Expertos españoles iniciaron la búsqueda de los restos del poeta Federico García Lorca en el lugar donde, según referencias testimoniales e indicios de georradar, fue enterrado en una fosa sin identificar en 1936.
El arqueólogo Javier Navarro, participante en la investigación, dijo a la agencia Prensa Latina que ya reconfirmaron sobre el terreno las señales obtenidas previamente con georradar y se obtuvieron los mismos indicios en los mismos lugares.
Precisó que ahora se realiza el vallado del terreno donde se comenzará a rebajar unos dos metros con palas excavadoras para llevarlo al nivel original.
En los años 90 del siglo pasado se rellenó el terreno para construir un campo de fútbol, el cual no se pudo levantar por la presión social, y ese es el suelo que será rebajado con máquinas, apuntó Navarro desde Andalucía.
Puntualizó que, al llegar al suelo original, se continuará la intervención de forma manual para localizar los posibles fosos, delimitarlos y, una vez localizados, realizar un nuevo sondeo con el fin de comprobar si hay restos óseos.
Se trata de unos 300 metros cuadrados en el denominado Peñón del Colorado, cerca de una carretera que lleva a Alfacar, en la provincia de Granada, donde el pasado diciembre el equipo de Navarro localizó anomalías con características de un enterramiento.
El arqueólogo, además de la motivación profesional, afirma que la búsqueda tiene un estímulo adicional por la necesidad de ubicar a miles de víctimas asesinadas durante la dictadura de Francisco Franco (1936-1975) que continúan enterradas en lugares sin identificar.
Apuntó que en la ubicación del lugar, además de otros testimonios, contribuyó el general Fernando Nestares, hijo del capitán José María Nestares, jefe de los guardias que asesinaron a García Lorca.
En un libro biográfico, el general Nestares contó que al día siguiente de la ejecución vio guardias cavando fosas en el mismo lugar que el periodista Eduardo Molina y el investigador Miguel Caballero ubican como el del enterramiento.
Se estima que los restos del poeta permanecen junto a los del maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, asesinados junto a él.
Anteriormente Navarro participó en la búsqueda de restos de marinos españoles de la escuadra del almirante Pascual Cervera hundida por la flota de Estados Unidos frente a Santiago de Cuba en 1898.
En esa ocasión tuvimos que interrumpir las investigaciones debido a la falta de aporte de fondos por la parte española y una enfermedad que lo afectó.