La urgencia por conseguir dólares o por defender las reservas enfrentó esta semana al titular del Palacio de Hacienda con Diego Bossio.

El jefe de la ANSES tiene entre manos una caja millonaria que el Ministro mira con especial interés. Bossio custodia un millonario stock de bonos nominados en dólares, y tuvo que vender por instrucción oficial una buena parte a bajo precio para forzar la caída del “dólar contado con liquidación” usado como punto de referencia por el mercado informal del dólar blue. Economía logró un éxito provisorio. En una semana el blue bajó de $16 a algo menos de $5. Pero Bossio ya no estaría de acuerdo con seguir la estrategia de Kicillof.

En el kirchnerismo, cuentan que el titular de la ANSES le advirtió a Cristina de Kirchner que no era buena idea seguir achicando la cartera de bonos. No le habría ido tan mal en su intento; en el mercado financiero fue vox populi esta semana que la ANSES por primera vez en un mes no vendió bonos en dólares y Alejandro Vanoli tuvo que recurrir a las aseguradoras para pedirles que “colaboren” vendiendo estos títulos para inducir una baja del “contado con liqui”.

Tras la salida de Juan Carlos Fábrega del Central, hubo un tema recurrente en las conversaciones de Cristina con Kicillof: cómo bajar la brecha que separa al dólar oficial del informal. Tradicionalmente la principal referencia de las cuevas es el valor del contado con liquidación. Semanas atrás cuando el dólar blue amagaba con tocar los $16, Bossio recibió la instrucción oficial de desprenderse de títulos en moneda estadounidense (especialmente Boden 2015 y Bonar 2017). Al inundar la plaza de estos bonos la cotización del CCL desciende y arrastra al blue.

Ante la necesidad de caja, Bossio le propuso a Cristina comenzar a vender acciones de empresas donde el Estado tiene presencia gracias a la herencia que dejaron las AFJP. El control de estas participaciones accionarias lo tiene Kicillof desde la época en que era viceministro.

Frente a las versiones que circularon durante toda la semana, que daban cuenta de esta discusión, Bossio se vio obligado a emitir, ayer, un comunicado con el que desmintió “de forma categórica” la información sobre la existencia de planes para la venta de acciones de empresas nacionales en poder del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS)”. El comunicado señaló que “desde la creación del FGS la ANSES tuvo una política invariable de resguardo de las acciones de las empresas nacionales”.

Se sabe que Kicillof no quiere desprenderse de las acciones. En el Palacio de Hacienda la impronta que marca el ministro es justamente que el Estado debe ganar presencia en las empresas privadas. La lista de compañías es grande y alcanza desde firmas de energía eléctrica hasta bancos.

Pese a las desmentidas, se sabe que Bossio fue directamente a Cristina para convencerla de desprenderse de parte de algunas compañías”, dijo una de las fuentes oficiales consultadas por Clarín.

La relación de Kicillof con Bossio nunca fue amistosa. Otro episodio esta semana dio cuenta de esa desconfianza mutua. El ministro cree que Kicillof estuvo detrás de los rumores que indicaban un corte a la venta de dólares para ahorristas. Rumores que habrían llegado a oídos e Cristina y que obviamente Bossio se ocupó de desmentir.

Según pudo saber Clarín, Bossio a sus íntimos les confesó que teme una operación de Axel para ser destituido. El jefe de la ANSES, a diferencia de otros miembros del gabinete, busca continuar en su cargo más allá del 2015. El uso discrecional de la caja de la ANSES comenzó a ser (aunque tarde) un tema que lo desvela.

Sus aspiraciones a la Gobernación de Buenos Aires fueron opacadas con la entrada en acción Máximo Kirchner. De hecho, cuando comenzaron las versiones de una posible candidatura como gobernador del hijo de la presidenta, Bossio se mostró públicamente en desacuerdo. “No puedo decir si va a ser o no candidato, me parece que más que una decisión personal es una decisión de un espacio político”, dijo el jefe de la ANSES tras el primer discurso político de Máximo.

“Fue por Fábrega, puso a Vanoli en el BCRA que no hace nada sin consultarle, a De Vido le vació el ministerio, a Giorgi le quitó independencia en el manejo de cada plan oficial de relevancia, y ahora va por Bossio ”, dijo a este diario, con preocupación, un miembro del Gabinete K que no simpatiza con Kicillof. “Quiso ir por Echegaray pero sabe que ese terreno es pantanoso, Echegaray tiene mucha información y un Ciccone bajo el brazo que lo hacen inamovible”, resume alguien que comparte edificio con Kicillof pero pertenece a otro ministerio.

Esta semana también algunos miembros del Gabinete le apuntaron al “Super Ministro” por información que trascendió a la prensa sobre manejos oscuros de Débora Giorgi en la entrega de subsidios a empresas vinculadas a gente de su entorno. “Está clarísimo que la entregaron”, afirma una fuente e Industria, aunque aclara “acá nadie pone las manos en el fuego por nadie”.

Marcela Pagano