El escritor mejicano Carlos Fuentes describió, en su obra «La silla del Águila» que la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos. Sin embargo ese concepto parece no abarcarlo al ministro de Salud, Matías Roby.
El funcionario, que asumió su cargo hace menos de cinco meses, aceleró a fondo ayer ante la posibilidad de un acuerdo entre el gobierno y los gremios de la salud que lo terminaría desautorizando y no solo anunció que tomará más medidas contra los dirigentes sindicales que lo cuestionan sino que también agitó en serio la posibilidad de su renuncia al gabinete si no logra su cometido en los próximos días. Sobre todo, Roby anticipó su salida si se acuerda con los sindicatos la devolución de los días de paro no trabajados, como ellos exigen para levantar de manera definitiva los paros en los hospitales.
– Si eventualmente el Gobernador permitiera que se paguen los días no trabajados ¿Usted entonces estaría dispuesto a renunciar?, le preguntaron a Roby el sábado al mediodía en MDZ.
– Obvio, claramente, así de simple. Porque no tendría ningún sentido que yo siga estando donde estoy, sin herramientas para transformar. Estar sentado en el quinto piso, en el despacho del Ministerio, por el bronce, no me mueve la aguja. Hemos llegado a un punto donde, claramente, si los días no trabajados se devuelven, yo me vuelvo a casa y seguiré haciendo lo que hacía antes de ser ministro, respondió de manera categórica.
La suerte parece estar echada, más allá de una apuesta tan fuerte. Primero porque parece haber encarado una batalla sin cuartel contra un colega de gabinete, el ministro de Gobierno, Rodolfo Lafalla, quien negoció con ATE y con Ampros condiciones para levantar la huelga que Roby no está dispuesto a rubricar en la paritiaria.
Segundo porque detrás de Lafalla aparece la figura del vicegobernador Carlos Ciurca, quien calificó despectivamente al ministro de Salud esta semana como «actor de reparto» en el conflicto que mantiene paralizado a los hospitales públicos.
Pero sobre todo Roby parece estar solo en la pelea. Francisco Pérez, quien apeló a Roby en diciembre para que lo ayude a transformar el sistema sanitario en Mendoza, no cumplió el miércoles con lo que había acordado con su ministro que, además, es amigo suyo de toda la vida.
El gobernador acordó con Roby que este resignaba, en la negociación paritaria, imponer un tope de aumentos de $5.500 a cambio de que quedara escrito en el acta acuerdo que a paritr de ahora se comenzaría a implementar el sistema «estratégico de remuneración por producción». Es decir, que médicos y enfermeros cobrarán en el futuro por el término de eficiencia y no por carga horaria como en la actualidad.
Paco estaba convencido hasta el domingo pasado inclusive, de que el tope no se debía sacar de la mesa de negociación. Pero el miércoles a la noche cambió. Autorizó su eliminación de la discusión y se comprometió con Roby a que su pedido de que se cambiara el método de pago en los hospitales quedara escrito en el acta.
Pero los paritarios oficiales, que responden a Lafalla, accedieron al planteo de Raquel Blas y de Isabel del Pópolo, titulares de ATE y Ampros respectivamente, y nada se escribió.
Los insultos de Roby se escucharon en la madrugada del miércoles. «Estos pelotudos firmaron todo lo que les pidió del Pópolo», bramaba según testigos.
Una crisis inesperada
El jueves por la madrugada, tras varias horas de negociaciones, el gobierno logró un impasse en la crisis desatada en los hospitales públicos y presentó una oferta salarial que ATE y AMPROS se comprometieron a analizar mañana en asambleas y que incluyó, entre otros puntos, un aumento del 34,5% en el salario básico.
La rosca contra reloj encarada por Ciurca y por Lafalla, no desactivó el conflicto y los paros en los hospitales siguieron. Pero sí alcanzó para que al menos ATE y AMPROS se comprometieran a levantar el acampe que habían instalado a modo de protesta en la puerta de la Legislatura y que amenazaba con enturbiar la presentación de Pérez ante la Asamblea Legislativa el 1 de mayo.
Pero la victoria fue pírrica. La protesta se levantó, Pérez habló tranquilo, aunque eso desencadenó una crisis profunda en el gabinete que terminó acorralando a Roby contra la renuncia.
Este sábado el traumatólogo no calló nada. «La política, realmente, no me importa. Lo que va a marcar mi futuro es no devolver los días. No lo voy a aceptar porque eso significaría ceder la gobernabilidad. Lo que hicieron (por los paritarios oficiales) fue cederle a Blas y a Del Pópolo nuestros sillones. Si hay quienes perdonan esto, que se hagan cargo frente a la sociedad», despotricó.
Y anticipó además que acelerará a fondo, lo que seguramente agravará más el conflicto. Al no conseguir que en la discusión paritaria se haya incluido el sistema de pago por producción, Roby avanzara en los próximos diez días con la implementación de la medida a través de un decreto.
«Tengo la facultad legal para hacerlo y lo voy a hacer porque mi intención es la reforma del sistema sanitario y los dirigentes gremiales no pueden seguir pretendiendo ganar su sueldo sin hacer nada «, sostuvo.
En líneas generales, la medida apunta a transformar el sistema de pago actual que se realiza por carga horaria por uno en el que se establezcan criterios de eficiencia, desempeño y desarrollo profesional.
Los gremios ya atacaron esta idea. Acusaron a Roby de querer «privatizar la salud» y el ministro dice que ya tiene el aval del gobernador para implementarla. El aval habría sido indirecto y habría llegado vía la mano de derecha de Pérez, Francisco García Ibáñez.
Por otra parte Salud ya inició las acciones administrativas para aplicar sanciones económicas tanto contra ATE como contra Ampros, por no haber cumplido con los servicios mínimos que estaban obligados por ley durante las jornadas de paro.
Pero el ministro guarda una carta para el final. Sera él quien deba firmar los acuerdos que se alcancen, independientemente de lo que convengan los paritarios que responden a Lafalla como, por ejemplo, reabrir la paritaria ya cerrada con ATSA o volver a discutir salarios en agosto.
Ellos no saben que yo soy el que tiene la firma en la paritaria y no voy a a firmar nada que yo no quiera. Por ejemplo, que se olviden de reabrir la paritaria en agosto. Eso no lo voy a permitir», amenazó.
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