San Rafael, Mendoza miércoles 01 de mayo de 2024

La segunda oportunidad de Bachelet

La presidenta asume un nuevo mandato en Chile con la promesa de hacer las mayores reformas sociales y políticas de la historia reciente del país andino Isabel Allende y Michelle Bachelet sonriente tras recibir la banda presidencial / FELIPE TRUEBA (EFE)

La alegría se coló entre la pompa institucional. El protocolo en Chile fija que la ceremonia de traspaso entre presidentes sea rígida, sin lugar a discursos ni declaración de intenciones. Y sin embargo, a la nueva presidenta, la socialista Michelle Bachelet, no se le borró la sonrisa en 45 minutos. Había motivos. La historia parecía hacer justicia al mandatario derrocado Salvador Allende (1970-1973), a su fiel general Alberto Bachelet, muerto después de ser torturado por los pinochetistasen 1974, y a todos los que lucharon por la llegada de la democracia en 1990.

Es la segunda vez en 24 años que una formación le entrega el poder a sus opositores. La anterior fue hace cuatro años cuando Bachelet le entregó la banda presidencial a Sebastián Piñera y, en ambas ocasiones, ha sido evidente la madurez democrática chilena.

La toma de posesión se celebró en el Congreso de Valparaíso, a 120 kilómetros de Santiago, donde el régimen de Augusto Pinochet trasladó el Poder Legislativo. Por primera vez en dos siglos, una mujer asumía la presidencia del Senado. La socialista Isabel Allende, de 69 años, se emocionó al recordar a su padre: “Sé que él estaría orgulloso de ver a su hija en esta testera”, declaró. Y por primera vez, una mujer volvía a ser presidenta, después de haberlo sido entre 2006 y 2010.

La crisis en Venezuela provoca los primeros roces en la coalición

Fue Allende la encargada de prestar juramento a Bachelet: ”Señora presidenta electa, ¿jura o promete desempeñar fielmente el cargo de presidente de la República, conservar la independencia de la Nación y guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes?”. Y la nueva presidenta de un país donde un 67% se considera católico, el aborto está penalizado y donde no existe matrimonio homosexual, eligió prometer en vez de jurar.

Acudieron a la cita el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, el uruguayo, José Mujica, la argentina, Cristina Fernández, la brasileña,Dilma Rousseff, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y Felipe de Borbón, entre muchos otros dignatarios. “Esto refuerza la tendencia progresista de nuestra América Latina”, señaló Correa después de la ceremonia en referencia a los líderes izquierdistas presentes en el Congreso chileno.

La ausencia más destacada fue la del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que renunció al viaje a última hora sin aclarar la razón precisa. Bachelet, que el lunes sostuvo 22 reuniones bilaterales con los presidentes invitados, tenía contemplado reunirse con el mandatario caraqueño, pese a que la crisis política venezolana ha generado la principal fisura entre los partidos que la respaldan.

Los democristianos han condenado el régimen chavista, el Partido Comunista lo ha respaldado y la mandataria ha preferido tomar una posición tibia: “Mi Administración ofrecerá apoyo al Gobierno y al pueblo de Venezuela para realmente buscar los cauces democráticos, de diálogo, de paz social para que los propios venezolanos puedan encontrar ese camino”, señaló Bachelet hace unos días. En ese momento aún no había muerto en los disturbios de Venezuela una chilena de 47 años que recibió un disparo en la cabeza cuando intentaba despejar una barricada en Mérida.

La toma de posesión no fue el único acontecimiento que se vivió en el Congreso Nacional. En el Senado y en la Cámara prestaron juramento los nuevos parlamentarios, entre ellos la comunista Camila Vallejo, rostro de las protestas sociales de 2011. La geógrafa de 25 años, que se ha convertido en la diputada más joven, asumió junto a otros tres exdirigentes del movimiento estudiantil. Como Bachelet, la nueva congresista también prometió.

Isabel Allende, hija del presidente derrocado, asume la jefatura del Senado

El salón de honor donde se realizó el cambio de mando estaba abarrotado. Tiene capacidad para unas 400 personas, pero acogió a unas 800. Hubo que abrir espacio a delegaciones como la argentina. Fue la más numerosa, ya que Cristina Fernández sorprendió a la oposición invitando a sus representantes a viajar con ella a Chile.

El expresidente Sebastián Piñera se retiró de la ceremonia conduciendo su propio coche y en medio los incidentes protagonizados por un grupo de militantes de las Juventudes Comunistas, instalado fuera del edificio. El empresario deja La Moneda con un 50% de respaldo y no niega sus intenciones de postular al Gobierno en cuatro años más. Lo delató un acto fallido cuando se despidió de la guardia del Palacio presidencial con un “hasta pronto”.

Pocas horas antes de dejar el Ejecutivo, y convertirse oficialmente en expresidente, firmó un decreto que posibilitó a los funcionarios de su Gobierno eliminar correos electrónicos personales de los servidores públicos. La Fiscalía de Santiago, que tiene investigaciones pendientes en ocho ministerios, ordenó a los funcionarios de estas carteras que “no borren ni eliminen” los archivos. La Administración de Bachelet también reaccionó con molestia: “Es una pésima señal en materia de transparencia y constituye un incumplimiento del propio compromiso del presidente de que iba a entregar toda la información a las nuevas autoridades”, afirmó el portavoz del Gobierno, el ministro Álvaro Elizalde.

Fue la nota desagradable en una jornada marcada por un respetuoso traspaso de poderes.

Fuente: el país

FRANCISCO PEREGIL / ROCÍO MONTES Valparaíso / Santiago de Chile 

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