San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

A la gorra y con el acordeón

musicaEn los últimos días se pudo ver a un hombre en el centro sanrafaelino tocando “a la gorra”, acompañado por un cuidado acordeón. Se trata de Leo Casarini, un joven de Venado Tuerto que se animó a vivir de la música.

Con enorme simpatía y carisma, Leo toca para el mundo como si estuviera solo en el living de su casa, metido en su profunda devoción por la música, por sus temas (porque además es compositor).

¿Por qué viniste a San Rafael?
Fue medio azaroso. Estaba yendo hacia Puerto Madrin y no había colectivo hacia ese lado, y como ya estaba en la terminal decidí viajar para acá. Así como fluyen los ríos.

musica c¿Hace mucho que tocás el acordeón?
Sí. En realidad yo soy maestro de piano. Empecé con el piano a los ocho años, y el acordeón lo agarré hace siete. Y hace unos diez años que estoy con el circo, donde hice clown, algo de seguimiento con el piano, acrobacia, malabares, tengo algunos personajes teatrales también.

¿Esto también lo hacías en Venado Tuerto?
Sí. De hecho Venado Tuerto fue donde empecé. Después estuve en una orquesta gitana importante, llegué a tocar en escenarios y a “telonear” bandas, pero me gusta más esto, más la calle que la fama.

¿Dónde parás?
En un hostel. Y ahora me voy a Villa Mercedes, San Luis.

¿Vas a volver?
Sí. San Rafael me trató muy bien. A penas llegué me dijeron que no se podía hacer nada, que no se podía tocar, que la policía y los inspectores… pero el acordeón me cuida y la misma gente me cuida y no me pueden hacer nada. Pasan y se mueren de ganas de decirme cosas, pero no pueden. Ya pasó esa etapa, me pasaba de todo en la calle.

¿Se puede vivir de esto?
Sí. Pasa que para poder vivir de esto tenés que tener mucha constancia y valor. Podés tener talento y quedarte en casa tomando mate. La calle es peligrosa, pasa gente de todos los colores, de todas las razas y los estratos sociales, y para todos es sonrisa, para todos es gratis, y al mismo tiempo hay que subirse a un “bondi” o pararse en un semáforo, entrar a un restaurante, entrar a fiestas de mucha plata entrar a una casa muy humilde. Tenés que tener muy abierta la cabeza, el corazón, tenés que saber canciones de todos los géneros.

¿Qué música te gusta?
Cuando era chico tenía un casete que de un lado tenía rock y del otro lado Chopin, Mozart, Debussy. Me gusta mucho también la música gitana, la sonoridad gitana.

¿Te ofrecieron tocar en una banda grande?
Sí, me ofrecieron entrar en una banda que está entrando, que está creciendo y que ahora se está yendo para Brasil. Se llama “Santo Remedio”. Pasa que yo compongo cosas en el piano, en la guitarra y en el acordeón y busca seguir creciendo para cristalizar la obra propia. Ya no tengo tantas ganas de seguirle el ritmo a nadie.

¿Hacés covers?
En el piano toco Piazzolla, Chopin, Bach… pero estoy más entregado al acordeón.

¿Tu familia?, ¿tenés pareja?
Alejarse es parte de la entrega que uno hace. Estuve en pareja mucho tiempo y también no sé hasta qué punto va de la mano con la carrera de los artistas. Tiene que ser una persona que esté en la misma que vos o que le guste mucho lo que hacés y te respete desde ese lugar. El músico tiene que estar en todos lados, a cualquier hora y entregar amor.

¿Cómo toma tu familia este trabajo? Porque es un trabajo, ¿no?
Mi familia no lo toma como tal. Ha costado mucho. Ya no tienen tantos argumentos como cuando yo era un adolescente loco, cuando apenas empezaba vivía como ocupa y cosas así. Pero me han ido a ver a escenarios y llega un punto en que podés no conceptualizar de qué se trata o cómo es que un día llamo y estoy San Luis, al otro día en San Juan, al otro día en Chile… es como que no entienden cómo es eso.
Ellos lo comprenden y al mismo tiempo no lo comprenden. Lo que observo es que solo los hijos de artistas son comprendidos por sus padres, si no, es como que siempre los padres van a querer que te dediques a algo más formal. Yo soy docente, y podría estar en una vida “más segura”, pero si no hubiera hecho todo ese trajín, no habría compuesto temas.

¿Cuántos temas tenés?
Son quince. Los voy a sacar en un disco a mitad del año que viene. Ahora estoy terminando los arreglos, las letras, porque si bien no me considero cantante, voy a cantar yo.

¿Cómo son las letras, sociales, de amor, de protesta?
Hay de todo un poco. Hay de esta vida, de esta forma de vivir, hay otras que hablan del amor porque es imposible no cantarle al amor y al desamor también. Hay algunas que tienen que ver con la poesía o el vuelo mismo, de permitirse cualquier temática desde la imaginación.

Un mensaje a chicos que quieran emprender una aventura como la tuya.
Ahora estamos terminando el año y los primeros días de enero aparecen un montón, mucha gente que sale con charango, ukulele, grupos de dos o tres y hasta a mí se me complica un poco porque son muchos, pero esos pibes vuelven a la ciudad y vuelven a sus trabajos o sus estudios. Lo importante es que si tienen como meta vivir del arte, que no abandonen.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Sé el primero en comentar en «A la gorra y con el acordeón»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*