Maximiliano Espinosa tiene 25 años y es uno de los pocos afortunados que ingresaron a la droga, se dieron cuenta de que se estaban arruinando la vida y decidieron salir. Hoy lucha por terminar completamente su tratamiento… y volver a casa.
Este joven de condición humilde probó, cayó en la adicción y llegó a cometer delitos con el fin de conseguir dinero para comprar y seguir consumiendo.
La O.N.G.D. Remar lo sacó de la droga aunque aún está en tratamiento. Hoy simplemente sueña con salir adelante, volver a su casa en Capital Federal, conseguir un trabajo digno y formar algún día una familia.
Maximiliano, ¿de dónde sos?
Soy de Ciudad Oculta, Mataderos, Buenos Aires.
¿Qué estudios tenés?
Tengo secundario incompleto. Me faltan 3°, 4° y 5° año. Ahora no tengo tiempo de terminarlo, pero cuando termine la rehabilitación voy a poder ir.
¿Cómo llegaste a la droga y a qué edad?
Llegué a los 18 a través de un hermano que me invitó a fumar porro. Empecé a consumir y decía que “no pegaba”, cada vez quería más y más hasta que llegué a las pastillas, Rivotril (Clonazepam), después, pasta base (que es una de las drogas más consumidas en Argentina), después poxirrán y bueno, así sucesivamente con varios tipos de droga.
¿Y qué te llevó a decir rehabilitarte?
A través de un boletín que repartían. Mi mamá me trajo un boletín de la fundación Remar. Mi mamá me dijo que si realmente quería cambiar mi vida, que ahí tenía el número telefónico, que la internación era gratuita y ella no tenía que pagar nada. Lo pensé y me vine.
Yo no sabía que la fundación era cristiana. Fui buscando un poco a Dios, cada día busco más Su palabra y gracias a Él acá estoy terminando el tratamiento y tratando de darle una felicidad a mi familia para que estén bien ellos.
¿Dónde estás viviendo ahora?
Llegué hace cinco meses a Mendoza. Me tuve que ir de Buenos Aires a Mendoza para hacer el tratamiento. Se hace así para que estés lejos del ambiente y de las juntas. Me dieron para elegir varias provincias y elegí Mendoza.
Dejé de consumir droga porque llevaba muchos años así y no quise saber más nada. Le quiero dar una alegría a mi mamá.
¿Cómo está tu hermano?
Mi hermano gracias a Dios está bien. Desde esa vez que a mí me invitó nunca más fumó, no se drogó más. Yo seguí el camino de la drogadicción, él se apartó pero yo quedé.
Él no sabía que yo iba a quedar, me invitó por invitarme. Éramos chicos y en esa edad uno hace esas cosas.
Tu relación con él es buena entonces.
Sí. Él también va en busca de Dios, va a la iglesia cuando se congregan las iglesias de Buenos Aires. Siempre me pregunta si estoy buscando a Dios para salir de esto.
La droga es difícil dejarla. Podés salir si lo buscás a Dios, si no, estás perdido.
¿A qué se dedica tu familia?
Mi mamá es cocinera en dos comedores del gobierno, de la fundación “Ezequiel Demonti”.
Ezequiel fue un primo al que la policía tiró al Riachuelo. Fue asesinado. Por eso se llama así la fundación.
Y mi papá vive en Laferrere, trabaja en el Ejército de Salvación. Es técnico profesional de reparación de heladeras y aire acondicionado.
¿Tenés relación con él?
Sí. A veces me llama, me carga crédito para que pueda hablar con él, para ver cómo ando, si necesito algo… dentro de poco me va a ir a visitar a Mendoza Ciudad.
¿Cuándo volvés a Buenos Aires?
En febrero de 2015. El tratamiento dura 18 meses. Pero eso no significa que vas a estar libre de la droga. Significa que tenés que tener al Espíritu Santo para seguir un camino sin la adicción.
Además vivís en una zona conflictiva.
Sí. Vivo en Ciudad Oculta. Es difícil volver al lugar donde uno entró en la droga. Por eso para cuando llegue, mi mamá me está guardando una casita fuera del barrio. Me la está remodelando para que cuando yo termine la rehabilitación vaya a vivir ahí y forme una familia.
¿A qué te dedicabas vos?
Era ayudante de albañil y ganaba bien, pero cuando cobraba la plata no me servía.
¿Alguna vez robaste?
Sí. He caído preso dos veces. He robado. En Buenos Aires tengo que firmar una probation. Tuve que dejar de ir a firmar para poder ir al centro de rehabilitación y cuando vuelva voy a tener que arreglar con la Justicia para ver cómo puedo hacer. Eso es una cuenta pendiente que me quedó con la Justicia, pero gracias a Dios no estoy robando más, no estoy delinquiendo más, no tengo más armas, no lastimo a nadie y estoy haciendo una vida normal.
¿Qué fue lo más “límite” que hiciste?
Robar, que me corran y me den un tiro. Tengo un tiro de escopeta calibre 14 en la pierna, con varios perdigones. Casi perdí la pierna. A veces cuando hace frío siento dolores en los huesos.
¿Qué soñás para tu vida?
Me gustaría formar una familia, tener un hijo, mi propia casa y mis cosas. Me gustaría terminar de estudiar para poder tener un buen trabajo y ayudar a mi vieja con los problemas económicos. Y después me gustaría terminar de estudiar el oficio de mi papá, la tecnicatura en refrigeración.
Un mensaje a quien está en la droga.
Doy una palabra de aliento, porque sí se puede salir de la droga. Que le pongan fuerza, ganas, busquen un poco de Dios porque es lindo disfrutar del día a día.
No caigan en la droga. La droga hace mal, daña el cuerpo, la salud… podés perder la familia, los hijos, todo. Lo dice un chico que se está rehabilitando y que con la ayuda de Dios quiere salir adelante.
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