San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

Editan en Francia un texto poco conocido de Julio Cortázar sobre la dictadura

cortázarEn un año de muchos homenajes al autor argentino, una editorial francesa eligió una alegoría de los años oscuros, en co-autoría con Alberto Cedrón.

Rescatada del olvido por el escritor y traductor Mathias de Breyne, la obra conjunta de estos dos exiliados argentinos, Julio Cortázar y Alberto Cedrón, pintor, hermano del fundador del famoso Cuarteto Cedrón, sufrió muchos avatares, análogos a los de las vidas de sus creadores en esos años.

Las Raíces del Ombú (en francés, La Racine de l’ombú) es «una obra vagabunda del exilio», en palabras de Patrice Béray del sitio francés Médiapart.

Lo que inicialmente tenía formato de historieta, ha sido reeditado en Francia como «novela gráfica» por la editorial CMDE (Collectif des Métiers de l’Edition).

En 1977, escapando de la dictadura argentina, Alberto Cedrón (1937-2007) se exilia en Italia, donde vuelca en la pintura el infierno que acaba de dejar atrás, bajo la forma de una saga en la cual mezcla su historia personal con la del país. Luego, le envía este trabajo a Julio Cortázar (1914-1984), residente de larga data en París, quien se hará cargo de poner la historia en palabras, con una narración ubicada entre lo real y lo fantástico, que, dice Béray, «traza un camino de lectura en la visión alucinada de la histora argentina del pintor arrancado de su país».

El resultado es bello y sombrío, poético y político al mismo tiempo. En 1980, Cortázar escribió al respecto: «La realidad y la ficción se fusionaban de pronto en lo que sólo los imbéciles llamarían coincidencia…»

La elección del ombú, símbolo potente si los hay de la pampa argentina, no es coincidencia por supuesto.

El libro, de gran calidad editorial, está dividido en 4 partes: una primera titulada «Cuadros» que destaca la calidad pictórica de los dibujos de Cedrón; la segunda presenta correspondencia y textos de ambos autores; la tercera es la novela gráfica propiamente dicha; y la cuarta contiene algunos complementos biográficos y bibliográficos.

El traductor, el citado Mathias de Breyne, ya tiene en su haber una antología de escritores y poetas argentinos.

«Ninguna frontera de tiempo ni de espacio pasa a través de esta historia en imágenes y en palabras de Alberto Cedrón y Julio Cortázar –escribe Béray-. El tiempo que ha puesto en llegar a nosotros afirma su mensaje de luz y tiniebla».

Trama y realidad

Un auto se descompone en medio del campo argentino. Su conductor, extranjero, encuentra refugio en una casa al borde de la ruta, el hogar acogedor de Alberto. Será entonces una noche de confidencias en la cual Alberto cuenta su historia, la de su familia y la del país sometido por la dictadura.

La obra conjunta de Cortázar y Cedrón es una alegoría de toda la historia conteporánea argentina, «una suerte de alucinación contra el olvido», en palabras de sus editores.

El escritor y el pintor gestaron esta obra entre los años 1977 y 1978, en encuentros en París. Obviamente censurada en la Argentina, sólo fue publicada en 300 ejemplares por un pequeño editor venezolano a quien Cedrón dejó los originales. Fue recién en el año 2004, gracias a Facundo de Almeida, comisario de la exposición itinerante Presencia en Buenos Aires, relaizada en conmemoración de los 90 años del nacimiento de Cortázar, que la obra fue reeditada, a partir de la única copia de aquella primera edición que poseía Alberto Cedrón.

El pintor tuvo que reconstruir sus dibujos digitalmente, ya que los originales no pudieron ser recuperados.

En aquella primera edición de 1980, el propio Julio Cortázar presentaba el libro de este modo: «Lo mejor, como dicen los chicos, será contar cómo pasaron las cosas alrededor de esta historia, que desgraciadamente no es para niños pese a los croquis y los globos. Llamo a esto una historia y yo mismo podría escribir esta palabra con mayúscula, puesto que en ella lo imaginario es sólo un pivote o un punto de partida para lo demás, la realidad de la Argentina durante estos últimos decenios. Y se se le da en general a este género de obras gráficas el nombre de cómics, de tiras animadas humorísticas, sería mejor decir que aquí las máscaras son trágicas y que esta obra de Alberto Cedrón no se basa esenciamente en el juego o en la fantasía; partiendo de sí mismo como figura central del relato, las otras imágenes provienen de los recuerdos y de las evocaciones, del horror y de la esperanza; crónica de una visión argentina, entiendo por ello una visión actual del infierno»

Fuente: Infobae

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