Los directivos reunidos en el 50° Coloquio de IDEA advirtieron que se viene un año difícil, que no hay condiciones para la inversión y que el modelo está agotado Carlos Manzonienviado especial
Sus voces suenan con mayor estruendo este año. La cercanía de lo que intuyen que es un fin de ciclo y la percepción de que las variables económicas ya no se acomodarán en lo que queda del mandato de Cristina Kirchner les suelta la lengua más de lo acostumbrado a los empresarios locales. Locuaces como nunca en la última década, en los bulliciosos pasillos del Hotel Sheraton de esta ciudad, donde se celebró el 50° Coloquio de IDEA, los hombres de negocios hicieron una semblanza de lo que consideran que les espera en los próximos doce meses: un año difícil, más de lo mismo. Hay cautela y actitud defensiva.
Uno de los que más alto hicieron escuchar su crítica al Gobierno fue el propio presidente de IDEA, Miguel Blanco, quien en la inauguración del encuentro, el miércoles por la noche, remarcó que no están dadas en el país las condiciones económicas como para atraer inversiones. Poco después, amplió su concepto y dijo: «Este año de transición política va a ser un año difícil». La mayoría de sus colegas concuerdan con él.
También los economistas coinciden con este diagnóstico. Dante Sica, director de Abeceb.com y uno de los infaltables en el Coloquio, deslizó su impresión sobre el futuro inmediato. «Me da la sensación de que este año todos van a adoptar una posición defensiva. Nadie espera que vaya a haber una reactivación», opinó.
¿Cuál será la situación? En el peor de los escenarios, sin un arreglo con los holdouts en enero, la actividad tendría una caída de 2%, similar a lo que se perfila para 2014. La mejor de las hipótesis no parece muy halagüeña tampoco. Una solución para el tema de la deuda permitiría terminar 2015 con cero de crecimiento, es decir, con un estancamiento.
Acorralado por las retenciones, los permisos de exportación y demás controles, el campo es uno de los sectores que más pone el grito en el cielo. Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), afirmó que todo lo que hace el Gobierno perjudica a la producción. Con vistas a lo que viene, señaló: «La próxima cosecha va a ser a la defensiva, con menos tecnología, menos insumos, menos inversión. Eso influirá en los rindes porque, aunque se siembre más superficie, el volumen obtenido será menor.»
Además, el directivo de la SRA confirmó que uno de los próximos pasos que darán con el G6 (grupo integrado por esa entidad, la Unión Industrial Argentina, la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara Argentina de Comercio, los Bancos Privados de Capital Argentino y la Bolsa de Comercio), será ir a la Justicia para que se declare la inconstitucionalidad de la ley de abastecimiento. De no prosperar ese pedido, ya se vislumbran muchos dolores de cabeza en las empresas en los próximos meses, algo que desvela a los hombres de negocios.
Aún con una mirada esperanzadora, Oscar Andreani, dueño de Grupo Andreani, señaló a la inflación como uno de los factores que lo complicarán, y mucho. «Yo veo un año con altibajos, con una inflación igual o superior a la que tenemos hoy», afirmó. Y acotó: «Esto hace que todo el tiempo tengamos que estar ocupados en ajustar tarifas en lugar de trabajar en el foco de nuestro negocio». En Brasil, donde comenzó a expandirse este grupo con 70 años de trayectoria en la Argentina, la situación es diferente. Allí, dice, ese tema se soluciona en 10 minutos.
En el sector de Andreani, se produjo una baja general de 10% en la actividad, que ellos compensan con nuevos clientes. Pero, según estimó, sus colegas van a sufrir bastante más, por el alza de costos. «Gasoil, sueldos y todos los insumos en general se van por las nubes», lamentó.
El año de transición política no será fácil. Todos toman sus recaudos a la hora de trazar un panorama de lo que vendrá. También el sector bancario, claro. Gabriel Martino, CEO de HSBC, empezó por destacar lo positivo. Dijo que los balances de las entidades están sanos y no tienen desequilibrios como los que se dieron en otras transiciones. Esto se debe, explica, a que es un sistema netamente transaccional, que no tiene hipotecas ni productos derivados.
Dicho eso, dio rienda suelta a sus inquietudes por lo que vendrá. «Me preocupa el tema de los créditos direccionados; está bien que se ayude al desarrollo de las pymes, pero eso se tiene que acordar entre todas las partes y no hacerse unilateralmente como ahora», comentó. No es lo único que le quita el sueño. También le preocupan las regulaciones de tasas mínimas para plazos fijos y máximas para préstamos. «Esto lo que hace es encerrar más el sistema», agregó.
