San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

Conciencia ecológica en el Valle Grande

valle grande“Salvemos al Valle Grande” fue el slogan de una campaña que realizaron este viernes un grupo de jóvenes en la zona más importante del turismo sanrafaelino.

Corina Blanco es una joven que decidió sin bandería política y por una sola cuestión ecológica, encabezar una campaña para limpiar la zona de Valle Grande. Además, presentó una nota en el Concejo Deliberante.

Corina explica humildemente el motivo de la realización de esa noble tarea, a través de una conmovedora carta:

El Valle Grande significa para mí mucho, quizá porque es donde pasé mis mejores momentos, quizá porque la gente que allí conocí viraron el curso de mi vida, quizá porque es demasiado bello para ser cierto, porque nunca he visto un cielo más estrellado, porque podría morir con el olor de sus pimientos. Mis quince años los festejé en una cabaña, fue cuando conocí a los que serían mis mejores amigos de la adolescencia, que en aquellos tiempos trabajaban en la empresa de turismo aventura que operaba desde el hotel, mas luego conocí a los chicos de la palestra. Desde ese momento el Valle se convirtió en mi segundo hogar; pasaba todos los veranos en carpa, entre montañas y fogones; hacíamos fogones todas las noches.
A los 19 me fui a estudiar a Córdoba, y cada vez que volvía a San Rafael, durante el receso de verano de la universidad, me escapaba algunos días al Valle; lo vi evolucionar año tras año. Hoy tengo 33 y vivo en Capital Federal hace ya 5 largos años.
Los que conocen el Valle Grande saben de su belleza. Pero yo sé que hay gente que conoce el Valle, que lo siente latir; hay algunos que han vivido en él, que entienden cómo funciona. Vivir en él significa pertenecer a él y en lo que a mi respecta, sólo necesito una noche allí para olvidar la angustia existencial típica citadina, provocada por quien sabe qué efecto de esta tan etnocentrista cultura occidental, para entenderme infinitamente pequeña y parte de algo inconmensurable, bello.
Este año volví al Valle Grande; estaba preparada para encontrar un Valle distinto, suponía que eso que llaman progreso había extendido sus tentáculos a los puntos más turísticos; esperaba cambios, traté de no hacerme ninguna pre-imagen. Yo en verdad no imaginaba encontrarme un basural. Botellas de plástico desperdigadas por doquier, cientos de ellas acumuladas en bordes del río, pañales, vidrios rotos, mitades de botellas cuasi vaso, tiradas deliberadamente en las márgenes del lago, con sus respectivos envases de bebidas, mugre, increíble cantidad de mugre.
La respuesta no fue inmediata, creo que tardé algunas horas en tomar plena conciencia, correr de mi mente el efecto imnótico de pensarme de vacaciones y sentarme de una vez en el suelo para llorar durante unos cuantos minutos. Quizá me habría derrumbado si no hubiese encontrado más que eso. Las estrellas siguen brillando como antes, aún existen aquellos extraños seres empáticos, extintos en las grandes ciudades, que apenas habiéndote conocido unas horas te invitan a quedarte, te invitan un asado, te dan lo que tienen; aún existen extraños seres que no pretenden riquezas, los de verdad, esos que disfrutan de compartir una comida amontonados alrededor de un disco. Aún hay magia en el Valle.
Dejé que decantara la idea el fin de semana. El lunes volví en el primer colectivo de la mañana, para alcanzar a tomar unas fotos y hacer un relevamiento del lugar, detectar las zonas más críticas y hablar con lugareños, guías, representantes y encargados de empresas de turismo aventura, gerentes de hoteles, empresarios. La primer ronda fue para escuchar, recolectar opiniones, y encontré que muchos de ellos habían generado propuestas y encarado proyectos para frenar los niveles de contaminación que van en aumento notoriamente. La mayoría de ellos acusó un compromiso inmediato y desinteresado, y al poco tiempo me di cuenta que, a escasas excepciones (no daré nombres), esta gente sólo necesitaba ser oída, que aún cuestionando responsabilidades, si sabemos que las hay, no por eso mirarían para otro lado.
Finalmente se resolvió reunirnos este viernes 16 a las 7:30 hs de la mañana, para limpiar entre todos los terrenos desde el dique hasta el puente, como una primera etapa, priorizando el lago chico y alrededores. El horario lo sugirieron los mismos guías para no superponer la actividad con su jornada laboral. Paralelamente, se redactó una carta al Concejo Deliberante, debidamente firmada por quienes adhieren a esa causa, en concordancia con nuestras ideas y compromiso social, moral y ético. En ella, pedimos a las autoridades municipales medidas efectivas que den respuesta a esta problemática, desde la colocación de contenedores de basura, la recolección diaria de los mismos, carteles indicativos y campañas de concientización a la población sanrafaelina (aunque yo les llamaría de sensibilización).
Si creemos que el planeta nos ha sido dado para usarlo y explotarlo deliberadamente, acabaremos destruyéndolo. El progreso no se trata exprimir y de agotar todos los recursos de una zona para luego mudarse a otra. Necesitamos aprender a convivir, a respetar, a amar, a sentir, a mirar las estrellas.

