Un curioso robot que hace dedo recorre estos días las carreteras de Canadá. Está hecho de coloridas barras de goma espuma y lleva botas de goma, guantes de plástico y como cabeza, una campana de cristal como las que se utilizan para conservar quesos. Se llama «HitchBot» y ni siquiera puede abrir la puerta de un coche.
El reto de este robot-proyecto artístico es recorrer durante el verano boreal los alrededor de 7.000 kilómetros que separan Halifax, en la costa este, de la isla de Vancouver, en el oeste. Según afirman sus creadores, es el primer robot autostopista del mundo. Y su viaje, que comenzó a finales de julio y va actualizando en su cuenta de Twitter (http://dpaq.de/UWW8U), tiene también carácter científico.
«Queremos poner a los robots en situaciones que nadie esperaría y con ello, llamar al debate», explica la profesora de comunicación Frauke Zeller, de la Universidad Ryerson de Toronto. Ella y su colega David Smith, junto con un equipo interdisciplinar de científicos y estudiantes, son los autores de «HitchBot». Zeller y Smith ya enviaron en una ocasión un robot a un museo como crítico artístico.
«El objetivo de este proyecto es generar un debate sobre el autoestop y por qué ya casi nadie lo hace», explica Zeller. «Además, se trata por supuesto también de la interacción entre personas y robots».
El simpático rostro de «HitchBot» es un smiley de LED. Funciona gracias a placas solares, pero también puede enchufarse por cable a una toma de tierra o al coche. Quien se lo encuentre por la carretera sólo tiene que levantarlo y meterlo en su vehículo. Su trasero está perfectamente adaptado para ello, pues es un asiento para bebés. En la parte de atrás también están las instrucciones de uso.
«HitchBot» tiene una voz similar a la de un sistema de navegación, posee un sistema de reconocimiento de voz con un interfaz a Wikipedia y puede comunicarse con sus compañeros de viaje casi como cualquier otro. «Pero también se le puede decir que se calle si se quiere disfrutar del paisaje», apunta la experta. Aunque a veces, las conversaciones no son del todo fluidas. «Son diálogos prefijados, y a veces parecen un poco alocados. Y no funciona si el ruido de fondo es muy alto o si varias personas se dirigen a él a la vez».
El comienzo del proyecto fue muy emocionante para esta alemana de 39 años. «El día que lo pusimos en marcha estaba muy nerviosa pensando si saldría bien y, por supuesto, hubo un par de problemas técnicos», cuenta sobre cómo trasladó a «HitchBot» junto a su equipo hasta una autovía de Halifax.
«No esperamos ni dos minutos para que una parejita que pasaba por allí lo recogiera. Ya habían leído sobre el proyecto y estaban contentos de poder participar, así que me quedé tranquila. Otros conductores que pasaban por allí tocaron el claxon y saludaron, fue fantástico».
«HitchBot», que después de varios días de viaje se encuentra ya en Toronto, emite señales de su localización vía GPS. En su recorrido está teniendo que dar varios rodeos, «pero no pasa nada, queríamos que hiciera el mayor número de viajes posibles para entrar en contacto con el mayor número de gente posible». Quien quiera, puede contarle una historia, que queda grabada. Y de cuando en cuando, el robot toma fotografías de manera automática. «Aunque la cámara es muy modesta, a veces sólo se ve la parte de atrás del asiento delantero.»
El equipo de investigadores va documentando a través de Internet y las redes sociales el viaje, que no saben cuánto durará. Tras los primeros días, a Zeller ya no le preocupa que «HitchBot» pueda tener problemas. «Naturalmente, siempre puede ocurrir algo, como por ejemplo un accidente. Pero mucha gente conoce ya el proyecto y lo apoya. Al final, se ha convertido en una especie de orgullo nacional para los canadienses y muchos quieren colaborar.»
Además, parece que los conductores se lo pasan bien con este peculiar autostopista. Tres amigos de Halifax que llevaron durante un tramo a «HitchBot» publicaron numerosas fotos en Twitter junto a su robótico acompañante. En una de ellas, en la que aparecen con la bandera de Canadá, comentan: «Vamos a echar de menos a este tipo. ¡Mucha suerte de aquí en adelante!».
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