San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Preocupa a empresarios e inversores el declive de la educación

La Argentina pierde frente a otros países de América latina, que tienen un mejor nivel sociocultural

 Alumnos argentinos, dos cursos por debajo de la media en matemáticas. Foto: Archivo / CORBIS

Este país invierte alrededor de 6,2% del PBI en educación , mientras que antes de 2005 esta cifra llegaba a 4 por ciento. Pasó del puesto 81 en 2004 al puesto 19 en el ránking mundial de inversión en educación. Sin embargo, el aumento de gasto no se vio reflejado en la mejora de resultados. La Argentina está entre los países que más redujeron su puntaje promedio entre las mediciones de 2000 y 2009 de PISA (prueba internacional que se toma a alumnos de 15 años de todo el país).

Como se pudo ver en la conferencia anual de FIEL a fines de 2012, uno de cada dos estudiantes de la escuela secundaria no puede realizar tareas básicas en lectura, matemática y ciencia. La brecha de desempeño entre mejores y peores estudiantes está entre la más grandes del mundo.

En una semana en la que la Presidenta presentó el nuevo billete de 50 pesos, donde se reemplaza la figura de Sarmiento por la de las Islas Malvinas, el debate sobre la calidad de la educación en el país está vigente, especialmente después de la demora de un mes en el comienzo de clases en las escuelas públicas.

«El resultado medio de los alumnos en matemáticas, el foco PISA 2012, estuvo 100 puntos por debajo de la media de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)», dijo Pablo Zoido, representante de la entidad. «Esto equivale a más de dos cursos escolares por debajo del estudiante típico de OCDE. El estudiante medio argentino se encuentra por debajo del nivel básico de matemáticas que los expertos consideran necesario para asegurar que los alumnos puedan participar de pleno derecho en la sociedad global de mañana.»

La desocupación de quienes no concluyeron el secundario es tres veces mayor que la de aquellos que tienen un título universitario. A pesar de ello, sólo 34% de los estudiantes de la secundaria logra graduarse en tiempo y forma, y se recibe efectivamente un 50% de los jóvenes.

UN PROBLEMA ESTRUCTURAL

«Las casas matrices nos miran con el mismo asombro con que nos miramos a nosotros mismos -dice Raúl Lacaze, responsable de RR.HH. de Telefónica Argentina e integrante de la Asociación de Recursos Humanos de la Argentina (Adrha)-. En nuestro país había una apuesta cultural, pero estamos perdiendo ese atractivo que teníamos, que era una ventaja diferencial con respecto a América latina.»

Esto marca un punto en contra a la hora de las inversiones, que se suma a los problemas estructurales en infraestructura, energía, logística y a los vaivenes financieros.

«Los desafíos son tremendos», dijo Juan José Llach, profesor de Economía, director del Centro de Estudios de Gobierno, Empresa, Sociedad y Economía en el IAE, y ex ministro de educación de la Nación, en un encuentro organizado por la fundación Cimientos la semana última llamado Jóvenes en offside.

Para tener un panorama de situación en cuanto a escolarización entre 2001 y 2010, Llach mostró con números que en la población de 15 a 17 años en 2001 estaba escolarizado el 79,4% de la población, mientras que en 2010 se llegó a 81,6 por ciento. Es decir, pocos resultados se lograron para asegurar la permanencia de los adolescentes en el secundario.

Mientras que en la Argentina se gradúa 52% de los alumnos de la secundaria, en Brasil llega a 64% y en Chile, a 73 por ciento. «Además, a medida que aumentan las necesidades básicas insatisfechas, desmejoran las instituciones educativas. Sólo el 1% de los alumnos de nivel socioeconómico bajo en la Argentina logra un buen desempeño escolar, uno de los porcentajes más bajos del mundo», dice Llach. Sin embargo aclara: «No hay un fatalismo socioeconómico. Lo que ocurre dentro del aula es determinante en los resultados. Cómo son tratados los alumnos, cómo son motivados».

Un informe de la consultora McKinsey a nivel mundial muestra que los jóvenes tienen hoy tres veces menos posibilidades de obtener un trabajo que sus padres. Sin embargo, aunque el desempleo juvenil es pavoroso, las empresas no encuentran el personal que necesitan. «En otros países, la sociedad civil y los empresarios se involucran más en el tema de la educación», cierra Llach.

Según Zoido, «los países con mejores resultados prestan mucha atención a la selección, capacitación y mejora de la profesión docente; creen en el potencial de todos los alumnos primando el trabajo, no el talento, y fomentan un clima en el que la mejora es responsabilidad de todos: familias, escuelas y autoridades educativas».

LOGRAR QUE SE QUEDEN

Entre quienes buscan un cambio, la fundación Cimientos trabaja para que los chicos en situación de vulnerabilidad puedan terminar la secundaria. Sus números indican que hay 3.730.000 chicos en la secundaria, «una escuela que recibe la mayor cantidad de críticas por estar desactualizada y alejada de las realidades sociales y culturales de los chicos», aseguran. Hace 16 años que acompaña a los chicos para que puedan finalizar el secundario y los resultados muestran que con su apoyo, son tres veces mejores en sus trayectorias escolares. Hay 2751 chicos de 67 escuelas que participan del Programa Futuros Egresados de Cimientos.

«De cada 1000 chicos que ingresan en primer año, sólo 147 completan el nivel secundario con una trayectoria lineal», dice María Cortelezzi, directora del área de Evaluación Cimientos en el desayuno organizado por la entidad. La profesional, que presentó un anticipo del estudio que Cimientos está llevando a cabo con la colaboración de Techint, HSBC, Coca Cola Argentina y el Grupo ASA, asegura que el próximo paso debe ser desarrollar sus habilidades socioemocionales (perseverancia, compromiso, responsabilidad y buenas relaciones interpersonales, entre otras), una de las claves para ser parte activa del mundo laboral actual

Por Paula Urien  | LA NACION
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