Al margen de sus posibles usos terapéuticos, los médicos y demás expertos avisan de las nocivas consecuencias para la salud derivadas tanto de un consumo crónico –que agrava sus daños– como del esporádico, que también puede acarrear problemas.
1. ¿Cómo influye en el cerebro?
Fumar cannabis puede alterar la estructura y función cerebral. Numerosos estudios han demostrado que su consumo tiene efectos neurotóxicos en el cerebro, en especial en el de adolescentes.
“Estos cambios cerebrales se relacionan sobre todo con deficiencias cognitivas y con un aumento del riesgo de desarrollar problemas psiquiátricos, que se asocian con un uso crónico de la droga. Cualquier persona que fume cannabis verá alterada la función de sus células cerebrales. Lo que es más variable entre los individuos es la magnitud de esos cambios y su conexión con efectos negativos”, afirma Jennifer T. Sneider, profesora de Psiquiatría en la Harvard Medical School, en EE. UU.
La especialista ha llegado a estas conclusiones con un estudio, publicado en la revista Journal of Addiction Research & Therapy, en el que revisa los trabajos de espectroscopia por resonancia magnética –una técnica que complementa a la habitual resonancia y que identifica compuestos bioquímicos– realizados hasta la fecha a consumidores de marihuana adultos y jóvenes.
Además, su consumo altera la percepción sensorial, reduce la memoria a corto plazo, la atención y las habilidades motoras. “El uso ocasional puede producir ansiedad y ataques de pánico”, recalca Emilio Ambrosio, catedrático de Psicobiología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
2. ¿De qué forma llega al cerebro?
Cuando el cannabis alcanza el cerebro a través del torrente sanguíneo, su componente activo, el tetrahidrocarbo cannabinol o THC, se une a unas proteínas neuronales llamadas receptores CB1. Como ocurre con otras drogas, el cannabis estimula la liberación de dopamina en áreas específicas del cerebro (mesolímbicas), mientras que el THC estimula la liberación de opioides endógenos.
“El incremento de la dopamina y de la liberación de opioides son los responsables de los efectos gratificantes y de refuerzo del cannabis”, detalla Walter Fratta, profesor de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Cagliari, en Italia.
3. ¿Provoca adicción?
No hay duda de que el consumo de marihuana causa adicción, fruto de las alteraciones cerebrales que desata. “Un consumo crónico y fuerte de cannabis conduce a modificaciones en elementos moleculares de estructuras cerebrales que son responsables del estado de adicción y del síndrome de abstinencia cuando su uso es interrumpido”, asevera Fratta, tal y como ha descrito en un artículo de la revistaCurrent Opinion in Neurobiology.
De hecho, en estos consumidores crónicos, el cese repentino de su toma produce unos síntomas asimilables a un síndrome de retirada. “Sin ser grave, este síndrome incluye irritabilidad, insomnio, anorexia, sudoración y náuseas”, añade Ambrosio.
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