Hombre con pasado al frente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, economista que hoy se desempeña como diputado nacional por el PRO en la ciudad de Buenos Aires, se atajó antes de hacer un análisis de lo que deparará el año de transición. Para él, se vive en un contexto muy difícil de predecir, porque en un tema clave como el de la deuda con los holdouts, hay mucha incertidumbre.
En su opinión, si no se hace algo con la deuda hay dos temas para prestar atención. Uno es el de la situación fiscal, que está desbordada. «Ahí hay tres caminos -sostuvo-. Emisión, lo que te lleva a más inflación; suba de encajes, que debilita a los bancos, o emisión de deuda, que aumenta los costos financieros». La segunda cuestión está en el sector externo. Según Sturzenegger, si se quieren mantener las reservas sin devaluar el tipo de cambio, en un contexto de caída de exportaciones, no queda otro camino que apretar el cepo cambiario. ¿Qué ocasionaría eso? «Caída de actividad», respondió. Acá hay otra apuesta por el lado del Gobierno, que es la ley de hidrocarburos, con la que prepara el terreno para que YPF atraiga dólares.
El diagnóstico no está muy lejos del de Sica. «No habrá cambio rotundo ni para arriba ni para abajo. Si se hacen las cosas bien con la deuda, habrá solo estancamiento; si se sigue igual, habrá recesión», opinó.
Con este panorama, no sorprende que una de las palabras más usadas para responder sobre qué actitud tomará el empresariado en los próximos meses sea «cautela». Desde el sector minero, por ejemplo, se espera que el 80% de los empresarios actuará con cautela, y solo un 20%, más adicto al riesgo, buscará oportunidades, según cree Martín Dedeu, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
Para Dedeu, va a haber algunos sobresaltos, como ocurre en toda transición. «No va a ser fácil, no tengo dudas de eso -expresó-. Estamos en el marco de un país con antagonismos y personalismos exacerbados, de los que solo se sale si se incentiva el concepto de bien común.»
La minería es uno de los sectores con mayor potencial en el país, tal como se demostró en uno de los paneles. Pero, como también se dijo, hay que trabajar en tres cuestiones para atraer inversiones: previsibilidad, seguridad jurídica y confianza. Las tres están ausentes hoy en la Argentina.
En ese panel referido a las potencialidades, otro empresario que hizo oír su crítica al Gobierno fue Juan José Aranguren, presidente de Shell Argentina. Acostumbrado a lidiar con el kirchnerismo desde hace una década, el ejecutivo planteó como una evidencia del fracaso de la política energética del país, el hecho de que US$ 12.500 millones se escurran en la importación de combustibles.
Para empezar a cambiar esta realidad, dijo, se necesita en primer lugar un planeamiento de largo plazo. «No se puede continuar con esta política de parches continuos. Es esa política la que nos pone en una situación complicada, porque nos obliga a gastar divisas (que no sobran) para importar energía». Subrayó que se debe reformular la ley de hidrocarburos, porque la impulsada por el Gobierno no sirve para atraer inversiones.
En medio de un Coloquio con muchas críticas en voz alta, no faltó quien prefirió dar su opinión en off the record. Mientras apuraba un café para ingresar al panel sobre educación, un directivo de una importante metalúrgica murmuró que la industria piensa en los próximos 20 años. «Este año ya está jugado – agregó- ¿Cómo lo voy a transitar? Trabajando».
Tampoco faltó lugar para que se diera un pequeño contrapunto interno. Más allá de que Isela Costantini, presidenta del Coloquio, no estuvo del todo de acuerdo con la dureza del discurso inaugural de Blanco, hubo otros que marcaron sus diferencias con lo que opinó la mayoría de los empresarios. Es el caso de Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond, que confió a LA NACION que observa una visión apocalíptica muy grande, en la que no se reconocen algunas cosas buenas que hizo el Gobierno.
«Para mí, la foto no es buena, sobre todo después del control de precios y el aumento de costos -dijo Figueiras-, pero la película de la década fue buena en fomento de la industria y en inclusión.» ¿Su temor para lo que se avecina? Cree que este año va a haber dificultades, porque se está en el último momento de la negociación de una deuda bestial. Estimó que eso se superará y que los principales candidatos principales construirán sobre lo bueno y dejarán de lado lo malo.
«Más de lo mismo». Eso es lo que espera Dante Sica para los próximos 14 meses. Para él, salvo excepciones de algunos nichos, nadie piensa hoy en fuertes proyectos de inversión. Todos van a tratar de mantener el nivel de producción y los que estén muy comprometidos avanzarán con suspensiones y despidos. Un pronóstico más: va a haber más informalización en las empresas del interior. En resumen, recesión larga con alta inflación, en un contexto en el que el Gobierno administrará desequilibrios sin corregir nada.
