En la Casa Rosada lo recibió la presidenta, Cristina Fernández Kirchner, y estuvieron reunidos a solas. Por la noche (madrugada en España), se celebró una cena de honor, en la que también participaron los presidentes de Uruguay, Bolivia y Venezuela: José Mujica, Evo Morales, y Nicolás Maduro, respectivamente.
Ni siquiera la radio y televisión públicas retransmitieron el encuentro de los mandatarios, pese a que en el exterior del palacio, en la plaza de Mayo, había exiliados ucranianos protestando contra Putin. «¡Crimea es Ucrania!», gritaban bajo la lluvia y el frío del invierno austral. «Ha violado sistemáticamente los derechos humanos en su país y mandó a hacerlo en Ucrania»
En la protesta también participaron los miembros de la federación argentina por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales enfadados, según argumentaron, con «las leyes que criminalizan la diversidad sexual en Rusia». En 2013, la Duma aprobó una ley que «ilegalizó el movimiento y acentuó la violencia contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales».
Pese a la a indiferencia de la mayoría y las protestas de algunos, Putin ha avanzado en el relanzamiento de su política exterior en Latinoamérica. Antes de viajar a Argentina, estuvo reunido con los hermanos Fidel y Raúl Castro en La Habana, e hizo una visita no anunciada y relámpago a Managua, donde lo recibió el presidente Daniel Ortega.
Con homóloga argentina firmó planes de cooperación, el más importante sobre energía nuclear con fines pacíficos. Rosatom, la compañía atómica del Estado ruso, está precalificada para construir la cuarta central de Argentina, Atucha IV.
En Latinoamérica, los argentinos comparten con Brasil el podio de la región en investigación y tecnología nuclear. Ahora, el Ejecutivo ha acordado con Rusia la colaboración mutua para avanzar en la fabricación conjunta de reactores.
«Nuestras relaciones con Argentina tendrán el carácter de asociación estratégica» , dijo el líder ruso en la Casa Rosada, al tiempo que definía a Buenos Aires como «el principal socio estratégico de Rusia en América latina en la ONU y el G-20», en una entrevista que concedió el viernes a Prensa Latina. Putin puso además como ejemplo que durante la última década el volumen del intercambio comercial entre ambos países se había multiplicado seis veces.
La Cámara de Comercio Rusia-Argentina contabilizó que las transacciones pasaron de 1.462 millones de euros en 2012 a 1.900 millones en 2013. Los principales productos son carnes, grasas, aceites, cítricos, abonos minerales o químicos y aceites de petróleo. «Esto nos lleva a considerar a Argentina uno de los principales socios económicos y comerciales de Rusia en Latinoamérica», añadió el presidente ruso.
Putin tampoco ha olvidado el espaldarazo que recibió de Cristina Kirchner durante la crisis de Crimea. En marzo pasado, la presidenta argentina criticó el doble rasero de Estados Unidos y la Unión Europea para evaluar la anexión rusa de la península ucraniana y el caso de las islas Malvinas, que la ONU considera una colonia británica y cuya soberanía Argentina reclama. «Los rusos y argentinos tenemos posiciones semejantes y visiones muy cercanas», afirmó ayer la presidenta, que calificó a Putin como «un ejemplo digno de imitar» por otros líderes mundiales.
La gira del presidente ruso continuará este sábado en Brasil donde asistirá junto a la canciller alemana, Angela Merkel, y la presidenta brasileña, Dilma Roussef, a la final del Mundial. Y el martes participará en la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a la cual ha invitado especialmente a Cristina Kirchner. Aunque aclaró que, por ahora, Argentina no ingresará en el grupo. JUAN IGNACIO IRIGARAYEspecial para EL MUNDO Buenos Aires
http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/12/53c18959ca4741316b8b458a.html
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