San Rafael, Mendoza lunes 23 de diciembre de 2024

¿Cómo es el disco póstumo de Johnny Cash?

JohnnyCon frecuencia Johnny Cash parecía granito en forma de ser humano, por eso es raro pensar que alguna vez la carrera de este gigante casi se desmorona por culpa de John Travolta. Urban Cowboy, el exitoso film de 1980 (en Argentina se tituló El macho), aceleró el largo desvío que tomó la música country hacia un sonido más suave, vacío y sobreproducido, llevando a Cash a desestimar la «moda Urban Cowboy» y a considerarla «estiércol de toro mecánico». Smokey and the Bandit II se estrenó ese año también, lo que tampoco ayudó.

En Cash: The Autobiography, Cash admitió que en los 80, a medida que sus ventas caían, él se volvía más apático. Además, había recaído en algunos hábitos destructivos. Sobre sus sesiones con el productor Billy Sherrill, Cash escribió: «Tratamos, más o menos, pero claramente no dimos lo mejor de nosotros». Uno pensaría que Out Among the Stars -un set de canciones nunca antes editadas que grabó con Sherrill en 1981 y 1984- es un disco sonámbulo que sólo cumple con lo estipulado en el contrato. (Cash lanzó varios LPs, en su mayoría mediocres, en el transcurso de esos años, pero dejó este material sin terminar, que fue descubierto después de su muerte.) Sin embargo, este disco prueba que incluso sin poner demasiado interés, Cash no podía evitar hacer discos con peso, complejidad moral y un humor macabro.

Estratégicamente, el álbum comienza con una historia violenta. En el tema que le da nombre al disco, un tipo sin suerte se suicida de una forma muy extraña: arruina a propósito el robo de una licorería y siente un «gran alivio» porque sabe que pronto la policía lo va a matar a tiros. Comparada con la versión lacrimógena de Merle Haggard grabada unos años más tarde, el enfoque de Cash es estoico y resignado: «Le robé a un hombre en Texas, sólo para poder morir».

Como en la mayoría de los álbumes de Cash, éste pasa por varios estilos, incluyendo un dueto de honky-tonk con Waylon Jennings en «I’m Moving On», de Hank Snow, y «If I Told You Who It Was», una canción tímida y ciertamente original acerca de un fanático que tiene una aventura con su «estrella country favorita» luego de encontrarla varada. En la frágil balada con toques gospel «I Came to Believe», una de las dos canciones que Cash escribió para este álbum, alaba a Dios y lo considera la única salvación para una vida desesperanzada.

Es difícil saber si estas grabaciones carecieron de inspiración suficiente como al parecer Cash consideraba, porque ahora fueron alteradas. Hace poco, músicos de la elite de Nashville hicieron overdubs con dobros y violines para pronunciar cierto sonido tradicional y sobrio, agregando y llenando el espacio de reverberaciones cincuentosas que le quedan bien a las canciones.

«She Used to Love Me a Lot» arranca con esperanza y termina con un terrible remordimiento. Cash suena más vivo que nunca en «I Drove Her Out of My Mind», la confesión de un loco empastillado que se deshace de su ex al conducir el auto en el que viajan directo hacia un precipicio. «¡Va a ser simplemente hermoso!», dice socarronamente antes de que un coro repita suave y perversamente la frase «a las puertas del cielo».

Cash cantaba acerca de gente que había tropezado en la vida, algo que él también hizo. En las notas de la tapa de Out Among the Stars, su hijo John revela que Cash había sufrido una recaída en los 80, lo que insinúa cuánto de autobiográfico hay en «I Came to Believe». Con cinco grandes temas que argumentan su legado, éste es un disco incierto impulsado por la perseverancia, esa cualidad que le permitió a Cash seguir hasta su renacimiento rotundo y final en los 90.

Fuente: Revista Rolling Stone

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