San Rafael, Mendoza jueves 25 de abril de 2024

La tecnología llega al cielo

Innovaciones.Los drones sirven para mucho más que usos militares. Qué son, cuáles son sus ventajas y desventajas y qué aplicaciones tienen en el mundo empresario.

 Ramiro Saiz, de Argendrones.Ramiro Saiz, de Argendrones.
«Nos gusta ser pioneros, nos gusta explorar, nos gusta meternos en callejones oscuros y ver qué hay del otro lado», dijo Jeff Bezos, fundador y CEO de Amazon, a fines de 2013 en una entrevista televisiva. La frase enmarcó el anuncio del uso de drones para enviar a sus clientes los productos que compren on line.   Estos dispositivos -llamados Octocoper- podrán transportar paquetes de hasta 2,5 kg a una distancia de hasta 16 km, tendrán un GPS como guía y estarán activos en aproximadamente cinco años. Esta demora no se vincula con temas tecnológicos, se debe a problemas regulatorios.

«Hay quienes comparan el impacto de los drones en sectores económicos tradicionales con lo que fue Internet en su momento», dice Gonzalo Placenave, socio gerente de WeDo, empresa que ofrece servicios basados en drones. ¿Locura, fábula, marketing o ilusión? No: realidad cada vez más cercana.

Surgieron para ámbitos militares y, luego, dada su capacidad de portar cámaras, comenzaron a usarse para entretenimiento y en publicidad, cine, fotografía y televisión. Pero, al evolucionar los sensores que pueden llevar, su uso se extendió a áreas como geología, hidrología y cartografía (para hacer fotomapas), ciencias medioambientales (estado de la atmósfera, control de incendios, mapas de polución), logística (control de áreas de depósito), seguridad (control de fronteras, monitoreo de eventos multitudinarios, control del tránsito y de accidentes, embotellamientos) y exploración de zonas de difícil acceso (precipicios, cuevas, tuberías), entre otros.

También se usan en filmación de eventos, planificación y control de obras de construcción, y en agricultura de precisión, para monitoreo de cultivos, patrones de siembra, control de riego, plagas y polinización, y aplicación de fertilizantes o pesticidas.

«Made in argentina»En 2013, se hicieron varias pruebas con drones. En la ciudad de La Plata, el Grupo Aeromodelista Hangar 11 realizó el arreo de ovejas con un cuadricóptero (ver «Contactos»).

Más al norte, la Dirección de Bosques de la provincia de Chaco controla posibles talas de árboles en áreas de difícil acceso de su bosque nativo, con un dron basado en software desarrollado por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Puede volar a una distancia máxima de 20 km desde la base de operaciones, y a una altura de entre 200 y 1.000 metros. Transporta una cámara digital de alta resolución y otra de video, y transmiten las imágenes a la base en tiempo real.

En el municipio bonaerense de Tigre utilizan dos drones con cámaras infrarrojas y de video de alta resolución, para operativos de seguridad. Pesan 3,1 kg y miden 76 centímetros.

Y en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) están diseñando un dron basado en energía solar. Se llama Solodama y su financiamiento es compartido por la UNC y el Ministerio de Defensa de la Nación. Pesará 2,5 kg, será dirigido en forma remota por un operador y sus alas están tapizadas de paneles solares. Se usaría para observaciones diurnas o como estación de enlace de telecomunicaciones.

Según Ramiro Saiz, de Argendrones, el punto fuerte de los drones es el uso en agricultura: «Pueden dar una respuesta rápida y única para optimizar cultivos». Pero aclara que también son efectivos en fotografía aérea, para mostrar emprendimientos desde un punto de vista distinto e, incluso, crear panoramas de 360 grados; en videos institucionales, y en fiestas o eventos.

Ya hay varias pymes argentinas que fabrican drones y ofrecen servicios con ellos, además de venderlos. Una de ellas es Argendrones. Saiz cuenta que todo comenzó hace cuatro años: «Empecé a investigar y al año armé mi primer prototipo, que fui mejorando con distintos materiales y motores. Hoy es difícil la fabricación por las limitaciones para importar, ya que gran parte de los componentes son importados (motores, aceleradores, placas controladoras, baterías). También es muy alto el precio de algunos materiales, como la fibra de carbono, que es muy resistente y liviana. Estoy fabricando un modelo con mayor cantidad de componentes locales, pensado para múltiples usos y de bajo costo».