Aquí la nota presentada en el Concejo Deliberante de San Rafael:

Martes, 13 de enero de 1015. San Rafael, Mendoza.

La presente tiene por objeto dar cuenta de la grave situación en la que se
encuentra el Valle Grande, como así también exigirles a las autoridades gubernamentales pertinentes que tomen medidas en el asunto.

Actualmente la zona del Cañón del Atuel comprendida entre el lago Valle Grande y el empalme entre la ruta 173 y la calle Cubillos, abarcando las costas del río y terrenos aledaños, se ve altamente contaminada con residuos no degradables, principalmente plásticos, botellas de vidrio, envoltura de alimentos, pañales y desechos orgánicos causantes de mal olor, consecuencia de la explotación turística del lugar. Actualmente el Valle Grande recibe cientos de turistas diariamente en temporada alta (enero y febrero), desde sanrafaelinos hasta visitantes de otras provincias y distintos lugares del mundo, productores de grandes cantidades de residuos resultado de un evidente e inevitable consumo.

Esta realidad parece ser ignorada por las autoridades municipales sanrafaelinas, dada su nula participación en la recolección de dichos residuos. Es bochornoso que sólo dos veces por semana retiran la basura de únicamente los contenedores colocados al costado de la calle. En el lapso de unas horas, el calor provoca la rápida descomposición de la materia orgánica de los tachos y basurines, emanando olores nauseabundos y convirtiéndose en focos infecciosos que rebosan de basura, agravado por el hecho de que perros de la zona muchas veces desparraman su contenido que incluye pañales usados.

La cantidad de contenedores de basura es vergonzosamente escasa y éstos
están casi siempre llenos. Ante la ausencia de un lugar apropiado para alojar los desperdicios, la gente opta por acumularlos en bolsas que quedan abandonadas sin que nadie las recoja en el suelo o atadas a las ramas de los árboles, en el mejor de los casos, o dispersos deliberadamente por doquier la mayoría de las veces.

La falta de conciencia y compromiso para con esta tierra que es nuestro hogar, combinada con la inoperancia y desinterés de nuestros gobernantes, acaban por convertir lugares extraordinarios y paradisíacos en verdaderos basurales, realidad de la que el Valle Grande es un claro ejemplo. El “progreso” para el Valle Grande ha significado un gigantesco crecimiento de la explotación turística del lugar, con sus respectivos réditos económicos, sin el correspondiente correlato de parte de municipio en inversiones en planificación e infraestructura (mantenimiento, saneamiento, seguridad, etc.). Ejemplo de ello es la sala de primeros auxilios, que permanece abierta de 14 hs. A 19 hs., horario insuficiente para abarcar las necesidades de la comunidad, negándoseles incluso condiciones básicas de sanidad (como el caso de una turista que necesitó recientemente asistencia médica por una reacción alérgica encontrando dicha sala cerrada a las 12:30 hs).

Exigimos a las autoridades pertinentes tomar medidas efectivas en esta problemática: la colocación de contenedores de residuos apropiados con carteles indicativos, la recolección diaria de los mismos, campañas de concientización a la población sanrafaelina, la recolección de basura periódicamente (sobre todo los lunes en lugares como la Virgen del Valle) y la implementación de controles que disminuyan los agentes contaminantes.
Por nosotros, por generaciones futuras y por esta tierra de la que somos
parte.

En espera de una pronta respuesta favorable.

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