San Rafael, Mendoza viernes 26 de abril de 2024

Opinión: Las inconsistencias del pronunciamiento empresario

industria El Foro de Convergencia Empresarial (FCE), lanzado a principios de éste año, volvió a emitir un documento de concertación desde el cual presentan – según indican – las «bases para la formulación de políticas de Estado». Con mucho énfasis expresan lineamientos generales de lo que debieran ser las políticas a implementar a partir del 2015.

Han reiterado algunos de los puntos ya manifestados en marzo en el simbólico marco de Expoagro.

Una «demanda» recurrente ha sido reclamar una baja en la tasa de inflación. De acuerdo al IPCNu del último mes, hay una tendencia en ese sentido: los precios continúan presentando una desaceleración, habiendo pasado del 3,4% al 2,6%.

Esto demuestra que dicho índice no debe anualizarse livianamente, como muchos tendieron a plantear luego de los valores de enero y febrero. Y que, teniendo en cuenta las tensiones cambiarias de comienzos de año y las políticas de acuerdo de precios desplegadas hasta ahora,no habría razones objetivas para esperar un incremento significativo de este indicador para los próximos meses.

La demanda de seguridad para las inversiones -otro pedido «empresario»- no se condice con el incremento de la Inversión Bruta Interna del 6,1% en el tercer trimestre de 2013, en relación al mismo trimestre del año anterior. Las principales ramas fueron las de la construcción, con un crecimiento interanual del 5,9%, y la de equipos durables de producción, con un incremento del 6,3%. Asimismo las inversiones públicas crecieron un 7,7% respecto del mismo período del año anterior, teniendo en cuenta que su peso en el total de las inversiones es menor al 20%. De no haber seguridades para la inversión no se explicaría la inversión en ramas con retornos en el mediano y largo plazo.

De todos modos, el motor de las inversiones privadas son las tasas de rentabilidad esperadas y no solamente el «clima» que brinde la coyuntura. Aquellas áreas de inversión que no han resultado objeto de inversión real para el sector privado han sido aquellas donde el Estado ha recuperado su rol de principal de inversor y contralor, como el de los servicios públicos y los recursos energéticos.

El estado no es un actor productor ni comercializador de bienes y servicios; las empresas con las que cuenta corresponden a recursos, servicios y bienes de orden público que no persiguen fines de lucro, sino distributivos. Su rol con respecto al mercado es regulatorio y hacia allí dirige sus esfuerzos. No debería resultar necesario aclarar entonces que la abrumadora mayoría de las instancias productivas, comercializadoras y distribuidoras de bienes y servicios se encuentran en manos de agentes privados capaces de marcar y remarcar precios. Así, la transparencia en la formación de los precios está, por sobretodo, en manos de los grandes actores del sector privado, quienes deben simplemente practicarla.

Otro de los puntos planteados demanda una «mayor integración de Argentina al mundo» por medio «del fortalecimiento de las relaciones comerciales y financieras internacionales y la participación en bloques regionales». Tal vez el FCE se refiera a su desacuerdo respecto del tipo de integración regional que nos brinda la pertenencia al Mercosur, la UNASUR, o al rol desempeñado en la ONU. Aún así, dicho planteo parece desconocer la multiplicidad de nuevos destinos comerciales a los que está llegando el país actualmente, como muchos de América Latina, Asia y Europa, en tercer lugar, totalizando entre ellas un valor de exportación de u$s 74.748.683 para el año 2013, sin contar los vínculos con naciones de África de enorme potencial y complementariedad con la producción argentina.

Por lo expuesto, la petición resulta llamativa ya que muchos de los puntos de la agenda diseñada por el FCE se encuentran en marcha desde hace tiempo. La ambigüedad de los planteos permite interpretar que la falta de acuerdo reside en la orientación redistributiva y de reestructuración de los términos en que se llevan adelante las relaciones, tanto con los organismos internacionales de financiamiento, como con determinados sectores de poder de la economía doméstica. Por otro lado, en estos días posteriores a la presentación del documento algunos de los empresarios presuntamente adherentes a él hicieron saber que no acompañaban las demandas y algunos,como el Secretario de la Cámara de Comercio (CAC), Carlos de la Vega, quien hasta denunció que le falsificaron la firma.

• Paralelismos

Esta misma semana se presentó formalmente el Frente Amplio UNEN (FAU) que agrupa diversas fuerzas políticas en una fuerza por demás heterogénea y probadamente fallida en sus antecedentes. Su principal objetivo y punto de cohesión parece ser el de concentrar los votos no peronistas.

Es notorio que, a diferencia de éstos últimos, la presentación del FCE presenta mayores puntos de convergencia interna que el FAU a su interior, y que el contenido de su documento es ciertamente más concreto en sus planteos que el de dicho Frente.

Por supuesto, la naturaleza de estas expresiones es muy distinta. El FAU es un componente válido para plantear plataformas de gobierno ya que se constituye por y para participar del sistema de partidos vigente en nuestro país.

El FCE tiende a obtener consenso alrededor de políticas de un gobierno que no puede ejercer, pero que sí se esfuerza por conducir. Sus dirigentes no se presentan a elecciones, su plataforma no puede ser validada por el voto popular y su estructura sólo responde a los intereses de su naturaleza privada

Por Micaela Zapata, (GEENaP) .-

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