Está instalada en la localidad santafesina de Timbúes y tendrá una capacidad de procesamiento de alrededor de 20.000 toneladas de granos por día.
Mediante una teleconferencia desde la Casa de Gobierno, la Presidenta se conectó con la planta instalada en el Departamento de San Lorenzo que demandó una inversión de 480 millones de dólares a cargo del consorcio industrial Renova, integrado por las compañías agroindustriales Vicentín y Glencore.
El complejo agroindustrial de Renova es una planta de última generación, con una capacidad de producción única en la elaboración y logística de aceites, harinas y biodiesel a nivel local e internacional.
En el marco de esta inauguración, la Presidenta firmó además un proyecto de ley que enviará al Congreso para eximir al biodiesel argentino del pago del impuesto a los combustibles, como respuesta a las restricciones antidumping que la Unión Europea impuso a la producción argentina.
Del acto en la planta participaron el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti; el secretario de Transporte, Alejandro Ramos; el vicepresidente de Renova, Sergio Gancberg, el director de Renova, Sergio Nardello, y legisladores nacionales y provinciales.
La Presidenta destacó la importancia de la planta que representa el desarrollo de «una industria de punta para agregar valor a la materia prima, y para que no nos reprimaricen las exportaciones y podamos seguir agregando valor al producto del sector agropecuario».
La planta -según informó la empresa- es la unidad productiva más grande del mundo, ya que cuenta con una capacidad de molienda de 20.000 toneladas de soja por día, un total de 6.600.000 toneladas al año, por lo que es capaz de procesar por sí sola el 14% de la producción total de soja de la Argentina.
La industria instalada en un predio de 200 hectáreas puede descargar 1.000 camiones por día, tiene capacidad de acopio de 310 mil toneladas de soja y un puerto con un espacio de almacenaje de 60 mil toneladas.
Por su ubicación en la ribera de la hidrovía Paraná al Atlántico, la planta de Renova está preparada para industrializar grano argentino y de países limítrofes, cumpliendo todas las normas de sustentabilidad y cuidado ambiental más avanzadas del mundo.
El complejo cuenta, además, con puerto propio y posee un sistema de cogeneración, con lo que logra abastecer las necesidades de energía del complejo.
El vicepresidente de Renova, Sergio Gancberg, destacó que «la planta construída en tres años fue concebida por ingenieros argentinos de la industria aceitera que tiene especial espacio en el mundo, con un proyecto único en el que trabajaron 890 profesionales, provenientes de 15 universidades nacionales».
«Nos planteamos una planta de primer nivel tecnológico, segura para el personal, con eficiencia energética y que conserve el medio ambiente en su forma mas rigurosa», enfatizó.
A raíz del anuncio de la Presidenta de enviar al Congreso un proyecto que exima al biodiesel del Impuesto a los Combustibles, el directivo aseguró que «esta medida será un gran impulso para un proyecto de producción de la industria bioquímica en base a la glicerina que podremos desarrollar en base a este empujón».
El Complejo Timbúes requirió una inversión de 480 millones de dólares, de los cuales 239 millones provinieron de un préstamo en el que Corporación Andina de Fomento tuvo el rol de «Lender of record», con la participación de Rabobank, Citibank, Crédit Agricole, BNP e Itaú.
La empresa Glencore se desenvuelve en el mercado mundial de los negocios de minería, metales y agrícolas, y en este último rubro, sus principales actividades en Argentina están vinculadas a los granos, aceites, harinas, arroz y biocombustibles.
Su socia nacional, la empresa Vicentín, cuya principal actividad está focalizada en el complejo oleaginoso, tiene una capacidad instalada de 21.000 toneladas/día y puerto propio en San Lorenzo, y también desarrolla actividades industriales relativas a la industria algodonera y la frigorífica. Fuente: Télam
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