El emprendedor dice que habitualmente le piden drones «para seguridad, delivery, fotografía y filmación aérea. A veces, los necesitan para un uso específico, por ejemplo, para volar y aterrizar sobre el agua, y allí la electrónica debe estar completamente sellada». Además, ofrece servicios de fotografía aérea y multiespectral, para el agro.

Hay tres temas que intervienen en un dron: la autonomía, el ruido y cómo le afecta el clima. Para Saiz, «la autonomía de los multicópteros va de 10 a 30 minutos, según la carga que lleve. En cargas grandes, disminuye el tiempo de vuelo. En drones tipo avión, la autonomía puede llegar a horas». En sus drones, usa motores eléctricos y eso baja el ruido. Y en cuanto al clima, «según sea la protección de la electrónica, puede o no volarse con llovizna. El problema es el viento, no más de 30 km/h». El precio de sus drones profesionales parte de US$ 10.000; si son para hobby, desde US$ 600.

A prueba y errorCon 15 años de experiencia en cine y publicidad, y nueve años piloteando modelos radiocontrolados, Iván Insausti fabricó su primer multicóptero hace cinco años y creó la empresa HexaCóptero, que ofrece servicios de filmación aérea orientados a productoras de cine y publicidad: hace documentales, videos institucionales, películas, publicidades y videoclips musicales. «Los primeros pasos fueron a prueba y error porque en Internet sólo había información de experiencias de gente como yo. Pero la tecnología progresó rápidamente, ya que en ese entonces las placas controladoras de los motores no tenían ningún control autoestable ni de posicionamiento, eran manuales. Y desde hace tres años hay placas que mantienen el hexacóptero estable y fijo en un punto, sin que el piloto deba luchar contra el viento o la deriva física del equipo», dice.

Luego, la industria avanzó e Insausti encontró en el mercado los drones que necesita: «Hoy, si se quiere un equipo profesional, no es recomendable la autofabricación, hay productos realmente sorprendentes. Mis equipos actuales son DJI, pero hay otras excelentes marcas como FreeFly, Droidworx y Mikrokopter».En cuanto a los servicios de filmación, el emprendedor asegura que «los multicópteros no reemplazan a otra herramienta; lo más comparable sería una toma aérea desde un helicóptero, pero implica aproximadamente 500% más de costo. Y si bien los helicópteros pueden filmar con cámaras profesionales de cine y tienen menos restricciones climáticas, están más limitados en la diversidad de tomas. Un multicóptero puede hacer tomas que empiecen a ras del piso, o muy cerca de una persona, y de un solo movimiento convertir ese plano en una toma aérea».

Actualmente, usa hexacópteros que cargan un peso útil de 3,5 kg y su peso total ronda los 8 kg. Llevan baterías de Litio-Polímero y un cabezal giroestabilizado de tres ejes, con una cámara HD. «El equipo se opera entre dos personas, camarógrafo y piloto. La autonomía depende del tipo de equipo, la cámara, las condiciones de viento, y la exigencia en vuelo pero, en general, es de 12 minutos promedio. Lo ideal es volar entre 6 y 8 minutos para tener cobertura de seguridad ante cualquier situación», explica Insausti.

El emprendedor destaca: «Hasta que no mejore la tecnología de las baterías, los usos más viables son los audiovisuales. En arquitectura e ingeniería, pueden usarse para relevamiento de obras y construcciones; y en el mercado inmobiliario, para exhibir propiedades. También recibí consultas del mercado agropecuario, para relevamiento de sembrados».

La limitación en la autonomía de las baterías deja afuera varias aplicaciones. «Por ejemplo, para entregas a domicilio no es viable un equipo que tiene 20 minutos de autonomía, ya que a una velocidad promedio de 40 km/h, el radio de cobertura sería 4,5 km para una sola entrega. Y siempre considerando que la casa del cliente tiene un fondo súper amplio, sin cables ni árboles, ni mascotas, o niños jugando, para que el multicóptero aterrice sin problemas. En zonas rurales, el radio de entrega no alcanza, y para aplicaciones de seguridad se puede usar como ‘ojo aéreo’ en tiempo real, pero no es efectivo para prevenir», afirma Insausti. Y agrega: «Hay cuadricópteros desde $ 900 para hobby y hasta $ 90.000 para uso profesional; pero con accesorios y actualizaciones, el precio puede ser mucho más».

Drones importadosLa pyme WeDo ofrece cuatro servicios basados en drones: audiovisuales (grabación aérea), industriales y cartográficos (inspecciones de torres de refrigeración o alta tensión, chimeneas, oleoductos y vuelos fotogramétricos de pequeña escala para obra civil), seguimiento (monitoreo de fauna para estudios de población, hábitat y comportamiento, y plataformas aéreas de sensores para investigación) y promocionales (grabación de eventos). «Los más demandados hoy en la Argentina son los audiovisuales y promocionales», dice Gonzalo Placenave, socio gerente de la firma.

