara su impunidad definitiva.
Lijo hizo público anoche el texto completo de la denuncia de Nisman después de que el jefe de la Secretaría de Inteligencia (SI), Oscar Parrilli, le contestó que no había miembros de su secretaría entre los acusados por el fiscal.
Parrilli negó así que «Allan» sea o haya sido un espía de su organización. Según el dictamen de Nisman, en cambio, se trata de un integrante -ya sea orgánico o inorgánico- de la Secretaría de Inteligencia, que trabajó para la Presidencia de la Nación y tuvo «un rol imprescindible» en las maniobras. Parrilli también negó que Héctor Yrimia, según Nisman, «colaborador» de la SI, perteneciera al organismo de inteligencia.
La respuesta de Parrilli dice: «Al respecto, consultadas las áreas pertinentes del organismo, se hace saber que los señores Ramón Allan Héctor Bogado y Héctor Yrimia no pertenecen ni han pertenecido como personal de la planta permanente, contratado, de gabinete ni personal transitorio».
Las escuchas, que según el fiscal son una prueba clave de la «conspiración», se realizaron todas sobre teléfonos usados por el supuesto agente proiraní Jorge Alejandro «Yussuf» Khalil, que mantuvo conversaciones con el líder piquetero Luis D’Elía; el jefe de Quebracho, Fernando Esteche, y el agregado cultural de la embajada de Irán en la Argentina durante el atentado, Mohsen Rabbani, prófugo en la causa.
También, con «Allan». Nisman decía en la denuncia que éste le consiguió a Khalil «una reunión con Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, por un tema relacionado con seguros de caución». Cita una escucha según la cual, cuando Khalil le pidió a Allan ese contacto, este último le respondió: «No hay problema, te venís conmigo». No hay mas referencias sobre ese supuesto encuentro.
El fiscal dice que hay «fuertes indicios» de que la identidad real de este Allan sería Ramón Allan Héctor Bogado y que pertenece a La Cámpora, porque lo cita organizando la movilización de columnas de la organización en un acto. Nisman le adjudica a Allan un «papel clave en el plan criminal, dada su vinculación con la Secretaría de Inteligencia de Presidencia de la Nación y cercanía al entorno presidencial y su activa relación con el operador local de Teherán, Jorge Khalil».
Nisman sostuvo que «los partícipes del plan criminal» hicieron referencia en las escuchas a la responsabilidad de la Presidenta «en varias oportunidades, asegurando que todo está «cerrado muy arriba», todo había sido decidido «al más alto nivel» porque «lo pidió la jefa» y su canciller, obediente, implementó el plan porque fue «orden, orden, orden». Todo según conversaciones de enero, febrero y mayo de 2013.
Además, sostiene: «Para facilitar el avance del encubrimiento, Cristina Fernández y Héctor Timerman desplegaron verdaderas campañas de desprestigio, engaño y manipulación mediante la articulación de una artillería de mentiras, falacias, puestas en escena y secretos con el fin de ocultar las intenciones criminales y facilitar la ejecución del plan de impunidad». Y le adjudica «la más dolorosa de las mentiras» a la Presidenta, que les dijo a familiares y sobrevivientes que los iba a consultar «frente a cualquier propuesta de Teherán».
A Andrés «el Cuervo» Larroque, líder de La Cámpora, Nisman lo coloca entre los implicados en el plan de impunidad. Dice que su rol fue oficiar de nexo con la Presidenta. «Esta afirmación no es una simple conjetura», escribió Nisman, que dijo que existía una prueba directa de ello. Es una conversación de Khalil que dice: «Yo estuve hablando con D’Elía y con «el Cuervo» Larroque, que me pidieron eso, y yo lo transmití a Safir». Khalil también habla de una reunión con ambos. También Esteche habló con Khalil de verlo a Larroque. No obstante, el diputado no participa de ninguna de las conversaciones personalmente . No hay conversaciones entre ninguno de los acusados y Larroque.
En la denuncia de Nisman, sólo hay extractos de las charlas grabadas, por lo que el fiscal del caso Ramiro González pidió ayer que se desgrabaran completamente esas conversaciones reunidas en más de 900 CD.
la última foto que envió nisman
La dirigencia de la DAIA difundió ayer la última foto que envió el fiscal Alberto Nisman al vicepresidente de la entidad, Waldo Wolff, a través de un mensaje de WhatsApp, el sábado por la tarde. En la imagen aparecen los papeles en los que el fiscal estaba trabajando para su presentación en el Congreso. «Le escribí para consultarle sobre quién debía levantar el secreto de sumario sobre los miembros de los servicios de Inteligencia. Él me respondió que el que lo tenía que hacer era Parrilli y me envió una foto del escritorio en el que estaba trabajando», reveló Wolff..
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