Asistimos a un tiempo de madres cargadas de multitareas: el hogar, la profesión y los hijos. ¿Es posible hacer todo bien? Esta es la pregunta sobre la que intentará ahondar esta nota. Los últimos debates y expertos ofrecen variados puntos de vista sobre el tema
En 1947, el diccionario de la Real Academia Española definía a la mujer como «persona de sexo femenino», para luego pasar a enumerar diferentes acepciones como: «Mujer de gobierno: criada que tiene a cargo el gobierno económico de la casa (ama de llaves)» o «Mujer de su casa: la que manda y ejecuta los quehaceres domésticos y cuida de su hacienda y familia con mucha diligencia» para luego sumar: «Mujer del arte, de la vida airada, del partido, de la mala vida, mundana, perdida o pública: Prostituta».
Laura Gutman escritora y terapeuta familiar, explica a Infobae: «La principal diferencia entre nuestras madres o abuelas y nosotras, es que ellas recibían el reconocimiento y la valoración social, en el hecho materno. Sin olvidar que en ese entonces esto llevaba implícito el sometimiento sexual y económico, puesto en el varón».
Todavía no se veía a la mujer como generadora de sus propios emprendimientos o inserta en el mercado, cambios que se irán dando de manera paulatina a medida que se dieron otros avances como la píldora, la liberación femenina, los derechos políticos o el nuevo rol dentro de la familia, entre otros.
«En la actualidad las mujeres jóvenes recibimos mayor valoración dentro de las actividades visibles en el ámbito público. ANTES LAS MUJERES ERAN MÁS VALORADAS EN EL ROL MATERNO. POSIBLEMENTE LA PASABAN MEJOR SIENDO MADRES QUE MUJERES. AHORA LAS MUJERES SOMOS MÁS VALORADAS EN EL ROL DE TRABAJADORAS. POR LO TANTO LA PASAMOS MEJOR SIENDO MUJERES QUE SIENDO MADRES«, agrega Gutman.
Pero la búsqueda de la independencia y abrirse paso en el mundo laboral, han traído aparejados nuevos desafíos. La tan deseada igualdad marcha a su propio paso y, en muchos casos, esos pasos son algo lentos, ya que son ellas quienes se hacen cargo de tareas que deberían ser compartidas.
Para Cristina Faustino, coach española especializada en conciliación de maternidad y trabajo y colaboradora de Womenalia -una red social mundial para mujeres profesionales- «la mayor parte de las madres de hoy trabajan o quieren trabajar, mientras que hace 25 años casi ninguna lo hacía por elección propia, fruto de una sociedad que se había estructurado así» y adhiere que las mujeres «han pasado de ser solo madres, a ser madres trabajadoras», que se «safrifican por los hijos, tratando de cumplir con todo y se olvidan de ellas mismas».
Más actividades, más estrés
Cada nuevo día es un gran desafío para una madre multitask. Su rutina comienza bien temprano, encargarse del desayuno, llevar los chicos al colegio y dejar la casa organizada, todo antes de salir a trabajar. Luego, se suma el ambiente laboral en el que tampoco compiten en igualdad de condiciones con los hombres. Según el último informe del Instituto Nacional De Estadísticas y Censos (INDEC) las mujeres ganan un 36% menos que sus pares masculinos.
En ese sentido, Melisa Girard, economista y una de las titulares de la primera cátedra de Género y Economía de la Universidad de Buenos Aires, comenta: «Las mujeres suelen trabajar menos horas que los hombres, 8 horas en general, debido a que son ellas a quienes se les asignó el rol de cuidar a los chicos o ancianos y ocuparse de la casa. Las tareas del hogar no suelen repartirse como para que sea posible que las mujeres puedan salir sin tener que pagarle a otra persona, que por lo general es otra mujer, para que se encargue de las tareas de cuidado y del trabajo doméstico».
Las mamás del siglo XXI son emprendedoras y activas y se ven obligadas a responder con rapidez ante todas las exigencias. Para Gutman «es importante lograr el equilibrio entre la mujer del hogar y la del mundo laboral», aunque asegura que «esto no es fácil e implica sacrificios. Pues deben cumplir múltiples tareas y escoger cuáles son prioridad como cerrar un negocio o llevar a los niños al pediatra. Juntar ambas realidades: la autonomía personal (satisfacer las propias necesidades o deseos) y la dedicación a la crianza (satisfacer las necesidades del niño), se ha convertido en una problemática nueva».
Nuevas tecnologías
En este punto, la tecnología se volvió una gran aliada, ya que ha simplificado algunas obligaciones y procesos. Con los teléfonos celulares y smartphones se puede monitorear el seguimiento de los chicos y la casa hasta las posibilidades que brinda el teletrabajo.
En ese sentido, las últimas cifras del INDEC revelan que el porcentaje de empresas con teletrabajadores se incrementó entre 2006/7 y 2009/10 en un 58 por ciento. Además, un informe realizado por el Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) y el Observatorio PyMe indica que al 2010, el 10% de las firmas de la Ciudad de Buenos Aires ya utiliza el teletrabajo como práctica laboral y proyecta que en los próximos años el porcentaje podría ascender al 26 por ciento.
La tecnología, en especial los smarthphones y tablets, otorgan la sensación de que el multitasking es posible. El «89% de las personas que tienen un celular inteligente lo utilizan en el trabajo y, en promedio, los empleados que utilizan una computadora en el trabajo «se distraen de su tarea cada 10.5 minutos». Con respecto a la productividad, «aquellos que se enfocaron en más de una actividad bajaron en un 40% su nivel».
Se cae el mito
Según un informe del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (acceder al informe) el multitasking es un mito. Sostiene que el cerebro secuencia y prioriza la realización de dos tareas o más, dándole prioridad a una sobre otra. Entre esas etapas se produce una ‘interferencia’ necesaria para poder reaccionar de una tarea a la otra. Este lapsus puede ser inofensivo si las actividades son leer un mail y a la vez hablar por teléfono, pero mucho más serios cuando, por ejemplo, se habla por teléfono mientras se maneja.
Otro estudio publicado en Plos One realizado por la Universidad Carnegie Mellon de Estados Unidos y la Universidad Groningen de los Países Bajos, reveló que la mejor manera de ‘reducir la interferencia’ es mediante un entrenamiento para secuenciar las actividades, pero que no era posible realizarlas al mismo tiempo.
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