Entrevista a Eduardo Levy Yeyati, economista y presidente del CIPPEC. Estuvo en el BCRA en 2002.
La devaluación del peso y los anuncios de apertura parcial del cepo y suba de tasas de interés, ¿Son parte de un plan o reacciones improvisadas ante una situación que se le fue de las manos al Gobierno?
— Estoy viendo una repentización frente a las señales que manda la realidad. No creo que haya un plan, el Gobierno va tomando decisiones en función de lo que sucede el día anterior y en muchos casos sobre la reacción de la población. Veo más un paso a paso que un plan.
-¿Pero vislumbra al menos el sendero que quiere recorrer el Gobierno?
Yo lo que digo es que es fundamental tener un plan porque ninguna de estas medidas tiene efectos si no se puede prever cómo sigue el día después. Creo que hay más una idea del rumbo que buscan en lo que hace el Banco Central. Incluso antes de la llegada de Juan Carlos Fábrega, el Central viene emitiendo al 25% cuando la tasa de inflación es mayor. Este proceso se aceleró más con Fábrega, quien dio señales de que las tasas seguirán subiendo y de hecho ya anunció que el martes pondrá un piso del 25%.
¿Y el resto del Gobierno?
Por parte de Economía veo más improvisación, un “probemos con esto y veamos que pasa”. Esa desorientación y falta de continuidad en las medidas hace que muchas de ellas pierdan su efecto potencial. El grave problema es la falta de coordinación. Sería importante que Kicillof coordine el trabajo con Fábrega, quien tiene las herramientas para controlar el dólar y el horizonte de hacia dónde debe irse en materia de política monetaria.
-¿No hay coordinación o la hay y no lo sabemos?
No estoy seguro de nada porque el Gobierno no comunica nada. Infiero en base a datos de la realidad. Sería fantástico que el Gobierno contara qué piensa. Pero da la impresión de que ello no sucede porque hay mensajes de Economía que son contradictorios con lo que hace el Banco Central. Además, no veo que se anuncie algo básico, como que Kicillof y Fábrega se reunieron con Capitanich para analizar medidas. No veo esa reunión. Por el contrario, veo más una interna entre Economía y el Banco Central.
-¿Qué quiere Kicillof?
-Es muy difícil saberlo. Creo que quiero que sus ideas, mal denominadas keynesianas, den frutos en términos de crecimiento y que el tipo de cambio se estabilice. El imagina, y se equivoca, que la suba del blue es solo fruto de la especulación. Para sintetizar, diría que Kicillof desea que la realidad se adapte a cómo él mira la realidad. Y eso no sucederá.
-Percibimos que está más atento a lo que hace el Banco Central.
Seguro. El cierre de juicios en el CIADI o los viajes a China y al Club de París me parecen irrelevantes. Más importante es lo que hizo el Central, que subió las tasas y no intervino para frenar el dólar. Esto me parece mucho más importante que el resto.
-¿Ocho pesos es un precio de equilibrio para el dólar, como dijo Capitanich?
-No estoy seguro que sea ocho. Y tampoco lo sabe el Gobierno. Es muy difícil determinar ese número que ahora todos quieren saber. Lo primero que tenés que hacer es llevar el tipo de cambio a un nivel donde la expectativa de devaluación sea inferior al 25%. Así el ahorrista pensará que el tipo de cambio no subirá a un ritmo mayor.
¿Y eso cómo se logra?
Si el Banco Central sale y anuncia un programa monetario creíble, con ciertos rangos de inflación y precio del dólar, y el Gobierno lo comunica formalmente al Congreso, ayudaría. Pero mi impresión es que no hay un programa integral; Economía no mira el mismo canal que el Central. En la medida que no hagan nada de esto la incertidumbre reinará, el ahorrista volverá sobre el dólar y las reservas seguirán cayendo.
¿Las paritarias ayudarían a ordenar el panorama?
Todo depende de qué creíble es el índice de inflación de febrero. Y ahí el Gobierno tiene un problema. La inflación se recalentó en diciembre y enero. Si mienten con el nuevo IPC van a generar una disrupción en las paritarias y más conflicto social. Es fundamental blanquear la inflación. Por otro lado, ningún programa monetario será útil si no tenemos un índice de inflación creíble. Es fundamental no errarle con el número del IPC nacional. Es una bala de plata que tienen y la deben usar bien.
-Es evidente el freno en la actividad. ¿Vamos a una recesión?
La actividad se venía desacelerando y es posible que tengamos un trimestre de contracción por la suba de precios. Pero si no paran la inflación es muy probable que en el segundo semestre del año la contracción se termine convirtiendo en una recesión. Hay que tener muy claro el dilema que hay entre pagar un costo moderado hoy, o que el experimento salga mal y terminemos pagando un costo más alto en el futuro. Por eso, creo que enero y febrero serán cruciales para el resto del mandato de Cristina Kirchner.
Fuente: Clarín
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