Como podemos ver a diario quienes transitamos por el kilómetro cero de la ciudad, la Municipalidad lleva a cabo trabajos de refacción en ese sector de la planta urbana y, por este motivo, han cerrado al tránsito varias cuadras a la redonda.
El corte afecta a la última cuadra de Hipólito Yrigoyen y la primera de avenida Mitre, además de las dos primeras cuadras de San Martín y El Libertador, lo que obliga a desviar el tránsito por un circuito provisorio integrado por Godoy Cruz, Coronel Suárez, Barcala, San Lorenzo, Bernardo de Irigoyen, Chile y Comandante Salas.
Teniendo en cuenta que las cuadras incluidas en el desvío provisorio reciben un flujo inusual de vehículos para el cual no están preparadas, alguien debería haber considerado que, al menos durante este tiempo, deberían adoptarse medidas excepcionales y no hacer de cuenta que todo sigue igual.
Sucede que, en las cuadras de las calles mencionadas, todos siguen estacionando como si nada sucediera –en algunos casos hasta en doble fila y demasiado cerca de las esquinas- e incluso hay contenedores de residuos de la Municipalidad ocupando espacio injustificadamente.
Llama la atención que  a nadie se le haya ocurrido vedar esas cuadras al estacionamiento y adoptar alguna otra medida que disimule los inconvenientes lógicos de una obra de esa envergadura, lo que hace que una buena iniciativa se termine convirtiendo en una pesadilla para los vecinos.
Y cuando decimos “nadie” nos referimos a los responsables de la obra en primer lugar (la Municipalidad) y también a la Dirección de Medios y Vías de Transporte y la Policía Vial, siempre dispuesta a imponer multas a los infractores pero poco proclive a facilitar las condiciones para que se cometan menos infracciones.
Una vez más, esta situación pone en evidencia la falta de coordinación entre organismos del Estado que siguen enfrascados en cuidar su “quintita” en lugar de coordinar esfuerzos para hacernos la vida un poco más fácil a quienes contribuimos a sostenerlos con nuestros aportes.