En 2011, WeDo hizo un acuerdo con la española DroneTools para vender sus equipos y ofrecer servicios con ellos. «Seguridad, agrícola y energía son los mercados que más consultan la posibilidad de comprar un equipo», afirma el ejecutivo.

DroneTools tiene equipos como el Drone4 Quad, que se usa para tomar imágenes aéreas, ya que transporta pesos de hasta 600 gramos y tiene 23 minutos de autonomía. El Drone6Hexa puede llevar hasta 1,5 kg y su autonomía es de 15 minutos. Y el Drone8Octo admite hasta 3 kg y ofrece 12 minutos de vuelo. «Los precios en el país oscilan entre 5.500 y 15.000 euros, pero varían según el uso que se le vaya a dar. Ahora, DroneTools está trabajando en mejorar la autonomía, la consistencia en la transmisión de señales y la capacidad de carga de un tricóptero y nosotros estamos buscando la mejor aplicación industrial para ese nuevo desarrollo», dice Placenave. Y aclara que no prestan servicios con lluvia o nieve y si el viento supera 20 km/hora.

La regulaciónHoy, las aplicaciones comerciales y profesionales de los drones están limitadas por la falta de regulación. En general, los países sólo permiten el tránsito de drones para usos militares, debido a temas ligados con la privacidad y la seguridad. Pero, dado el auge que tuvieron en 2013, varios países comenzaron a pensar normas que los regulen. Por ejemplo, el Ministerio de Fomento de España emitió el borrador de un Real Decreto que permite el uso de drones «en determinadas condiciones, con limitaciones». Seguirá prohibido el vuelo sobre núcleos urbanos o grupos de personas, aunque podrán otorgarse excepciones. Y los «pilotos» deberán acreditar capacitación específica para garantizar un vuelo seguro.

Por su parte, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) creará una normativa que empezaría a regir en 2016, tendiente a que los drones puedan surcar el espacio aéreo de la región pues estima que acapararán el 10% del mercado aeronáutico en 10 años.

Del otro lado del Atlántico, Barack Obama, presidente de Estados Unidos, propuso que se permita el uso de drones en su país a partir de septiembre de 2015.En la Argentina, sólo hay normativa para su uso como hobby. Insausti aclara: «Hay legislación internacional para uso y pilotaje de modelos radiocontrolados superiores a 8 kg, pero la mayoría de los multicópteros no llega a ese peso. Es necesario regular el uso de estos equipos, ya que bien utilizados son seguros y eficientes, pero en manos equivocadas, o sin la experiencia requerida, pueden ser peligrosos».

Coincide Saiz: «Hay que empezar por no generar conflictos; es decir, no volar cerca de aeropuertos, donde hay alta densidad de gente, ni a la altura de vuelos comerciales, y sumar una acreditación para operarlos. Y para drones de más de 10 kg agregaría la obligación de llevar un transponder/tracker para que cualquier torre de control aéreo los identifique, ya que por la baja altura a la que vuelan, los radares no los detectan. Por ahora, quien vuela un dron no necesita certificación, sólo rigen las normas del aeromodelismo».

Por su parte, Placenave desliza un deseo: «Ojalá podamos tener un marco normativo razonado y razonable, que regule la actividad y resulte del consenso de los que estamos en el sector y de los que puedan verse afectados». Y agrega: «No sólo es un tema legislativo; también hay problemas con la velocidad de asimilación de los muchos sectores que pueden ser transformados por esta tecnología. Además, tallan aspectos como el terrorismo o la privacidad de las personas, que hacen que la implementación se analice con cuidado. Los drones involucran cambios profundos en muchos sectores y eso llevará tiempo».

Si bien hay aún barreras, «vencimos la principal: demostrar que están en la Argentina, aportan al desarrollo y se pueden adaptar a las necesidades. En el último año, se triplicaron las consultas sobre drones, tengo entre tres y cuatro consultas por semana. La siguiente barrera es reducir el costo, y estamos trabajando fuerte pero el contexto argentino es complejo por la dificultad para conseguir la tecnología necesaria», advierte Saiz.

Aunque falta que bajen sus precios, la versatilidad que ofrecen los drones los hacen aptos para aplicaciones en el ámbito de las pymes.

http://www.ieco.clarin.com/afterwork/Drones_0_1232277286.html
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