El avance del narcomenudeo en Mendoza tiene su escalada directa en el consumo problemático de drogas y en la necesidad de dar respuestas al abordaje y a la contención de los pacientes que cada día son más. Amén de la respuesta que pueda dar el Estado para garantizar la recuperación frente al crecimiento del flagelo, hay que abrir más frentes de lucha. Por eso, desde la Iglesia se formó una ONG conocida como Fazenda de la Esperanza que trabaja sobre tres pilares, el trabajo, la convivencia y la espiritualidad.
En la Parroquia de La Sagrada Familia en Guaymallén funciona un grupo coordinado por el padre «lalo» Carrera, quien explicó, «estamos trabajando con unas 20 familias, que llegan con algún integrante que está siendo afectado por la droga o el alcohol y los derivamos al centro que funciona en Dean Funes, Córdoba».
El padre «lalo» coordina el grupo mendocino Fazenda de la Esperanza.
«Quienes buscan ayuda realmente tienen la voluntad de recuperarse, por eso, es esencial el acompañamiento de la familia en este trabajo», remarcó Carrera.
«Fundamentalmente nosotros recibimos casos de droga y alcohol, esa es la pelea que estamos dando. Y como nosotros todavía no tenemos una sede propia, hacemos de nexo con la gente que está trabajando en Córdoba».
Todos los meses son derivados desde Mendoza, entre dos y tres pacientes.
La hermana Sara Franciscana Misionera, integrante en la Frazenda de la Esperanza en el internado de hombres desde hace 6 años en Dean Funes, explicó en qué consiste el tratamiento: «Nosotros trabajamos fundamentalmente desde la terapia laboral y espiritual. No recurrimos a la farmacología como método, porque entendemos que no es efectivo sustituir una adicción por otra».
Para permanecer en los centros, los enfermos deben realizar un aporte económico, al no contar con el sostenimiento de subsidios.
Una vez que el paciente ingresa a los centros de la Fazenda tiene por delante un año entero en el que realizará trabajo productivo en la cría de animales domésticos, el cultivo de vegetales y hortalizas. Como también, incursionará en oficios.
Mientras tanto, según explicó la hermana Sara, comienzan la adaptación a un cambio en el estilo de vida, «nuestros pilares son el trabajo, la conviviencia y la espiritualidad».
Si bien hay personas que no logran superar el año y dejan los centros, «hay un 65% que logra la continuidad y la recuperación».
«La Fazenda está fundamentalmente integrada por adictos recuperados. Ellos siguen vinculados a nosotros, como una forma de devolver lo que recibieron y hacen el acompañamiento a los nuevos pacientes», relató la religiosa.
En la Fazenda los adictos inician un proceso de terapia laboral y espiritual.
Sin embargo, la batalla es desigual. «Es terrible cómo la droga avanza cada día y los jóvenes de distintas clases sociales ya empiezan a verla como un trabajo e ingresan en la comercialización», alertó la hermana Sara.
Según consignó MDZ, en Mendoza Guaymallén es uno de los departamentos de mayor incidencia del narcomenudeo.
Frente a esta realidad, el padre «lalo» inició un trabajo organizativo, en donde ya lo acompañan unas 40 personas, «todos los sábados se reúnen los chicos recuperados a apoyar a las familias y a iniciar el proceso previo a la internación en Córdoba».
La sede en Mendoza
El reliogioso que trabaja fundamentalmente con la comunidad vulnerable de Capital, Barrio Bancario y las zona de influencia está proyectando la construcción de la sede de la Fazenda en la provincia.
«Es una idea a largo plazo, para ofrecer un acompañamiento sostendido y viable a quienes padecen el acohol y las drogas», dijo el padre de la Parroquia de la Sagrada Familia. Fuente: MDZ
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