Sin bombos, banderas ni debate. En una cumbre cronometrada, el peronismo renovó su conducción y se lanzó de lleno a la carrera por la sucesión presidencial al exhibir formalmente, por primera vez, una grilla de potenciales aspirantes para disputar las elecciones del año próximo, cuando termine el mandato de Cristina Kirchner.
«Acá están nuestros precandidatos. ¡Los vamos a acompañar!», aclamó el gobernador jujeño Eduardo Fellner, flamante jefe del PJ, desde un escenario multitudinario, en Parque Norte, cuna de emblemáticos congresos peronistas, mucho menos calmos que el de ayer. Lo rodeaban casi cien dirigentes, todos miembros de la plana mayor partidaria, en el marco de una estética cuidada, con banners celestes y pantallas planas en los extremos.
Allí, ubicados por orden alfabético para aplacar recelos, estaban los siete nombres en danza, cada uno bendecido con una vicepresidencia «honoraria»: el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el senador Aníbal Fernández; los ministros del Interior, Florencio Randazzo; y de Defensa, Agustín Rossi; y los gobernadores Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Juan Manuel Urtubey (Salta).
Después de una negociación entre los caciques provinciales y la Casa Rosada, que guió de cerca todo el proceso, se acordó buscar una «salida creativa» para no inclinar la balanza hacia un candidato y, a la vez, ofrecer una plataforma rumbo a la contienda electoral.
También se definió una cúpula colegiada con guiños a los gremios y La Cámpora, favorecidos en el reparto de cargos en comparación con la composición diseñada por Néstor Kirchner en 2008. El sello cumplió con el proceso de normalización y así esquivó una sanción judicial ya que contaba con mandatos vencidos.
Como estaba previsto, no asistió ninguna figura del PJ crítico del Gobierno y el pampeano disidente Carlos Verna, el único que aceptó permanecer dentro de la estructura, faltó por motivos personales, según se leyó en una carta.
Más allá de la elevación de los presidenciables, la verdadera mesa de mando está compuesta por el presidente y cuatro vices. Después de Fellner, fue nominado el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, como vicepresidente primero y, hacia abajo, aparecen el mandamás de la CGT, Antonio Caló; la senadora tucumana y esposa del gobernador José Alperovich, Beatriz Rojkés; y el diputado Eduardo «Wado» De Pedro, uno de los jefes de la agrupación fundada por Máximo Kirchner.
«Capitanich, Capitanich por acá», llamaba, lista en mano y con señalización implacable, Carlos Caterbetti, un ex duhaldista avezado en la logística de cumbres. El chaqueño fue entronizado en el segundo puesto en importancia, novedad que conoció anteayer, cuando la Presidenta le ordenó cancelar un viaje a Neuquén.
La designación tuvo interpretaciones disímiles. En el riñón más cercano a Olivos lo consideraron como un «reconocimiento» y la necesidad de Cristina de colocar a un emisario de la Casa Rosada en la línea de conducción en el PJ. En el peronismo, algunos leyeron que quedaba excluido de la pelea presidencial.
Con la intención de contener a los diversos sectores, se amplió el Consejo, órgano ejecutivo, de 75 a un centenar de integrantes que durarán en sus puestos dos años. Así, se desparramaron por el organigrama gobernadores, funcionarios, intendentes y legisladores.
El tridente de apoderados, con misión titánica de cara a la confección del frente y listas para las primarias, está conformado por el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, custodio de la lapicera presidencial; el histórico Jorge Landau, y el operador todoterreno del PJ, Juan Carlos Mazzón. «Ahora soy una autoridad, tengo que ser neutral», se escudó, pícaro, Caló cuando LA NACION lo consultó sobre su presidenciable favorito. Los sindicatos aumentaron su cosecha, con la secretaría gremial para Andrés Rodríguez, y otros seis vocales.
Sin la tradicional liturgia del PJ, la reunión duró poco más de una hora. Arrancó al mediodía y hubo tres discursos breves. El jefe del bloque de senadores, Miguel Ángel Pichetto, fue directo. «Tenemos que prepararnos para triunfar y ser gobierno nuevamente en 2015», arengó, para delirio de los 700 congresales. Y Urtubey, el único presidenciable con micrófono, hizo una férrea defensa del Gobierno y alentó a «ir por más». El cierre, claro, fue para Fellner, que machacó con dos consignas: «Convocar a los que se fueron» y desmarcarse de Sergio Massa.
«El peronismo no es un rejunte de voluntades», soltó el jujeño, en lo que pareció una alusión al armado del tigrense y del Frente Amplio-UNEN, el polo de radicales y socialistas.
Oficializados, aunque alguno como Domínguez jamás manifestó su intención, la mayoría de los aspirantes a suceder a Cristina se mostró exultante. «Estamos juntos y sin fisuras, señal de que no se viene una primaria con virulencia», dijo Rossi. «Hoy comienza una nueva etapa», soltó Scioli. Sonó, al final, la marcha.
Fuente: La Nación
Sé el primero en comentar en «El PJ exhibió su nueva cúpula y sus presidenciables para seguir en el poder»