Analistas políticos, especialistas en opinión pública y economistas coinciden en marcarlos como los aspectos centrales que deberá atender el próximo presidente; también marcan que el sucesor de Cristina deberá ser moderado y dialoguista
Cristina Kirchner. Foto: LA NACION
Cuando falta casi un año para que asuma el próximo gobierno, el 10 diciembre de 2015, asegurar la gobernabilidad y restaurar la confianza, sobre todo en la economía, aparecen como los grandes desafíos a los que deberá enfrentarse la próxima gestión, según un grupo de especialistas consultados por LA NACION.
Para ello, parten de algunos datos clave de la realidad, como el hecho de que es probable que la próxima administración no cuente con un control completo del Congreso, como hoy tiene el kirchnerismo, y que el escenario económico para 2015 luce incierto, con pocas posibilidades de mejoras profundas durante el período electoral.
La consultora política Graciela Römer planteó que «con un Parlamento sin una fuerza dominante, la próxima gestión se verá obligada a un importante ejercicio de acuerdos y diálogo para sostener la gobernabilidad». En esta línea, Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, también consideró que será «fundamental» asegurar la gobernabilidad, porque «va a haber un escenario muy fragmentado, con un Congreso muy dividido».
Por su parte, Carlos Fara, presidente de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop), coincidió en que puede haber problemas derivados de «un Congreso muy fragmentado» y la necesidad de «un liderazgo más dialoguista, para abrir las puertas a consensos en el corto plazo». Advirtió además que la opinión pública «va a dar un pico de apoyo al próximo gobierno en sus primeros meses» que contribuirán a lograr trabajar en conjunto.
En cuanto a las principales demandas que deberá enfrentar la nueva gestión, los problemas de índole económica, sobre todo en términos de «recuperar la confianza», aparecen como la prioridad. Además, la necesidad de un «liderazgo moderado».
«Las medidas económicas para salir de la recesión y combatir la inflación y el desempleo son el principal desafío, porque la economía es la que marca el humor social. Entonces deberán trabajar para ver cómo restablecen la confianza», indicó Fornoni.
En tanto, Römer destacó que la sociedad busca «liderazgos de articulación y no los utilizados por el kirchnerismo a partir de la concentración de poder y la intolerancia frente a las diferencias». Y agregó la necesidad de «un liderazgo más horizontal», ya que la sociedad «no espera liderazgos con perfiles heroicos ni cambios sustanciales», sino que lo que quiere son «buenos administradores transparentes que den respuesta a los problemas cotidianos».
En este aspecto, Fara manifestó que en la Argentina «se juegan dos grandes ejes. Uno es el estilo de liderazgo moderado que espera la sociedad, que coincide con el perfil de la mayoría de los precandidatos presidenciales, y el otro es cuánto cambio está esperando la sociedad respecto de lo que hizo el kirchnerismo en estos doce años, que también es moderado, porque hay conciencia de que hay cosas que se hicieron bien».
En el plano económico, los especialistas alertaron sobre un escenario complicado y coincidieron en la necesidad de buscar consensos a la hora de trazar las políticas económicas que permitan salir de la recesión y bajar la inflación, entre otras urgencias. Según el economista Orlando Ferreres, hay dos escenarios posibles. En caso de que el Gobierno acuerde con los holdouts, «puede haber un final relativamente tranquilo y pueden tomarse medidas graduales para tratar la inflación, la pobreza y el desempleo». Pero advirtió que «si se pretende no pagarles, será una jugada de alto riesgo. En este caso, aparece la necesidad de políticas de shock. Este gobierno deja una macroeconomía muy distorsionada que hay que poner en orden», finalizó.
Por su parte, Rodrigo Álvarez, director de la consultora Analytica, consideró que el principal desafío va a ser «restaurar la confianza en política económica que sólo se va a lograr si se presenta un plan que ataque los principales problemas y que explicite cuáles van ser las herramientas».
«Una gran dificultad será cómo financiar los ajustes que va a tener que hacer la economía. Todos tenemos claro que hay ajustes pendientes en los subsidios a los servicios públicos y que el Gobierno no se puede seguir financiando con el Banco Central. Entonces habrá que ver qué tan rápido se atacan estos frentes», sostuvo.
En tanto, el economista jefe de FIEL, Daniel Artana, nombró entre las principales urgencias «el déficit fiscal, la inflación, un crecimiento desmedido del gasto público, distorsión de los precios, desempleo y las pocas reservas en el Banco Central».
Por Lucila Barreiro | Para LA NACION
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