Desde Mar del Plata, la diva habló de todo: su relación con los hombres, la reconciliación con su hija y su apoyo a la presidenta
Históricas frases, palabras inventadas y largos monólogos que dejarían a cualquier mortal sin respiro son parte del arte de Moria Casán y su «lengua karateka», una gracia que nadie como ella conoce. Por eso, hacer una nota con «la señora» –como la llaman en su entorno– suele resultar algo bastante sencillo: basta con encender la mecha y dejar que todo siga su curso natural.
De temporada en Mar del Plata, la ex diva ortomolecular conversó con Personajes.tv sobre todos los temas, inclusive sobre esos que no suele transitar tanto. Así, por ejemplo, explicó que asistió al polémico festejo por los 30 años de democracia porque «la invitaron» y porque le parecía «un acto de grosería no estar presente». También dio por terminada la disputa mediática con su hija, Sofía Castiglione, y se encargó de dejar bien en claro que no es amistad lo que la une a Carmen Barbieri.
-¿Cómo te sentís con este doble trabajo: actuación en Sorpresas y participación enBrillantísima ?
-Muy bien, muy cómoda. Es insólito, porque primero tuve que metabolizar la pelea interna de tener que competir conmigo misma. Es rarísimo estar en dos espectáculos. Pero bueno, es una idea del productor Javier Faroni que estamos cumpliendo a rajatabla con Carmen: por un lado «anfitrionamos» la revista y, después, subimos a hacer el musical de las monjas. Estoy casi dos horas en escena… Queda todo fantástico, lo que no me queda es demasiado tiempo para recuperarme. No tengo ni diez minutos para descansar, pero creo que administro bien mi energía y tengo una gran capacidad de laburo.
-¿Nunca te cansás o estás de mal humor?
-No, jamás, jamás. No me permito el malhumor como no me permito la depresión. No es que sea una reina del optimismo o que esté siempre up , pero no tengo cosas en mi vida como para estar malhumorada. Sí me molesta el malhumor de la gente, y por eso trato de no contagiarme. También me molesta la ineptitud ajena, o el griterío, o ir a un restaurante después del teatro y tener que esperar una hora la comida, esas cositas que por ahí a cualquiera hacen poner «chinchudo», pero tengo una vida gozosa, soy una mina sana, tengo todo lo que se puede tener.
-¿Cuál es tu principal fuente de energía?
-La realidad. Uno ficciona demasiado en esta profesión, siempre está jugando a ser otro. Y como he hecho durante tantos años revista, donde siempre juego a ser yo misma, metabolicé todo eso por realidad.
«No soy amiga de Carmen, soy su socia» COMPARTILO
-Todo el tiempo circula el rumor de que te estás peleando con Carmen. ¿No te cansa un poco?
-No. Nos divierte que sea así, porque es una fantasía que se hacen los demás. Somos mujeres muy grandes como para andar peleándonos; ya lo hicimos antes, terminamos en Tribunales y ahora estamos trabajando juntas. Podemos opinar distinto, pero no soy invasiva de la otra persona, soy muy respetuosa. Y en cuanto a nuestra sociedad, que es la teatral, todo está fantástico.
-Pero pareciera que todo el mundo está esperando que se maten…
-Porque lo que vende es el avión que se cae, no el que llega. Siempre es lo mismo, ya cansó que estemos amigas (risas). Pero no soy amiga de Carmen, soy su socia, y creo que conformamos una dupla teatral muy potente, somos dos de las mujeres más convocantes de la Argentina y eso lo cuidamos.
-¿Por qué decís que te cuesta tener amigas mujeres?
-Siempre me costó. No tengo amigas mujeres porque no me gusta la esencia femenina. Amo mi condición femenina y no la cambiaría por nada, pero justamente porque sé lo zorras y lo bravas que somos, me cuesta conectar con otra mujer desde un costado despojado. Mi abuelita decía: «Cuidate de la envidia de un amiga más que de la emboscada de una enemiga». En general las mujeres somos «complicaditas» y por eso me gusta más la naturaleza masculina. Tengo amigos «heteros» y amigos gays, porque yo me conecto muy bien con los hombres. En este momento, en mi casa, convivo con cinco hombres.
-Y no te traen problemas…
-Bueno, alguno que otro, por ahí alguno es un poco desprolijo, y esas cosas, pero me divierto con los hombres. Las mujeres me cansan un poco.