Este es el panorama que se pintó en este Coloquio, en el que, a diferencia de otros años, los hombres de negocios se animaron a hablar y no escondieron su temor por los coletazos que aún puede dar un modelo que ya se considera agotado.ß
Acorralado por las retenciones, los permisos de exportación y demás controles, el campo es uno de los sectores que más ponen el grito en el cielo. Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), afirmó que todo lo que hace el Gobierno perjudica a la producción. «La próxima cosecha va a ser a la defensiva, con menos tecnología, menos insumos, menos inversión. Eso influirá en los rindes porque, aunque se siembre más superficie, el volumen obtenido será menor», señaló.
Además, el directivo de la SRA confirmó que uno de los próximos pasos que darán con el G-6 (grupo integrado por esa entidad, la Unión Industrial Argentina, la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara Argentina de Comercio, los Bancos Privados de Capital Argentino y la Bolsa de Comercio) será ir a la Justicia para que se declare la inconstitucionalidad de la ley de abastecimiento. De no prosperar ese pedido, ya se vislumbran muchos dolores de cabeza en las empresas.
Aún con una mirada esperanzadora, Oscar Andreani, dueño de Grupo Andreani, señaló a la inflación como uno de los factores que lo complicarán, y mucho. «Yo veo un año con altibajos, con una inflación igual o superior a la que tenemos hoy», afirmó. Y acotó: «Esto hace que todo el tiempo tengamos que estar ocupados en ajustar tarifas en lugar de trabajar en el foco de nuestro negocio». En Brasil, donde comenzó a expandirse este grupo con 70 años de trayectoria en la Argentina, la situación es diferente. Allí, dice, ese tema se soluciona en 10 minutos.
En el sector de Andreani, se produjo una baja general de 10% en la actividad, que ellos compensan con nuevos clientes. Pero, según estimó, sus colegas van a sufrir bastante más, por el alza de costos.
El año de transición política no será fácil. Todos toman sus recaudos a la hora de trazar un panorama de lo que vendrá. También el sector bancario, claro. Gabriel Martino, CEO de HSBC, empezó por destacar lo positivo. Dijo que los balances de las entidades están sanos y no tienen desequilibrios como los que se dieron en otras transiciones. Esto se debe, explica, a que es un sistema netamente transaccional, que no tiene hipotecas ni productos derivados.
Dicho eso, dio rienda suelta a sus inquietudes por lo que vendrá. «Me preocupa el tema de los créditos direccionados; está bien que se ayude al desarrollo de las pymes, pero eso se tiene que acordar entre todas las partes y no hacerse unilateralmente como ahora», comentó. No es lo único que le quita el sueño. También le preocupan las regulaciones de tasas mínimas para plazos fijos y máximas para préstamos. «Esto lo que hace es encerrar más el sistema», agregó.
Hombre con pasado al frente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, economista y diputado nacional por Pro en la ciudad de Buenos Aires, se atajó antes de hacer un análisis de lo que vendrá. Para él, se vive en un contexto muy difícil de predecir, porque en un tema clave como el de los holdouts, hay mucha incertidumbre.
En su opinión, hay dos temas para prestar atención. Uno es el de la situación fiscal, que está desbordada. «Ahí hay tres caminos -sostuvo-. Emisión, lo que te lleva a más inflación; suba de encajes, que debilita a los bancos, o emisión de deuda, que aumenta los costos financieros». La segunda cuestión está en el sector externo. Según Sturzenegger, si se quieren mantener las reservas sin devaluar el tipo de cambio y en un contexto de caída de exportaciones, no queda otro camino que apretar el cepo cambiario. ¿Qué ocasionaría eso? «Caída de actividad», dijo. Acá hay otra apuesta por el lado del Gobierno, que es la ley de hidrocarburos, con la que prepara el terreno para que YPF atraiga dólares.
El diagnóstico no está muy lejos del de Sica. «No habrá cambio rotundo ni para arriba ni para abajo. Si se hacen las cosas bien con la deuda, habrá sólo estancamiento; si se sigue igual, habrá recesión», opinó.
Con este panorama, no sorprende que una de las palabras más usadas para responder sobre qué actitud tomará el empresariado en los próximos meses sea «cautela». Desde el sector minero, por ejemplo, se espera que el 80% de los empresarios actuará con cautela, y sólo un 20%, más adicto al riesgo, buscará oportunidades, según cree Martín Dedeu, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
Para Dedeu, va a haber algunos sobresaltos, como ocurre en toda transición. «No va a ser fácil, no tengo dudas de eso -expresó-. Estamos en el marco de un país con antagonismos y personalismos exacerbados, de los que sólo se sale si se incentiva el concepto de bien común.»
La minería es uno de los sectores con mayor potencial en el país, tal como se demostró en uno de los paneles. Pero, como también se dijo, hay que trabajar en tres cuestiones para atraer inversiones: previsibilidad, seguridad jurídica y confianza. Las tres están ausentes hoy en la Argentina.
