El fotógrafo Adriano Bianchi cerró el domingo 27 de abril en el Centro Cultural Borges la exposición«Instantes: Rusia y Mongolia», un testimonio visual del viaje que realizó desde San Petersburgo hasta Ulan Bator. Son 30 fotos realizadas en dos series en 2012, mientras viajaba por esos países, a través de 20.000 kilómetros de trayecto que conectó en su mayor parte a bordo del pintoresco tren Transiberiano. 

La exposición está integrada por escenas de ciudades, personas y naturaleza sin un tema en común más allá de la ubicación, sin construir un relato, sólo una colección de detalles, momentos y vivencias del autor. Predomina el uso del blanco y negro en las tomas de edificios y construcciones, mientras que el color está presente para dar más vida a los retratos de exóticos personajes.

«Instantes: Rusia y Mongolia» se presenta en el Borges hasta el 27 de abril.

«No hubo un afán por la descripción o por la comprensión, es mi mirada privada e íntima que revela instantes en los que tuve una conexión especial con el lugar en el que estaba», explicó Bianchi a ámbito.com sobre su muestra.

La puesta es luminosa y prolija, con dos sectores claramente diferenciados: uno en el que se evidencia una estructura y orden, y otro más «descontracturado» que aprovecha a mostrar las situaciones más informales. La distinción la propuso Julio Sapollnik, crítico e historiador de arte argentino y exdirector del Palais de Glace, quien estuvo a cargo de la curaduría.

Desde las paredes asoman construcciones de marcado corte soviético que evidencian el contraste entre lo viejo y lo nuevo de una Moscú periférica que trae reminiscencias de Puerto Madero y La Boca. También la cerveza es un protagonista reiterado en retratos de ebriedades visibles, y según explica el expositor, comunes en las calles de las distintas ciudades rusas que constituyeron la travesía. Otras fotos dan cuenta del estilo de vida mongol, en tiendas de madera y cuero de pueblos nómades de la estepa.

Pese a ser las imágenes que tomó un extraño en esas tierras, no presentan la visión estereotipada de un turista sino la de un mero testigo que se sumerge en la cotidianeidad de la vida en esas latitudes.

Periodista, Bianchi entró al mundo artístico de la mano de la edición de libros en los que trabajó junto a Milo Lockett, Adolfo Nigro, Hernán Dompe, Ernesto Pesce, Leo Gotleyb y Juan Doffo, entre otros. En esta que es su primera experiencia artística que lo tiene como protagonista sale airoso al presentar con sencillez y espontaneidad un recorte elocuente de la vida en Rusia y Mongolia.

Fuente: ámbito.com

Por: Gonzalo Gossweiler