El Obispo de Roma criticó a los religiosos que tienen una lista de precios para aplicar a quienes asisten a solicitar el servicio de matrimonio o de bautismo.
«La gente no los perdona», advirtió; y pidió que se deje de pedir pagos por bautismos y matrimonios: «la redención de Dios es gratuita», dijo Francisco y agregó: «Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y que maltrata a la gente.
Según la página web Vatican Insider, la frase del Papa es un verdadero anatema en contra de los eclesiásticos negociantes, en el marco del sermón que pronunció ayer a la mañana en su homilía durante la misa en la capilla de la Casa Santa Marta.
La liturgia de ayer proponía el pasaje del Evangelio en el que Jesús corre a los mercaderes del Templo porque transformaron la casa de oración en un refugio de ladrones. El gesto del Hijo de Dios, explicó el Pontífice, es un gesto de purificación: «El Templo había sido profanado» y con él el pueblo de Dios; «profanado con el pecado tan grande que es el escándalo».
La gente era buena, indicó Francisco, «iba al Templo, no veía estas cosas; buscaba a Dios y rezaba, pero debía cambiar las monedas para realizar las ofertas». El pueblo de Dios «iba al Templo no por esta gente, por lo que vendían, sino que iba al Templo por Dios», y «allí estaba la corrupción que escandalizaba al pueblo».
«Yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud –subrayó el Papa–, con nuestros hábitos no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad. Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está la lista de los precios» para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. «Y el pueblo se escandaliza».
“Jesús no está enojado”, explicó el Papa, “es la Ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios”, porque no se puede servir a dos patrones: “o das culto a Dios vivo, o das culto al dinero”.
«Pero ¿por qué Jesús está contra el dinero? Porque la redención es gratuita; la gratuidad de Dios, Él viene a traernos la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia o las iglesias se vuelven especuladoras, se dice… ¡eh, no es tan gratuita la salvación!… Es por esto que Jesús toma el látigo para hacer este rito de purificación en el Templo. Hoy la Liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: desde muchachita… Una mujer sencilla, como Ana, en aquel momento, entra la Virgen. Que Ella nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a aquellos que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen», concluyó.
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