«Todo no se compra, todo no se vende», le dice Tanguito a la cámara. Es el mensaje más famoso del filme, y a la vez premonitorio. Lo graba para cuando sea “viejo”, para dentro de 20 años. Esos 20 años ya se cumplieron y el próximo jueves Tango feroz: la leyenda de Tanguito volverá a los cines en más de 50 salas.
“La película sigue conectando, no siento que sea un ejercicio de nostalgia”, avanza Piñeyro. Y Dopazo revela los fundamentos de esa intuición: “Marcelo la probó con 400 personas que no la habían visto, y se coparon”. Y no es poco para una película de amor y rock nacional en días del Onganiato. “La película resiste”, dice Mirás.
En los noventa, Tango feroz rompió un esquema donde los filmes taquilleros eran los de Los bañeros o el cine de Hollywood. “Teníamos en mente que con 300.000 espectadores recuperábamos el costo de la película”, recuerda Piñeyro. La vieron 1.700.000 espectadores. Ni el director ni los protagonistas esperaban semejante éxito. “Estaba muy a contramano del discurso del momento. El 1 a 1 de Cavallo casi no se cuestionaba. La película iba contra todo eso”, dice el director, que apostó por una experiencia generacional poco visitada.
En 1994, la película fue vista por 1.700.000 espectadores. Ni el director ni los protagonistas esperaban semejante éxito.
En los ‘90, una de las trabas para conseguir financiación fueron los actores: demasiado jóvenes. “No se acercaban a lo que el establishment del cine requería”, dice Piñeyro. No se refiere a Héctor Alterio e Imanol Arias, claro, sino a los demás, los que llevan el peso del relato, que como Dopazo y Mirás salieron del casting. “Yo venía de hacer Clave de Sol, muy popular, pero acá había una historia detrás, hacía que mucha gente se acercara a contarnos sus experiencias”, recuerda Dopazo. La película significó un trampolín. “A partir de ahí pude hacer las películas que quise”, celebra Piñeyro.
Pero también hubo polémicas. Los primeros reclamos llegaron del lado de los músicos. Litto Nebbia, por ejemplo, se negó a cederles los derechos de La Balsa por diferencias con el guión, y varios críticos profundizaron en la historia del personaje para desmentir pasajes del filme. “Mi plan fue contar la leyenda. El propósito nunca fue desmitificar el mito”, dice Piñeyro. “Aída (Bortnik) y Marcelo armaron esta leyenda en base a su interpretación. Pero bienvenidas las polémicas, generan debate y la necesidad de estudiar”, agrega Dopazo. Los realizadores tuvieron el visto bueno de la familia de Tanguito. Y como no tuvieron La Balsa, compusieron especialmente El amor es más fuerte. “Nos dio más libertad”, dice el director.
¿Cuántos sabían algo de esta historia antes de la película? Para el gran público, José Alberto Iglesias (Tango) era un desconocido. “Si todos los que dicen conocerlo lo hubiesen conocido de verdad sería Sandro, o Michael Bublé”, sugiere Mirás. Y dice que todavía le gritan Tango por la calle. “De mi personaje se acuerdan menos. Pero me tienen registrada”, suma Dopazo. Cómo no. Sus desnudos fueron tan convocantes como la banda sonora. Enseguida la llamaron de Playboy. No aceptó. “A mí no me llamaron”, se queja Mirás.
“Si todos los que dicen conocer a Tanguito lo hubiesen conocido de verdad sería Sandro, o Michael Bublé”, afirma Fernán Mirás.
Frente al reestreno sobran preguntas. Dopazo sugiere una, que le viene de la película: “Tango nos pregunta si nos traicionamos en estos 20 años, si seguimos con esos sueños. ¿Qué pasó en estos 20 años conmigo? Es una sensación muy íntima, linda”. O no.
Fuente: Clarin – http://www.clarin.com/extrashow/cine/Tango-Feroz-reestreno-Tanguito-50-salas_0_1207679447.html
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