Ya desde temprano había expectativa. Otra vez, una larga cola se formó en el flamante Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia (MAR). Las “nenas” estaban ansiosas. Se inauguraba la muestra “Yo Sandro, un mundo de sensaciones” en Mar del Plata. Y a muchas se les empañaron los ojos. “Me enteré cuando llegamos a la ciudad y no lo podía creer, estaba esperando ansiosa este día”, le dijo a Clarín Miriam, una abuela de 58 años, en la hilera de más de 100 metros que no paraba de crecer.

El corte de cintas lo hicieron Olga Garaventa (58), la viuda del ídolo, y el presidente del Instituto Cultural de la Provincia, Jorge Telerman. Una vez adentro, para las chicas, fue como un viaje en el tiempo. Un regalo. En el centro del domo de 270 metros cuadrados, a un costado del edificio del museo, resplandecían tres batas rojas. Esas que Roberto Sánchez usaba para cerrar sus shows. En distintos espacios, había cinco trajes, desde uno azul Francia con cuello blanco y volado hasta una chaqueta blanca tipo bolero decorada con trozos de espejos que Sandro usó en 1985.

En la carpa suena siempre música del ídolo y en las paredes, con tipografía gigante, se destacan sus frases como: “Hasta que apareció el rock, toda la gente se vestía de gris, azul y marrón. Con el rock llegó el color” o “Tengo admiradoras de 15 y de 70, me creen y encima me quieren, por eso les digo simplemente gracias por tanto amor”.

“No lo puedo creer, éste fue mi primer disco”, se quebraba una mujer frente a la portada de “Muchacho”. Allí se exhibían tapas de otros 12 álbumes y 41 discos de vinilo simples. “Este es un pequeño homenaje a Roberto y también a su público, a sus nenas”, dijo Olga. Según comentó esta muestra es diferente a la que se vio el año pasado en el Centro Cultural Recoleta y la idea es que, tras el verano, la expo recorra el país. Permanecerá abierta todos los días, menos los miércoles, de 11 a 23, gratis.

También se exhiben cinco guitarras que le pertenecieron, de diferentes estilos, entre ellas una Gibson que usó en los 70. También se pude disfrutar un varieté de portadas de revistas como Antena, Radiolandia y Anahí. Y una decena de discos de oro y platino.

“Recorrer estos pasillos es como recuperar mi pasado, emociona”, decía anoche una fan. Y el pasado de Sandro también está presente. En una sala, se ven fotos de su infancia en Valentín Alsina. Allí, se escucha la voz inconfundible, en un reportaje, diciendo: “En el conventillo de alguna manera nos unificábamos, era una habitación más de esa gran casa que era el barrio”. Cerca, en un atrio vidriado, cartas que le enviaban sus seguidores, muchas agradeciendo haber recibido una foto del ídolo por correo. Inolvidable. Recuerdos de una época de gloria.

Fuente: Clarín Espectáculos