Ha creado una organización no lucrativa llamada Prime Coalition para fomentar que las fundaciones privadas inviertan en start-up relacionadas con la energía. Dado que la financiación de las tecnologías de energía limpia se ha reducido considerablemente en los últimos años, la idea de Kearney podría abrir una fuente de capital muy necesaria procedente de patrocinadores a largo plazo.
Las tecnologías energéticas radicalmente novedosas han demostrado ser demasiado arriesgadas para la mayoría de inversores privados, e incluso para los gubernamentales.
Pero estos riesgos podrían no ser importantes para las fundaciones, que además tienen que donar una pequeña parte de su dotación anual para poder mantener su estatus de exención de impuestos en EEUU. ¿Por qué no usar este dinero para financiar empresas cuyo objetivo principal sea la lucha contra el cambio climático?

Hasta el momento, siete fundaciones se han unido a la causa y han ofrecido dinero para financiar Prime Coalition. A continuación, Kearney espera poder facilitar acuerdos entre filántropos y start-up dedicadas a las energías renovables, el almacenamiento de energía y otras tecnologías relacionadas.

Crear las estructuras legales y financieras necesarias es un proceso largo y complejo. También tiene varias dificultades potenciales. Si una start-up consigue dinero de una fundación benéfica e inversores privados, ¿la misión social de la fundación estaría en contradicción con los objetivos de rentabilidad que buscan los capitalistas? No obstante, Kearney señala que las fundaciones que quieran hacer algo respecto al cambio climático deben participar en cierta medida en start-up de tecnología. «Nada va a suceder a gran escala a menos que la gente gane dinero», asegura.

 

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