No obstante, un equipo de investigadores del Instituto Leibniz de Evolución y Biodiversidad, en Alemania, ha descubierto que algunosanfibios, probablemente emparentados con estos animales, ya podían hacerlo hace 300 millones de años.
En un estudio publicado en la revistaProceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, estos expertos sugieren que esta habilidad no es, pues, reciente, sino que se remonta a la aparición de los primeros urodelos.
Los nuevos miembros que desarrollan las salamandras modernas no son réplicas exactas de los originales. A menudo, sobre todo cuando han perdido más de una vez una misma extremidad, presentan cicatrices y bultitos, y en ellos algunos dedos aparecen fusionados.
Estas mismas peculiaridades pueden observarse en el ejemplar fósil que han analizado estos científicos, un Micromelerpeton que vivió en lo que hoy es el noroeste de Alemania.
El hecho de detectar que un animal ya mostraba esta capacidad hace tantos millones de años ha llevado a los autores a preguntarse por qué entonces otras especies de tetrápodos (como los mamíferos, las aves, los reptiles u otros anfibios) no la poseen en la actualidad. En su opinión, probablemente se perdió con el tiempo, quizá porque el proceso requería un excesivo gasto de recursos para el organismo. Aun así, creen que su ensayo podría arrojar luz sobre el funcionamiento de este mecanismo.
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