No era la primera vez que el malagueño se fijaba en El Greco. Ya lo había hecho en 1899, como demuestran varias cuartillas y retratos en los que versionaba la obra ‘El caballero de la mano en el pecho’, y lo haría en múltiples ocasiones hasta el final de su carrera (con un reiterado interés en ‘El entierro del Conde de Orgaz’), pero ‘Las señoritas de Aviñón’ sirven para situar al artista griego en el origen del cubismo. La muestra El Greco y la pintura moderna, organizada junto a Acción Cultural Española (AC/E), reúne un centenar de obras que revelan la huella del pintor en el trabajo de figuras como Cézanne, Modigliani, Delaunay, Chagall, Pollock, Kokoschka, Masson, Saura y el propio Picasso.
«El Greco desplazó a Velázquez en el siglo XIX como referenciapara los renovadores en Europa y América», señala Barón, comisario de la muestra. La exposición cuenta con 26 obras de El Greco, 80 de otros artistas y 13 publicaciones, estudios y documentos que demuestran, en palabras de Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, la «resurrección del artista por la sensibilidad moderna». En 1902, el Museo del Prado organizó la primera monografía dedicada a El Greco. En los años siguientes, los coleccionistas y museos norteamericanos empezaron a hacerse con muchas de sus obras y publicaciones como ‘Spanische Reise’ (1910), de Julius Meier-Graefe, contribuyeron a universalizar su figura.
ATLAS
La exposición, inaugurada esta tarde por Doña Letizia, en su primer acto en solitario como Reina de España, cuenta con importantes préstamos de más de 70 colecciones públicas y privadas. «El arte corre más deprisa que la Historia del Arte», ha asegurado el director del museo durante la presentación a los medios. Y la ‘adelantada modernidad’ de El Greco explica por qué Cézanne y Giacometti copiaron su ‘Dama del armiño’ (1577-1579); por qué Thomas H. Benton pedía a sus alumnos, entre ellos Pollock, que lo hiciesen con las afiladas figuras de ‘La resurrección de Cristo’ (1600); o por qué Diego Rivera y David Bomberg imitaron sus vistas de Toledo.
Del expresionismo germánico al surrealismo, de los pintores americanos de principios de siglo a la figuración posterior a la Segunda Guerra Mundial. Y de ahí, a los años 70, cuando Picasso volvió a evocar al ‘Caballero de la mano en el pecho’ en su serie ‘Mosqueteros’, una relectura casi irónica del artista griego. Profeta de la vanguardia en el Museo del Prado. Fuente: http://www.elmundo.es/cultura/2014/06/23/53a85072ca4741c4308b458f.html
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