-¿Te hubiese gustado tener un hijo varón?
-Cuando quedé embarazada estaba segura de que era un varón y pensé en ponerle Bruno. Mi madre me iba a poner Bruno a mí, mi pareja se llama Bruno… Muy loco todo.
-¿Cómo están las cosas con Sofía?
-Muy bien, ella cumple años el viernes y no la voy a poder ver, pero sí nos vamos a encontrar la otra semana. Está todo perfecto, Sofía está divina y Helena está más bella que nunca. Está todo muy acomodado gracias a Dios.
-Hace unos días, Sofía tuiteó una foto diciendo: «Seguimos usando el papel higiénico como servilleta»…
-(Risas). ¡Me muero! Yo la re quemé en la tele contando que cuando voy a comer a la casa nunca hay servilletas y que comía con papel higiénico. (Risas).
-¿Te hizo algún reclamo después de eso?
-No, no, ya cuando nos juntamos fue para disfrutarnos, no para reclamarnos. Ya habíamos hecho nuestra catarsis.
-¿Vas a estar con Marcelo Tinelli este año?
-Sí, «el Chato» Prada viene el viernes que viene a tener una reunión conmigo, asi que supongo que será para hablar del «Bailando por un sueño». Probablemente vuelva a estar como jurado este año.
-¿Lo extrañaste a Marcelo?
-No, no tengo tiempo de extrañar cosas con tanto laburo. Creo que siempre está presente Marcelo, y que este año fuera de la pantalla le hizo bien tanto a él como a la tele. Me parece que muchos tuvieron que ponerse a crear otras cosas y no retransmitir en cadena el «Bailando…». Un descansito siempre le hace bien a todo el mundo.
-Fue muy polémica tu presencia en la celebración por los 30 años de la democracia en Plaza de Mayo. ¿Cómo te hicieron llegar la invitación y por qué decidiste ir?
-Me habían invitado un mes antes y ya me había comprometido a ir. Estuve ahí para apoyar la democracia y me parecía un acto de grosería no estar presente. Simplemente eso. Y fuimos con mi hija, en lo que fue la primera reunión social que tuvimos después de haber estado un poco alejadas.
-¿El hecho de tengamos una presidente mujer te invita a estar un poco más presente?
-Sí, yo apoyo el género femenino, me parece que hay que estar porque nos seguimos moviendo en un mundo machista. Igual no me siento discriminada ni mucho menos, sino que pienso que los avances de la mujer son impresionantes y me siento muy feliz por eso.
-¿A vos te costó mucho como la Moria Casán que conocemos?
-Nada. Soy la misma chiquita que a los 8 años decidió no tener más celos, que a los 12 decidió su independencia económica pidiéndole a su papá que en el garage de su casa pusiera una barra y un espejo para poder enseñar danza. Soy la misma con la misma cabeza y la misma esencia. Obviamente voy mutando y mis células mutan, voy cambiando mis agendas, he tenido muchos hombres, soy casada, soltera, viuda, divorciada, he tenido familias que he perdido y he vuelto a rearmar. Mucha cosa.
-¿Por qué creés que a tantas mujeres les cuesta abrirse camino en este mundo machista?
-No sé, a mi no me costó. Cuando una está firme en sus convicciones no te devoran ni los de adentro ni los de afuera. La primera vez que tuve que luchar fue en casa, porque mis padres querían que la nena fuera abogada, que estudiara, pero yo quería hacer lo que tenía ganas de hacer no lo que ellos querían para mí. Ya desde chiquita sabía que es lo que no quería, entonces tenía el impulso de ir para adelante con cosas que sabía que me iban a hacer bien; me allané el camino. Lo que veo es que la gente es muy boicoteadora consigo misma, que no disfruta ni aprovecha las oportunidades.
-Disfrutás mucho de abuelazgo… ¿A Helena cómo la ves?
-Helena va a ser vedette, porque lo que más le gusta en la vida es el teatro de revistas. Ama a las Xipolitakis, va a los camarines de las chicas, imita los bailes… La pasa brutal. Yo creo que es una artista en potencia porque es muy histriónica, pero para mí va a ser vedette.
Fuente: Diario Nación
Por Martín Artigas | Para Personajes.tv
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