En ese panel referido a las potencialidades, otro empresario que hizo oír su crítica al Gobierno fue Juan José Aranguren, presidente de Shell Argentina. Acostumbrado a lidiar con el kirchnerismo desde hace una década, el ejecutivo planteó como una evidencia del fracaso de la política energética del país el hecho de que US$ 12.500 millones se escurran en la importación de combustibles.
PENSAR, NO PARCHEAR
Para empezar a cambiar esta realidad, dijo, se necesita un planeamiento de largo plazo. «No se puede continuar con esta política de parches continuos. Eso nos pone en una situación complicada, porque nos obliga a gastar divisas (que no sobran) para importar energía.» Subrayó que se debe reformular la ley de hidrocarburos, porque la impulsada por el Gobierno no sirve para atraer inversiones.
En medio de un Coloquio con muchas críticas en voz alta, no faltó quien prefirió dar su opinión off the record. Mientras apuraba un café para ingresar al panel sobre educación, un directivo de una importante metalúrgica murmuró que la industria piensa en los próximos 20 años. «Este año ya está jugado – agregó- ¿Cómo lo voy a transitar? Trabajando.»
Tampoco faltó lugar para un pequeño contrapunto interno. Más allá de que Isela Costantini, presidenta del Coloquio, no estuvo del todo de acuerdo con la dureza del discurso inaugural de Blanco, hubo otros que marcaron sus diferencias con lo que opinó la mayoría de los empresarios. Es el caso de Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond, que confió a LA NACION que observa una visión apocalíptica muy grande, en la que no se reconocen algunas cosas buenas que hizo el Gobierno. «Para mí, la foto no es buena, sobre todo después del control de precios y el aumento de costos -dijo-, pero la película de la década fue buena en fomento de la industria y en inclusión.» Cree que este año va a haber dificultades, porque se está en el último momento de la negociación de una deuda bestial. Pero estimó que eso se superará y que los principales candidatos presidenciales construirán sobre lo bueno y dejarán de lado lo malo.
«Más de lo mismo.» Eso es lo que espera Dante Sica para los próximos 14 meses. Agrega que, salvo excepciones de algunos nichos, nadie piensa hoy en fuertes inversiones. Todos tratarán de mantener el nivel de producción y los que estén muy comprometidos avanzarán con suspensiones y despidos. Un pronóstico más: va a haber más informalidad en las empresas del interior. En resumen, recesión larga con alta inflación, en un contexto en el que el Gobierno administrará desequilibrios sin corregir nada.
Éste es el panorama que se pintó en este Coloquio, en el que, a diferencia de otros años, los hombres de negocios se animaron a hablar y no escondieron su temor por los coletazos que aún puede dar un modelo que ya se considera agotado.
DOS MIRADAS, UNA MISMA REALIDAD
Mar del Plata fue el escenario de dos encuentros en los que se repasó la actualidad
Hermes Binner
Candidato presidencial
El santafecino es uno de los políticos que año tras año llegan a IDEA. «El tema energía no se soluciona de un día para el otro. Vaca Muerta es importante, pero depende del valor del petróleo, porque, a 20 dólares el barril, es inviable.»
Héctor Recalde
Diputado nacional
El legislador del Frente para la Victoria fue uno de los gestores del encuentro, que se llamó «Confrontando Ideas». El empresario Ider Peretti y el publicista Héctor Braga Menéndez fueron otros de los mentores del contracoloquio de Mar del Plata
Isela Costantini
CEo de General Motors
La presidencia del Coloquio se mostró distante de los dichos del presidente de IDEA. «El discurso de Miguel Blanco no es el espíritu de lo que se viene tratando de hacer, y para nada es el sentido de este Coloquio. El diálogo no está roto.»
Carlos Tomada
Ministro de trabajo
Fue uno de los enviados por el Gobierno a contestar a los empresarios. «Cuando en el otro boliche [por el Coloquio de IDEA) piden ajustar, nosotros metemos doce mil millones de mangos para la moratoria jubilatoria», sostuvo el ministro
Miguel Blanco
Gerente general de SMG
El presidente de IDEA inauguró el encuentro con críticas la Gobierno. «La Argentina necesita reinsertarse?en el mundo, inserción que hemos perdido?a partir de actitudes soberbias», dijo?frente al gobernador Daniel Scioli
Horacio Ghilini
Secretario gral. de SADOP
El titular del Sindicato Argentino de Docentes Privados está alineado con la CGT oficial. En el encuentro hubo una encendida defensa a las leyes de abastecimiento y a la norma que establece la creación del Observatorio de Precio
Por Carlos Manzoni | LA NACION
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